Cristiano Ronaldo y Lionel Messi son los personajes excluyentes de la última era del fútbol. De hecho, el surgimiento de ambos puede situarse perfectamente como un cambio de época en este deporte. Compitieron por transformarse en el mejor jugador del mundo y se transformaron en las insignias del Real Madrid y el Barcelona, dos de las escuadras más poderosas del fútbol mundial. Ciertamente, se pelearon (y se repartieron) casi todos los galardones individuales existentes. Y, cómo no, generaron adeptos y, por añadidura, trincheras. A ratos, de hecho el Cristianismo (el relativo al futbolista, se entiende) y el Messismo parecen irreconciliables.
El portugués, dueño de una personalidad avasalladora, siempre se ha encargado de destacar su posición. No ha vacilado, de hecho, en situarse como uno de los mejores jugadores de la historia, sino el mejor. Y, por supuesto, en darse como ganador en la disputa con el argentino. Sin embargo, el paso de los años le ha dado, al parecer, la madurez para aquilatar y reconocer los méritos de su principal adversario.
Elogios
A los 38 años, el luso se alista para liderar a Portugal hacia la clasificación a la Euro que se disputará el próximo año. En ese marco, aborda la rivalidad con la flamante figura del Inter Miami. “¿La rivalidad con Messi? No veo las cosas así. La rivalidad ya fue. Fue una rivalidad buena. Quien gusta de Cristiano no tiene por qué odiar a Messi o viceversa. Son dos jugadores buenos, o muy buenos (risas)”, establece, en su habitual estilo de hablar de sí mismo en tercera persona.
El análisis continúa, ahora en mezclando la tercera y la primera persona plural, en otro gesto integrador. “Cambiaron la historia del fútbol y continúan haciéndolo. Somos respetados en todo el mundo, eso es lo más importante. Él está haciendo su camino, como yo estoy haciendo el mío. Independientemente de si jugamos fuera de Europa, él está haciendo las cosas bien, por lo que tengo visto, y yo también estoy haciendo las cosas bien”, evalúa. Y sentencia: “Y el legado continúa. ¿Rivalidad? Yo no veo las cosas así. Compartimos el escenario durante 15 años. No digo que seamos amigos, pero somos colegas de profesión y nos respetamos mutuamente”, enfatiza.
La predicción cumplida
El portugués se refiere, también, a la irrupción de Arabia Saudita como un polo de atracción del fútbol mundial, principalmente en virtud de un poderío económico que le ha permitido allegar a varias figuras plenamente vigentes. Karim Benzema, Neymar y Sadio Mané son algunas.. CR7 es, por cierto, una de ellas y se atribuye la predicción del fenómeno. “Sabía que esto iba a pasar, lo dije hace seis meses y todos pensaron que el loco era yo. Pero, al fin y al cabo, el loco no está tan loco y resulta normal jugar en la liga árabe”, resalta.
En esa línea defiende el camino que tomó. “Para mí fue un gran privilegio cambiar la cultura de un país en términos de fútbol y que grandes estrellas se fueran a Arabia Saudita”, resalta respecto de la expansión de un medio que, con seguridad, continuará en función del soporte que le brindan los millonarios recursos que dispone.