Al final de la prórroga parecía que Croacia celebraría. Pero así como todo este Mundial, a cinco minutos del final un gol del Mario Fernandes, el lateral brasileño nacionalizado ruso, les amargó por última vez, porque luego, desde los 12 pasos, finalmente sonrieron.
En un partido intenso, quizás el más emocionante de estos cuartos de final, los dirigidos por Zlatco Dalic repetieron lo conseguido en Francia 98. Lo hicieron ante Rusia, un durísimo rival, que con un fútbol rústico y físico, se despidió luchando.
Los locales impusieron velocidad, complicaron a los croatas, quienes se movían por la cancha con la clara instrucción de jugar con más pausa, entendiendo que el buen toque que poseen en el mediocampo, el más poderoso de todos este Mundial, comandados por Modric y Rakitic, era la mejor arma para conseguir el paso a semis.
Fue difícil. Los balcánicos sintieron la presión prácticamente en toda la primera parte. Errores en los centros, en los despejes y en algunos pases, fueron parte del accidentado tranco por el que pasaron durante los primeros 40 minutos.
Y ante ese acoso, la apertura de la cuenta llegó como un premio para Rusia, gracias a su máximo referente en esta Copa: Denis Cheryshev. El jugador de los golazos, quien ni siquiera era considerado como titular antes de partir este Mundial, anotó su cuarta conquista con una genialidad en la que dejó sin opciones al portero Subasic.
Pero tras eso, la férrea defensa rusa se debilitó, pecando de confianza e inexperiencia. Rápidamente Croacia pudo leerlo. Diez minutos más tarde consiguió el empate. Modric envió un centro atrás para Karamazic, quien rodeado de cuatro defensores que apenas observaban, cabeceó con certeza.
Los balcánicos entendieron que ante el local lo mejor era atacarle, ahogarlo. Dalic se planteó ofensivamente, atacando nunca con menos de cuatro. Aparecieron Perisic y Rebic, los dos extremos. Rusia no encontró respuestas.
Modric no conseguía aparecer. Intentó crear jugadas, entregar algo de esa magia con la que maravilla en La Liga, pero lo suyo pasó ayer por el esfuerzo.
A 30' del final, la victoria pudo haber llegado para los croatas, luego de un remate de Perisic, pero el balón dio en el palo izquierdo.Todo a la prórroga.
Y en esa instancia, los blanquirrojos -que ayer jugaron de azul oscuro- supieron mantener el dominio y tenencia del balón. Vida dio la esperanza. De poco valió; Fernandes anotó y envió todo a la definición por penales.
Croacia contaba con Subasic, que ya ante Dinamarca había tapado tres penales. Pese a estar resentido en los isquiotibiales derechos, el arquero del Mónaco se negó a abandonar el campo. Sabia decisión. Tapó el primero y Fernandes desvió el tercer lanzamiento de los rusos.
Rakitic dio el toque de gracia para que Croacia vuelva a soñar, tras 20 años sin meterse en una semifinal. Inglaterra será el rival.