Pese a que la primera evaluación médica había sido optimista, lo cierto es que el diagnóstico de Martín Parra -el joven portero de Universidad de Chile que fue víctima de una bomba de estruendo en el Clásico Universitario- es de cuidado.
Según la última actualización médica del estado del fútbolista, éste sufre un “trauma acústico agudo con hipoacusia neurosensorial secundaria, más compromiso vestibular transitorio”. En otras palabras, el hombre que firmó por este año por los azules tiene daño en el oído interno, específicamente el nervio que va del este órgano al cerebro, y pérdida del equilibrio.
Por lo mismo, el portero “no podrá realizar entrenamientos normales, hasta un nuevo control de exámenes (jueves 6 de octubre), donde se determinará la evolución de su lesión, para definir un eventual reintegro deportivo”.
“Despertó mareado, con dolor de cabeza, y aún su sistema auditivo no está al cien por ciento. Pero está acompañado con el medico del club y varias personas lo hemos ido a visitar”, ahondó -un poco más- el gerente deportivo de Azul Azul, Manuel Mayo.
Directivo que también puso en duda que los laicos se presenten a la reanudación del encuentro, tal cómo lo determinó la Federación de Fútbol de Chile, porque “es lamentable que después de todo esto, un penal que no fue, que nuestro arquero haya sido perjudicado y que además se esté pensando en retomar el partido en no sé qué fecha, porque nosotros tenemos un calendario muy apretado donde todos sabemos lo que nos estamos jugando en el Campeonato Nacional, que además nos viéramos perjudicados por que va a ser en una peor fecha para nosotros. Me parece que no hay ningún respeto por la justicia deportiva y que acá los perjudicados totales serían la U y Martín”.
El compromiso será reprogramado. Aunque las autoridades del fútbol prometieron que se denunciará al al equipo de la franja al Tribunal de Penalidades de la ANFP, para buscar sanciones ejemplificadoras, y se presentarán cargos judiciales contra las dos personas que fueron detenidas en el sector de la barra de la UC, uno de ellos está identificado como quién activo los fuegos artificiales y el otro portaba una mochila llena de bengalas.