Veinte días atrás, en una de las oficinas de un club de la B, la idea comenzó a dar vueltas. Las llamadas entre los presidentes se hicieron cada vez más frecuentes. Las barras bravas amenazaba la continuidad del torneo, los futbolistas no querían jugar y los clubes pequeños buscaban armar una propuesta. Querían ganar tiempo.
La idea nació mirando hacia Argentina. La Superliga contemplaba que durante la temporada 2020 se enfrentaran los 32 equipos de Primera y Primera B. Todos contra todos a una vuelta y una sola fecha a doble, con clásicos. En 2019 no habría descenso.
El diagnóstico fue que todos los clubes de esta categoría apoyarían la moción, pues jugar con los elencos de Primera aumentaría las recaudaciones. En Copa Chile estaba el mejor ejemplo: los equipos de la B logran aumentar en un 60% los ingresos por borderó.
En algunos equipos, incluso, llegaron a armar un calendario de enero a diciembre de 2020. Comenzaría a jugarse el 16 de febrero y se daría por finalizado en 13 de diciembre. Las vacaciones estaban contempladas para los primeros 20 días de enero y desde el 14 de diciembre en adelante.
Entre los impulsores asumían el riesgo de que Wanderers rechazara el ofrecimiento, lo que finalmente sucedió. El equipo de la Quinta Región, que lidera la B, busca el ascenso. Los verdes, por concepto de CDF, seguirían recibiendo $ 80 millones y no $ 195 millones, que perciben los equipos de Primera División. Ante tal escenario, se pensó indemnizar a los caturros con cerca de $ 600 millones anuales, algo que nunca sucedió.
El viernes pasado la propuesta llegó a manos de Sebastián Moreno. Le gustó y se la hizo llegar al gerente de Ligas, Rodrigo Robles. La idea era tomarla como punto central para la exposición del martes, pero con retoques. La exposición, sin embargo, quebró el plenario. Enfrentó a los clubes con la mesa. "Perdonen el vocabulario, pero lo que acaban de presentar es una huevada", fue el reclamo que lanzó Victoriano Cerda, timonel de Huachipato, según un presente.
Después de una hora y media, Robles exhibió nuevamente el plan Superliga 2020, esta vez con coeficiente de descenso, el gran pero de la propuesta original. Al final, no fue necesario votar el nuevo formato, pues la opción de no continuar no alcanzó el quórum necesario.
El proyecto Superliga sigue vivo para la nueva votación de mañana. Y con más fuerza, porque el CDF lo aprobó, interesado en que hay más partidos para transmitir. El canal quiere que se parta el 15 de enero.
Otras propuestas
Igualmente los clubes alistan otros formatos para el consejo de mañana. Iquique presentará uno para la temporada 2020 en la que descienden dos equipos y dos juegan liguilla. La B, según esta fórmula, tendrá cuatro equipos que podrán ascender. Se partirá con rendimiento de descenso.
Cobreloa buscará convencer con su idea: considerar las 24 fechas disputadas en 2019, jugar 15 en 2020 y que se concreten dos descensos y ascensos en mayo.
Wanderers, con una cuarta fórmula, será más radical: propondrá que la actual tabla se respete y se concreten dos ascensos y descensos.
En el caso de que se suspenda definitivamente el fútbol, los clubes deberán votar por una de estas cuatro propuestas.