31 años cumplió este domingo Lionel Messi. Feliz no debe de haber estado en su cumpleaños dado el momento de la selección argentina y la avalancha de críticas que ha recibido tras el empate ante Islandia y, especialmente, la derrota frente a Croacia. Otra vez, como tantas veces, al jugador del Barcelona se le achaca lo poco determinante que es cuando viste la camiseta albiceleste. En la estrepitosa caída ante el equipo de Modric y Rakitic, la actuación del 10 fue lamentable. No solamente no apareció para desequilibrar. Lo que más molestó al medio trasandino fue su actitud apática, desconectado del equipo, como un fantasma caminando por la cancha. De las peores presentaciones del capitán argentino jugando por su país.
¿Qué le pasa a Messi cuando juega por Argentina? ¿Por qué no aparece el jugador extraordinario del Barcelona? Aunque es evidente que la compañía que tiene en el club español es distinta y el funcionamiento colectivo de ambos equipos muy diferente, también resulta patente que su rendimiento empeora cuando viste la albiceleste.
La presión, la exigencia y las obligaciones que recaen sobre el goleador jugando por su país parecen asfixiarlo. Messi no disfruta jugando por Argentina, lo sufre, situación que influye negativamente en su rendimiento.
Más allá de las excusas, para un futbolista que aspira, con merecimientos, a ser reconocido como el mejor del mundo, se hace perentorio responder a ese cartel jugando con su selección. La comparación eterna con Maradona muestra una diferencia abismal en el rendimiento de ambos con la diez albiceleste. Messi parece estar a años luz de Diego en ese ítem y no hay dudas sobre quién ha sido más determinante dentro de la cancha con Argentina.
Para ser justos, Messi ha sido fundamental en muchos de sus 126 partidos jugando con la albiceleste. El tema es que en la retina quedan los duelos más trascendentales en los que no ha aparecido, como en la final de Brasil 2014 o en las definiciones de las copas América ante Chile. El jueves contra Croacia era otra de esas jornadas en que su presencia inspirada se hacía más importante que nunca. Pero, otra vez, no apareció.
La mediocre Argentina de Sampaoli se encomienda a su referente para vencer a Nigeria y avanzar a octavos de final en Rusia. De nuevo presión y máximas expectativas sobre el 10. Veremos si esta vez responde.