Por estas horas, el Real Madrid es todo fiesta. No es para menos. El sábado, al vencer al Borussia Dortmund, los merengues consiguieron la 15ª Champions League de su historia, lo que amplía su ventaja en el primer puesto de los ganadores del trofeo, considerado el más importante a nivel de clubes en el mundo.
En la familia Carvajal, el logro tiene un valor inconmensurable. Al margen de la trascendencia historia que tiene por definición, porque dos de sus integrantes se transformaron en protagonistas. Cada uno dentro de su espacio y función, se llevaron la atención del mundo.
Goleador
Dani Carvajal hijo conoció la gloria en la inolvidable jornada sabatina en Wembley. En los 74′, el defensor capitalizó un tiro de esquina ejecutado magistralmente por Toni Kroos, otro que vivía una jornada especial, por tratarse del ultimo duelo con la camiseta merengue y como jugador de un club, y abrió el marcador, que más tarde sentenciaría Vinicius Junior.
Si la sola participación del zaguero, canterano del club, del que solo salió en el inicio de su trayectoria para militar en el Bayer Leverkusen, ya suponía una enorme carga emotiva, su condición de goleador le agregaba un elemento decisivo a su presencia en el campo de juego. Derechamente, le inscribía en la historia del club más ganador del mundo: sumaba su sexta Champions dejando, por añadidura, una huella imborrable.
El padre policía
Dani Carvajal padre es oficial de la policía española, una tarea que supone momentos ingratos, pero que cada cierto rato también ofrece inolvidables satisfacciones. En el ejercicio de sus funciones, fue asignado a un servicio bastante significativo: garantizar el orden en la celebración madridista, particularmente en lo relacionado con el desplazamiento del bus que trasladaría al plantel que encabeza Carlo Ancelotti por las calles de la capital ibérica. Aunque los hinchas merengues están, en rigor, acostumbrados a celebraciones de esta magnitud, siempre existe la posibilidad que se produzca algún desborde. Carvajal padre es uno de los efectivos del escuadrón montado.
Al oficial Carvajal le encomendaron, además, una misión especial: procurar que no hubiera contratiempos en el paso de la Orejona, lo que en la práctica implicó que estuviera siempre cerca de su hijo.
Fue en medio del alegre trayecto que Dani, el hijo, le fue a buscar para ofrecerle el trofeo y pedirle que posaran juntos para una fotografía, en una de las imágenes más emotivas que dejó el camino hacia la Plaza de Cibeles, el epicentro de todas las celebraciones de títulos de los madridistas.