Dani Alves saca la voz. Por primera vez desde que está recluido, luego de ser acusado por una presunta violación, en una fiesta en Barcelona, el ex lateral del cuadro culé se defiende de las acusaciones en una entrevista que concedió a la periodista Mayka Navarro.
De entrada, apunta a la denunciante. “No sé si ella tiene la conciencia tranquila, si duerme bien por las noches. Pero yo la perdono”, comenzó señalando tras los meses que ha debido vivir privado de libertad mientras espera la resolución del caso que hoy da la vuelta al mundo.
“Yo apelo a su conciencia. No ha habido ni una sola noche que yo no haya dormido tranquilo. Ni una sola noche. Tengo la conciencia tranquila. Nunca he hecho daño voluntariamente a nadie. Y a ella aquella noche tampoco”, enfatiza.
Alves aclara los motivos que lo llevaron a hablar con la prensa. “Quiero que conozcan la historia a partir de lo que yo viví aquella madrugada y en aquel baño. Hasta ahora se ha explicado un relato ‘asustadizo’ de miedo y de terror, que nada tiene que ver con lo que pasó ni con lo que hice”, justifica.
¿Qué pasó esa noche? “Nosotros llegamos al Sutton, a la mesa que nos asignaban con frecuencia y, como siempre, se acercó el responsable del VIP para preguntarnos si queríamos conocer a alguna chica. Eso pasaba siempre que no iba con mi mujer. Le dije que sí y primero se acercaron dos chicas. Pero nos incomodó que quisieran hacer fotos. Les pedimos que se fueran. En ese momento pasaron las tres jóvenes frente a nuestra mesa y nos miraron. Nosotros también a ellas. Estaban con unos mexicanos, que me reconocieron. Ellas no dejaban de mirarnos. Le pedimos al camarero que les preguntaran si querían acercarse. Y vinieron. Nosotros teníamos champagne y les ofrecimos pedir cualquier cosa que les apeteciera. La señorita con la que tuve el problema empezó a bailar muy pegado a mi. Yo no me aparté”, explicó Alves sobre el primer encuentro.
“Yo le propuse ir al baño. Lo hice porque sé que está ese baño. Llevábamos un rato bailando muy pegados. No nos besamos, ni nada. Pero era evidente por los movimientos y las miradas que había una atracción”, reconoció el futbolista y agregó: “Hablamos, sí, pero de tonterías de la noche. Nada importante. Pero hay un momento en que nos estamos acercando mucho. Estamos en un lugar público y aunque mi amigo Bruno se coloca delante todo el rato para evitar que nos hagan fotos, yo le propongo ir al baño. Le digo que entraré primero y la esperaré”, complementó.
Alves continúa contando su historia. “Yo entré detrás de ella. Ni cerré la puerta con pestillo. La puerta estuvo abierta en todo momento, podría haberme ido porque yo permanecí sentado prácticamente todo el rato sobre la tapa del water”.
“Ella en ningún momento me dijo que me detuviera. Ni hizo ningún gesto de quererse ir. La puerta estuvo abierta en todo momento, podría haberse ido porque yo permanecí sentado prácticamente todo el rato sobre la tapa del inodoro (...) y el rasguño es por permanecer de rodillas mientras me realizaba una felación. No hay ni una sola marca en su cuerpo que explique esa violencia con la que ella dice que la moví en baño”, continuó.
De hecho, Alves apela a la conciencia de la denunciante. “Se me ocurre que hay alguien que le aconsejó mal...”. Y añade: “Que se sintió mal después de hacerlo, que dio un paso adelante y que no ha sabido salir del lío en el que se ha metido y en el que me ha metido”.
En la conversación, que duró casi dos horas, el brasileño también aprovechó para “pedirle perdón a la única mujer que pudo haber lastimado”: Joana Sanz, su todavía esposa.
“La mujer con la que me casé hace ocho años, con la que sigo casado, y con la que espero seguir viviendo toda mi vida. Ya le pedí perdón personalmente aquí, en prisión, pero debo hacerlo públicamente, porque la historia es pública, la ofensa es pública y ella merece esas disculpas públicas”, dijo.
“Han sido, están siendo y serán días muy duros para ella. Le agradezco todo lo que está haciendo por mí. No es fácil su papel. La quiero y este tiempo en prisión he pensado mucho en nuestro matrimonio. Tengo la certeza de que no me equivoqué al elegir a Joana como mi mujer. Aunque quizás ella sí se equivocó conmigo”, se lamentó el ex lateral.
Para cerrar, Alves explicó por qué cambió tantas veces su versión frente a la policía. “Si alguien ha amado alguna vez de verdad, si ha conocido, como yo, el amor verdadero, sabrá que por conservar ese amor, uno hace cualquier cosa. Y yo mentí. Tuve miedo de perder a Joana y por eso mentí. Luché a la desesperada por salvar mi matrimonio de una infidelidad, sin importarme las consecuencias que estoy pagando”.
“Mentí, pero en cuanto le pude contar a mi mujer lo que había pasado realmente aquella noche y le pedí perdón, quise declarar otra vez y contar la verdad. Tengo claro que todo esto que estoy viviendo es una pesadilla. Que espero que algún día terminará”, concluyó.