Daniel Passarella es una de las leyendas vivientes del fútbol argentino y un personaje recurrente a la hora de hablar del balompié de ese país. Sin embargo, hoy está sumido en un delicado problema de salud, que de acuerdo a la prensa argentina, es irreversible. Se trata de una enfermedad neurodegenerativa que padeció su padre y que también hoy tiene Edgardo Bauza.
De acuerdo al diario deportivo Olé, el Káiser “padece una enfermedad neurodegenerativa similar al ELA que no sólo le causa secuelas físicas, sino que además le provoca, cada vez con más asiduidad, que no pueda ubicarse en el tiempo y en el espacio”.
De acuerdo al reporte del citado medio, la enfermedad le impide al expresidente y exentrenador de River Plate hacer una vida normal y cada vez necesita más ayuda para valerse. “Ya no es más el Passarella que conocimos. Ahora es otro Daniel”, comentó un amigo suyo.
“Sus íntimos aseguran que muy pocas veces sale solo de su casa y que sus únicas actividades en la actualidad son algunos paseos en su Mercedes Benz por las cercanías de la casa de Lomas de San Isidro pero con asistencia, ya que abruptamente puede olvidarse la dirección a la que iba o perder la orientación. O las visitas periódicas a Chacabuco donde desde hace unos años vive su hijo Lucas”, revela la nota.
Incluso, su hijo menor tiene en sus planes regresar a Buenos Aires para estar más cerca de su padre, ya que el avance de la enfermedad no solo le impide dedicarse a la dirección técnica, sino que administrar sus bienes o realizar otras tareas más cotidianas.
Los primeros síntomas los empezó a experimentar hace tres años y con el paso del tiempo se hicieron más frecuentes. En diciembre de 2020 hizo su última aparición pública en el funeral de Alejandro Sabella. Sin embargo, rompió el silencio mayo del año pasado en una entrevista con El Deportivo.
En esa conversación, Passarella hablaba de su deseo de volver a dirigir, aunque poniendo ciertas condiciones. “Cuando me llamen un club o una selección serios, que no empiece la conversación por la plata que quiero ganar. Que el diálogo se inicie con el proyecto que voy a presentar… La pregunta no es qué podés mejorar del equipo, te ponés en cuatro o cinco días en órbita para tener un conocimiento del club”, señalaba.
Incluso, en esa misma conversación tampoco descartaba dirigir a este lado de la cordillera. “Me gustaría dirigir en Chile, tiene jugadores que pueden mejorar mucho. Hay que ver el equipo que te toca, qué jugadores tiene y cuál es el deseo de la comisión directiva. Es lo fundamental. Usted si va a Italia y entrena a la Juventus o el Inter, no tiene que preguntar nada, solo ser campeón. Es así, si no, es fracaso, hay mucho dinero en juego”, planteaba.
En los últimos meses, sonó su nombre para dirigir en Centroamérica y en China. Sin embargo, según su entorno, esto hubiese sido imposible porque su condición de salud se lo hubiese impedido.