El daño colateral de la suspensión
Desde la televisión al vendedor de maní. De los guardias a los dueños de buses. El mes y 11 días sin fútbol no solo complica a los equipos y a los jugadores, también genera otros perjuicios.
La prolongada suspensión del fútbol profesional no solo afecta a los jugadores y a los clubes. Hay otros actores de la industria del fútbol, distintas prestaciones y servicios, que han sufrido daños colaterales. Desde los más sofisticados hasta los más humildes, como la venta de sandwiches y maní. Gente que no gana millones, pero que también vive en torno a la actividad.
Personal de seguridad
"Me ha afectado muchísimo. Estamos sin ingresos. La mayoría de la gente que trabaja conmigo es independiente", dice Emanuel Soto, dueño de ESN Seguridad. La firma es la encargada de resguardar los partidos de Universidad Católica, entre otros clubes. Entre 22 y 35 mil pesos por encuentro obtiene un trabajador en este rubro. "Se paga por servicio realizado", destaca Soto, quien comenta que "los partidos de alta convocatoria ocupan unos 150 efectivos como mínimo, lo que se traduce en 5 ó 6 millones de pesos de ingreso".
Los precios varían según la categoría de los encuentros (A, B y C) y los cargos se distribuyen de acuerdo a guardias, supervisores o jefes de grupo. Cada uno, naturalmente, recibe una retribución acorde con la responsabilidad que asume.
Raúl López trabaja con diversos clubes. En su caso, aporta contingente a Unión Española. "Tenemos muchas personas que viven de esto y no les está alcanzando para llegar a fin de mes", afirma. Y apunta: "Hay gente que trabajaba en eventos nocturnos, pero estos se han ido restringiendo cada vez más".
Los valores dependen de la convocatoria que impliquen los encuentros. En la Octava Región, por ejemplo, Universidad de Concepción, que no lleva una gran cantidad de hinchas, desembolsa cerca de $ 1,2 millones por cada servicio.
Concesiones de venta de alimentos en el estadio
Un clásico de los estadios es la venta de maní. Carlos Maripangui lleva 43 de sus 60 años en este oficio y la suspensión lo ha golpeado fuerte. "En cada estadio somos 80 ó 90 vendedores. Todos vivimos del comercio. En un partido de 10 mil personas se venden unos 300 ó 400 paquetes de maní, a 1.000 pesos cada uno", revela. "Estamos todos de acuerdo con las demandas sociales, pero el vandalismo nos está frenando. Por unos pocos no se puede jugar. Ojalá los futbolistas entiendan esto", añade el comerciante, que se mueve en cuatro estadios de Santiago y en el Movistar Arena. De hecho, los eventos de este último recinto han sido la salvación de algunos. "Los conciertos nos han ayudado, pero no a todos. De unos 80 que están en el estadio, apenas unos 20 pueden trabajar en el Arena".
Abonados al CDF
Nicolás Ávila acaba de dar de baja el Canal del Fútbol, debido a la suspensión de los torneos. Sin embargo, el proceso fue algo engorroso. "Leí que el CDF decía que no debía devolver el dinero porque han transmitido su parrilla. El problema es que casi toda la programación está en la señal básica, por lo que no es necesario contratar el CDF Premium o HD. Obviamente existe la molestia. Yo solicité la desvinculación del canal por teléfono, pero te tienen 40 minutos esperando y uno tiene que ir a la sucursal. Ahí te ofrecen descuentos a futuro, pero dada la contingencia no te da otra opción que cancelar el canal". Precisamente, hay cableoperadores como VTR que ofrecen un descuento de un 50% por cuatro meses. Es decir, una rebaja hasta $ 5.495. O, en el caso de Ávila, una compensación de $ 5.000 por cerrar la suscripción.
Ante la consulta de La Tercera sobre la baja de suscriptores en este período de agitación social, desde Turner apuntan: "Cada cableoperador maneja sus cifras y nos entregan un reporte mensual. El último que nos llegó es de octubre, por lo que en este minuto no existe el dato preciso".
Comunicaciones
Orlando Villagrán es relator del Canal del Fútbol y padre de dos niñas. En su caso, la remuneración que percibe es por partido narrado. "El mundo del fútbol hizo todos los esfuerzos por visibilizar la contingencia, pero al parecer eso no fue suficiente, por lo mismo nuestra seguridad es primordial y mientras eso no pueda resguardarse hay que aguantar el chaparrón", afirma.
Ante la compleja situación, el profesional, quien adhiere a las demandas ciudadanas, ha debido buscar ingresos en otras áreas. "Hay que recurrir a actividades de remuneración más inmediatas como Uber y Cornershop, que ya he hecho cuando el fútbol ha estado detenido por calendario. De todas formas, la gente del canal ha estado muy pendiente de mi situación, lo cual se agradece muchísimo, porque entiendo que arreglar este tema social escapa totalmente de nuestras manos. Ojalá se solucione pronto".
Hotel y traslados
Los hoteles y las empresas de buses que generalmente reciben y trasladan respectivamente a los equipos también han visto mermas. Mario Lucero, gerente de la rama de fútbol de Universidad de Concepción, detalla los gastos en que incurren para estos servicios. "Si se juega de local, un viaje desde el hotel de concentración al estadio sale $ 120.000; si hay un viaje a Santiago, que siempre se hace en un bus salón cama, el costo de $ 1,6 millones. Mientras que si ese mismo viaje se hace en avión, los pasajes salen alrededor de $ 3 millones, dependiendo de la antelación en la compra y del lugar al que se vaya", explica.
Por otra parte, el ejecutivo comenta los valores de una concentración. "Si es de local, sale cerca de un millón y medio. Mientras que si es de visita, el valor aumenta a $ 2 millones. En ese caso hay que considerar las cuatro comidas que consume una delegación completa", precisa.
Asientos que se pierden
Alfredo Fuentes tiene asientos para todo el año en los partidos de Universidad de Chile. Esa inversión incluye, también, a su grupo familiar. "El abono cuesta $ 314 mil por asiento y tengo cuatro", parte señalando. Las localidades corresponden al sector Fuera de Marquesina. En el caso de los estudiantiles, los planes parten en los $ 78 mil anuales para la galería norte, la menos apetecida por los fanáticos.
Ante la situación, el hincha dice que debió asumir la iniciativa y contactarse con Azul Azul para obtener una respuesta. "Llamé a la ejecutiva y me dijo que han pensado en compensar y una de las maneras sería extendiendo la vigencia del abono. Sin embargo, no hay nada formal de parte del club", asume.
En ese contexto, Fuentes esperaba ayer que se reanudara la actividad, lo que prácticamente está descartado de cara al consejo que se realiza hoy en Quilín. "Soy partidario de que se vuelva a jugar. Es peligroso, pero las barras no pueden programar el fútbol", sostiene.
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