Es la tarde del miércoles y Dante Bottini (40) se las arregla para pasar los días en Bradenton, donde vive. “Está complicado en Estados Unidos, pero donde vivo yo, no tanto. No te hacen hacer cuarentena, se puede salir, pero estoy tratando, si salgo, de hacerlo con mucho cuidado; de no estar en contacto con gente, de estar separado. He estado mucho en casa, la verdad”, comenta. Esa monotonía se rompió el lunes, cuando la ITF anunció la sanción de 11 meses para su pupilo, Nicolás Jarry, por un positivo por ligandrol y estanozolol, encontrados en un control durante la Copa Davis, en noviembre pasado. “Estoy más tranquilo. Por suerte, sabemos la sanción y la fecha en la que él puede volver. Así que eso ya nos da una idea y un aire para prepararnos para la vuelta”, afirma.
Ha sido un año raro para el técnico argentino. Uno de muchos cambios. En octubre de 2019, le decía adiós al japonés Kei Nishikori tras casi una década juntos y llevarlo a ser cuatro del mundo. Después de un breve receso, aceptó el desafío de tomar a un Nico que buscaba dar el salto. Comenzaron en diciembre en Estados Unidos. Se complementaron bien e iniciaron un proceso con muchísima ilusión. Todo eso se interrumpió de golpe. “Fue durísimo. La verdad es que fue un golpe tremendo, fue un shock. Yo estaba en Brisbane, era de noche. Me lo comunicó el agente de Nicolás. Me mandó un mensaje: ‘Dante, ¿podemos hablar? Es medio urgente’. Le dije: ‘Dale, llamame’, y me contó todo esto. No lo podía creer”, recuerda.
Para Bottini fueron días difíciles, ya que restaba más de una semana para que se oficializara la suspensión provisoria y Jarry decidió seguir jugando para aprovechar al máximo el tiempo y también como una forma de distraerse de la pesadilla que estaba comenzando a vivir. Así jugó la última jornada de la ATP Cup e incluso alcanzó a disputar la qualy de Adelaida. Pero ese 14 de enero todo salió a la luz pública y comenzaba un nuevo camino. El entrenador asegura que nunca pensó dar un paso al costado. “No, para nada. Sabíamos que le había dado doping, pero no sabíamos tampoco de la sanción, ni cuánto ni en qué momento se la iban a dar. Mi primer pensamiento fue tratar de apoyar cien por ciento a Nico, porque sabía que esto iba a ser un golpe durísimo para él y me ponía en sus pies y era horrible. Traté de estar con él lo máximo posible y de apoyarlo al máximo y de charlar y de ir viendo cómo era esto”, manifiesta.
Nunca dudó de la integridad de su dirigido y esa fue la principal razón para mantenerse junto a él en este proceso, en el que finalmente el fallo determinó que los suplementos estaban contaminados, reconociendo que no hubo intencionalidad, pero lo castigó por no haber sido más riguroso a la hora de ingerir el producto. “Desde el momento cero confié en la inocencia de Nicolás. Es que es imposible que un tenista hoy en día quiera hacer trampa dopándose, porque les hacen exámenes rigurosamente. En cualquier momento del día pueden llegar a tu casa y hacerte un examen. O sea, no hay chance de que alguien trate de sacar ventaja hoy en día, y menos de Nico. Lo conozco a él, a su familia. Sé cómo es él, que se cuida en todo, que es muy meticuloso, que quiere hacer todas las cosas bien... Por supuesto que no me cambió la perspectiva, para nada. Sigo confiando en él y sé la persona que es. Se equivocó en ese procedimiento, pero ya está”.
Mientras el número dos del país iniciaba su defensa, otros jugadores comenzaron a tentar a su coach. “Cuando lo hablamos con Nico, él me pidió que siguiéramos entrenando. Después hablé con él, con el agente y con el padre, y les dije que lo iba a esperar y que íbamos a hacer todo lo posible. También teníamos que ver qué sanción le iba a llegar. Si le daban una sanción de dos años, obviamente no íbamos a seguir juntos porque no iba a ser conveniente ni para él ni para mí. Pero bueno, le dije que lo iba a apoyar, que lo iba a bancar. Le dije que se tomara un par de semanas y que viéramos cómo iba a ser todo esto. Después llegó el coronavirus y ahí ya se congeló todo un poco más. Pero sí, me llegaron un par de ofertas. Siempre les dije lo mismo a los jugadores, que estaba muy agradecido por el interés de ellos, pero por ahora iba a esperar e iba a bancar a Nico en ver qué decisión iba a tomar la ITF”.
Con ese espaldarazo, lo siguiente era buscar la manera para que el nieto de Jaime Fillol enfrentara lo que se le venía encima. “Nico estuvo muy enfocado y muy ocupado con este caso. Estuvo trabajando durísimo y también psicológicamente fue muy duro para él. Él estaba en Chile y yo acá. Entonces, decidimos darnos un tiempo para que él pudiera trabajar en esto, pero estábamos en contacto bastante seguido. Todo el tiempo, la verdad. Ahora que sabemos, ya tenemos un panorama más claro y, cuando se termine esto del coronavirus y se pueda viajar un poco, nos reuniremos para entrenar de nuevo”, sostiene.
Bottini también es muy sincero a la hora de señalar que extremarán al máximo las precauciones para que no vuelva a ocurrir un problema semejante. “Yo no sabía de dónde venían estas pastillas, Nico las venía tomando hace años y esto le pasó cuando yo no estaba con él todavía. Y bueno, lamentablemente él nunca me dijo de estas pastillas, que venían de tal lado... Yo le podría haber dado mi punto de vista… Por supuesto que se aprendió la lección, Nico aprendió la lección de la más dura manera, pero imagino que ahora tendrá que estar más atento y obviamente le voy a decir que me diga todo lo que hace”. Además, confirma que está pendiente cómo conformarán el cuerpo técnico. “Ese tema lo voy a tocar más adelante con Nico”, anuncia.
El estratega ya se imagina cómo será el regreso a las prácticas y hacia dónde van a enfocar el trabajo. “Quiero ver a Nico cómo está. Físicamente no debe estar en su mejor momento, me imagino. No vamos a trabajar en un aspecto, sino que en un montón de aspectos que veníamos trabajando; ponerle un poquito más de top a la bola; tener un poquito más de percepción de cómo jugar en la cancha, de cómo jugar los puntos. La verdad es que no tengo solo un golpe que quiera trabajar en él. Tenemos mucho tiempo para trabajar… También me gustaría trabajar en las piernas de él; que le pegue y se meta y salga un poquito de la cancha”, proyecta.
Por causa de la pandemia el ranking está congelado y se pueden dar dos situaciones extremas: que el ranking siga congelado hasta fin de temporada, por lo que Jarry volvería en el puesto 89, o que se reactive y pierda todas las unidades, las que en condiciones normales hubiera perdido en julio tras no poder revalidar el título del ATP de Bastad, su única corona. Su entrenador está expectante: “No tenemos el panorama perfecto. Hay que esperar qué es lo que va a pasar. Sería fundamental que retenga los puntos, que estén congelados y empezar con un ranking top 100 a fin de año. Ese sería el mejor escenario para él”.
Otro objetivo que al tenista le quita el sueño es la posibilidad de disputar los Juegos Olímpicos, postergados para el próximo año. Y si bien Nico se ha mostrado muy ilusionado, Bottini lo aterriza. “No tiene que tener a los Juegos en su cabeza, además tiene que estar entre los 56 primeros para entrar. No, esa no sería una meta para él. Sería increíble, pero no quiero que se ponga a pensar en eso, porque sería agregarle una presión de locos. Es lógico que él los quiera jugar y a mí también me gustaría que entre y juegue, pero estamos hablando de algo todavía muy lejano. Tenemos que ir de a poquito pensando en mejorar su juego y obviamente el ranking, pero sin ponerse una meta de esas”, sentencia.