De desechado en la U por indisciplina a ser la esperanza de gol de la Roja: los episodios que han marcado la controvertida carrera de Damián Pizarro
El delantero de Colo Colo encabezará la ofensiva de la Selección ante Paraguay. Sus características, difíciles de encontrar en el medio nacional, convencieron a Eduardo Berizzo, sobre todo después de su actuación en los Juegos Panamericanos. En el Cacique ya está más consolidado. Antes, sí, pasó por un difícil trayecto, que incluyó a los azules.
Damián Pizarro será el centrodelantero de Chile ante Paraguay. Si no sucede nada extraño ni imprevisto, el delantero de Colo Colo comandará la ofensiva de la Roja, que completarán Víctor Dávila y Ben Brereton por las orillas y que tendrá a Alexis Sánchez como eventual volante de enlace, aunque con la libertad que suele caracterizar los movimientos del Niño Maravilla.
El delantero albo convenció a Eduardo Berizzo en los Juegos Panamericanos. En el certamen continental, el ariete no convirtió goles, pero para el entrenador se transformó en una pieza fundamental. Con esa convicción, no solo determinó incluirle en una convocatoria que tiene una alta presencia de elementos que obtuvieron la medalla de plata en Santiago 2023, la denominada Generación Diferente, sino, además, designarlo como uno de los titulares. “Me agradó mucho su juego en Santiago 2023, sin convertir tanto, pero genera y provoca, encuentra las espaldas de la defensa rival, tiene muchas cualidades físicas notables y ojalá que los partidos de máximo nivel lo terminen de moldear como un futbolista importante”, expresó el estratega en la conferencia de prensa previa al choque ante la Albirroja.
La esperanza de Berizzo en torno a las cualidades de Pizarro alcanza hasta para una especial conceptualización. “He conversado con él (Pizarro). Debe ser un optimista del gol y generar la energía necesaria para convertir tal como hizo el domingo, fabricar situaciones”, explica. “Luego, acertará. Es muy joven, crecerá, aprenderá, se beneficiará del roce y de los otros futbolistas. Eso lo hará mejor y terminará metiendo todos los goles que fabrique”, sostiene, en relación a un cuestionamiento que el ariete ha tenido que enfrentar desde su irrupción en el equipo albo, en el que ha alternado las mismas virtudes y defectos que le observa el ex defensor de Newell’s y River Plate.
Las dificultades que venció
Las aprensiones futbolísticas no son las únicas que han atormentado al Haaland de Macul, como fue apodado en forma grandilocuente en Pedreros. Las hay y las hubo más profundas. La más cercana, de hecho, tiene que ver con el respaldo que le ofreció a su compañero y amigo Jordhy Thompson, a quien le dedicó el gol que le marcó a Unión La Calera, el último fin de semana. Las más delicadas tienen que ver con sus historias deportiva y de vida.
Pizarro tiene recién 18 años. Su primer gol como profesional se lo marcó a Cobresal, en un duelo que terminó en derrota para el equipo de Gustavo Quinteros. Igualmente, lo festejó emocionado. El tanto representaba la consolidación después de un proceso formativo que conoció de varios sinsabores y que, en principio, pudo tener un destino radicalmente distinto: los primeros pasos del artillero se produjeron en Universidad de Chile.
De los laicos tuvo que salir por una razón que pudo resultar lapidaria para sus aspiraciones futuras. Fue caratulada como “indisciplina”. La estadía de Pizarro en los estudiantiles llegó, de hecho, hasta la categoría Sub 14. “Lo echaron por mal comportamiento”, revelaron, años después en el CDA. Colo Colo apostó por sus condiciones y por su redención. En Macul le recibió Ariel Paolorossi, quien encabezó el desafío de hacerle entrar en razón. La apuesta no era gratuita, sino con visión de futuro: por su estructura física, se trataba de un jugador distinto, que a esa edad marcaba diferencias y que, muy probablemente, las marcaría después. Esa, al menos, era la expectativa de los albos.
El problema más grave, en todo caso, estaba en su entorno más cercano. Su padre enfrentaba una condición judicial compleja, que incluso impidió que participara en una pretemporada con el primer equipo popular. Como menor de edad, necesitaba la autorización de su progenitor para viajar al extranjero y no fue posible conseguirla.
“A veces, baja la cabeza”
La convicción que asiste a Berizzo fue la misma que se forjaron los distintos técnicos que ha tenido Pizarro en toda su carrera. El último, y quien más le ha defendido, ha sido precisamente Gustavo Quinteros, quien no le ha removido de la titularidad pese a los cuestionamientos que, después del encantamiento inicial que la irrupción de Pizarro produjo por tratarse de un elemento de la cantera, irremediablemente comenzaron a llegar.
En la etapa formativa, de hecho, los reparos eran los mismos que, después, llegaron a poner en evidencia letales delanteros históricos del Cacique, como Carlos Caszely y Manuel Neira, quienes le aconsejaron que le dedicara tiempo a perfeccionar el finiquito. “A veces, baja la cabeza. Trataba de pasárselos a todos, porque el físico le permitía eso. Entonces, hubo que enseñarle a que definiera sin que perdiera esa actitud asesina que lo hacía distinto al resto. Le costó un poco, pero lo entendió”, apuntaban en el seno de la cantera popular quienes observaron su proceso de desarrollo. De hecho, Pizarro no siempre fue un ‘9′ de referencia. “En la Sub 15 lo hacían jugar como puntero, por ambas orillas. En la Sub 16 empieza a actuar como centrodelantero y ya en la 17 explota”, recuerdan en el laboratorio albo.
Igualmente, Pizarro destaca. No solo ante los ojos de Quinteros o de Berizzo. También ha recibido millonarios acercamientos desde el fútbol europeo. Le han venido a ver desde Bélgica e Inglaterra. En Macul, en todo caso, actuarán con cautela. Estiman que aún hay margen para que complete su desarrollo y, finalmente, eleve su valor.
El amigo Jordhy
La relación con Jordhy Thompson va mucho más allá del gesto que se produjo durante el partido ante los cementeros. “Evidentemente, Damián Pizarro y Jordhy Thompson tienen una relación desde las divisiones inferiores. Subieron prácticamente juntos al primer equipo y empezaron a jugar juntos esta temporada. Hicieron una amistad muy fuerte”, enfatizó el estratega frente a los cuestionamientos que levantó el “24″ que Pizarro realizó con los dedos después de marcarle al equipo de la región de Valparaíso. El número es el que llevan en la camiseta su gran amigo. “Damián quiso dedicarle el gol. Yo respeto todas las opiniones, no haré ningún comentario, pero sí soy testigo de que ellos tienen una gran relación y una gran amistad”, enfatizó el DT.
El estrecho vínculo los ha metido en problemas. A comienzos de septiembre, ambos fueron marginados del plantel en la antesala del Superclásico, en el que sería titulares. La razón puso en duda el profesionalismo de ambos: se vieron involucrados en una riña en el marco de un partido aficionado, de partida, contraproducente para sus obligaciones. “Tengo conocimiento. Lamentablemente cometieron errores. Los jugadores de fútbol tienen una vida privada donde cometen errores y cuando perjudican al grupo, hay que tomar medidas. Ninguno de los dos van a ser convocados para mañana”, dijo, esa vez, un decepcionado Quinteros. “El amor por el fútbol los lleva a estos errores, a jugar partidos donde no se debe, en una semana o días cercanos a un partido importante. Se equivocaron, pidieron perdón y no serán considerados. No sé cuándo volverán. Dependerá del trabajo de ellos, de su compromiso con el equipo y demás”, añadió.
Cuando volvieron, ratificaron su importancia en el funcionamiento del equipo de Macul. Eso hasta que Thompson volvió a tropezar, aunque a Pizarro la ausencia de su socio no le haya afectado. Al menos dentro del campo de juego. Este jueves, ante Paraguay, tiene la gran oportunidad de demostrarlo. La gran oportunidad de su vida, por lo demás.
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