Matías Soto vive el mejor momento de su carrera. A comienzos de este mes disputó su segunda final de dobles de un ATP en el Chile Open y hoy disputará su primera definición en singles a nivel de challenger, en San Luis Potosí. Un escenario con historia para el tenis chileno, ya que fue ahí donde Marcelo Ríos disputó su último partido como profesional y donde Tomás Barrios se coronó el año pasado.
El copiapino nacido el 27 de abril de 1999. Actualmente ocupa el puesto 170º del ranking en dobles, mientras que en singles es el actual 582º del mundo. Sin embargo, con su gran actuación en México ya aseguró llegar al puesto 422. A los 23 años se graduó de Relaciones Públicas y Administración de Empresas gracias a una beca en la Universidad de Baylor, Estados Unidos. Su historia denota muchísimo esfuerzo detrás.
Durante su estadía en Norteamérica aprovechó la oportunidad para competir en la National Collegiate Athletic Association (NCAA), donde incluso se enfrentó a jugadores que a la postre terminaron metiéndose en el top 100º o 200º de la ATP, por lo que significó un gran aprendizaje para él.
En 2022 tuvo su mayor salto en la clasificación individual, pues solo en dos meses pasó del lugar 1.040º al 528º, esto gracias a grandes actuaciones durante ese corto periodo de tiempo, como los títulos obtenidos en el M15 de Quito y el M25 de Portoviejo. Pero su mejor posición la alcanzó el 17 de julio de 2023 cuando puesto 523 de la ATP.
A pesar de que hasta el momento no es poseedor de ningún título ATP, su rápido ascenso le ha valido para que el capitán del equipo chileno en Copa Davis, Nicolás Massú, lo haya nominado en al menos tres ocasiones, aunque aún no ha conseguido disputar ningún partido.
Camino difícil
Pero lo cierto es que el camino para el oriundo de Copiapó no ha sido para nada fácil, pues en más de una ocasión ha tenido que realizar campañas por internet e incluso hacer clases de tenis en su ciudad para costear todo lo que conlleva ser tenista profesional, para lo cual ha sido clave el rol de su familia. “Obviamente desde que empecé a competir me he estado moviendo por todos lados; mi familia también y se ha obtenido alguna ayuda, pero el tenis es un deporte caro, para el que se requiere mucho dinero para hacer las cosas bien; para viajar bien, tener buenos entrenamientos... Y esto no para. Lo que se consigue ahora, se gasta mañana, y así vamos”, declaraba aquella vez.
Si bien en su momento reconoció que le “dolió un poquito” no recibir una invitación para sumarse al cuadro principal de singles del Chile Open, le sirvió para poder enfocar todas sus fuerzas en la categoría de parejas, lo que sin duda tuvo sus frutos al alcanzar por segunda vez consecutiva la final del torneo.
Durante su paso por Santiago reveló cuál es su gran sueño por el que decidió embarcarse en este deporte “Estoy tomando el dobles más serio que antes. Tengo grandes expectativas; quiero seguir jugando en duplas, pero todavía soy singlista (…). Me gustaría, por qué no, jugar un Grand Slam. Es un gran sueño que tengo. Estoy más cerca en dobles, pero es un sueño”.
Hoy, frente al colombiano Nicolás Mejía (444º), Matías Soto buscará su primera corona a nivel de challenger y dar el salto entre los mejores 360 tenistas del planeta.