De ídolo a presidente: los emblemáticos exfutbolistas que han llegado a la cabeza de sus clubes como Juan Román Riquelme

Juan Román Riquelme se transforma en el presidente de Boca Juniors. El ídolo del cuadro xeneize, que está en la dirigencia desde finales de 2019, asume en el máximo cargo tras imponerse en la votación a la lista de Andrés Ibarra y Mauricio Macri. De esta forma, agranda la lista de futbolistas que luego del retiro han llegado a presidir sus clubes.

Ese domingo 43.367 socios llegaron hasta La Bombonera para determinar el futuro del equipo. Al momento de llegar a votar, Riquelme se llevó una ovación y terminó cantando junto a un grupo de fanáticos, lo que se condice con los resultados.

En Argentina mantienen el modelo de clubes sociales y deportivos. Hace tan solo semanas se rechazó la idea de llevar las sociedades anónimas al país transandino. De esta manera, los socios siguen teniendo participación y son ellos quienes han puesto a sus referentes en la cabeza de las instituciones. No siempre sale bien. Por ejemplo, la presidencia Daniel Passarella fue, para River Plate, un desastre.

El capitán de la selección campeona del mundo en 1978 salió peleado con todos e incluso su condición de ídolo en el cuadro de la banda sangre quedó puesta en duda. Asumió en diciembre de 2009 y se quedó hasta 2013, quedando marcado por el descenso de 2011. Lo sucedió Rodolfo Raúl D’Onofrio, quien vivió un período mucho más exitoso, levantado por el proceso de Marcelo Gallardo.

A Juan Sebastián Verón las situaciones le han salido mejor. Ejerció como presidente de Estudiantes de La Plata entre 2014 y 2021. Luego de su salida del sillón, se quedó como vicepresidente, cargo que mantiene hasta hoy. Más allá de los logros deportivos, su mandato estuvo marcado por la inauguración del nuevo estadio del club y algunas políticas que acrecientan el modelo, como la obligatoriedad de continuar los estudios para los jugadores de las divisiones juveniles.

Los argentinos también marcan presencia en el extranjero. Javier Zanetti si bien no es presidente, es vice del Inter de Milán desde 2014. En tanto, el mítico Alfredo Di Stéfano fue, desde 2000 hasta su fallecimiento, presidente honorario del Real Madrid. Un cargo que también tuvo Diego Maradona en el club Dinamo Brest de Bielorrusia, una decisión que llamó la atención de todos, puesto que el Pelusa no mantenía ningún vínculo con el equipo.

En Sudamérica también está el fenómeno de Ronaldo. El brasileño es propietario del Real Valladolid, donde no jugó nunca, y del Cruzeiro, la institución donde dio sus primeros pasos en el profesionalismo. Claro que los cargos directivos lo ocupan otras personas.

En tanto, en Chile la historia pone Eduardo Simián como uno de los “futbolistas-dirigentes”. El exarquero fue campeón con la U en su primer título y en 1950 asumió como presidente de la rama de fútbol por poco tiempo. Arturo Salah es otro deportista que ha pasado por más estamentos, incluso políticos. Pese a estar identificado con Universidad de Chile en su tiempo como jugador, como DT inició en Colo Colo y luego, en 2013, llegó a la presidencia de Blanco y Negro. Más adelante también se sentó en el sillón de la ANFP.

En Europa, es Franz Beckenbauer quien marca la pauta en estos hechos. Como futbolista estuvo en el Bayern Múnich entre 1963 y 1977. Luego ejerció como presidente entre 1994 y 2009. En el cuadro bávaro esta práctica se ha hecho común en otros cargos directivos. Karl-Heinz Rummenigge y Oliver Kahn han llegado a cargos administrativos, con distintos resultados.

Otro histórico es Santiago Bernabéu. El exjugador que le da nombre al estadio del Real Madrid defendió la casaquilla merengue entre 1914 y 1927. Más adelante, entre el 15 de septiembre de 1943 y el 2 de junio de 1978, fue presidente del club, siendo el líder de una de las épocas más gloriosas del elenco hispano, cuando conquistaron las primeras Copas de Europa (actual Champions League).

En esas etapas fundacionales también está la figura de Joan Gamper, hombre clave en la historia del Barcelona. Delantero del club entre 1899 y 1903, para luego presidir en cinco períodos distintos, llegando a ser considerado un “salvador” de la institución en momentos complejos, donde incluso la desaparición era una alternativa.