De la desafiliación al retorno: el largo (y sufrido) camino de Deportes Concepción para volver a Primera B

Concepción y sus hinchas, después de ganarle el clásico penquista a Fernández Vial
Concepción y sus hinchas, después de ganarle el clásico penquista a Fernández Vial. (Foto: @dconceoficial / X).

Los lilas están de vuelta en la segunda categoría del fútbol profesional chileno. Pasaron más de ocho años para la reconstrucción del club penquista.



Han pasado casi nueve años, pero la escena sigue latente en las memorias de los hinchas de Deportes Concepción. De hecho, para los fanáticos lilas es un hito. El martes 26 de abril de 2016, el Consejo de Presidentes de la ANFP votó la desafiliación del club penquista. La crisis económica, que derivaba, en lo inmediato, en compromisos salariales pendientes con jugadores y cuerpo técnico, pero que también resultaba un síntoma de los cuestionables manejos económicos de la corporación durante la gestión de Sergio Jadue, había transformado a la escuadra sureña en inviable. Ese fue el concepto que utilizó Sebastián Moreno, entonces secretario general de la entidad que presidía Arturo Salah, para justificar la resolución. 38 votos a favor sentenciaron la suerte de los penquistas. El club debía 1.800 millones de pesos. La ANFP sostenía, además, que los nuevos controladores no habían inyectado recursos.

A los hinchas que llegaron hasta el frontis el fastuoso palacio en que se toman las decisiones relevantes del fútbol chileno, poco les importaban las explicaciones. En realidad, ni siquiera querían escucharlas. El dictamen, que sonaba a sentencia de muerte, y que, en efecto lo era, fue una daga que perforó varios corazones. La primera reacción de los hinchas, la más genuina de todas, fue el llanto. La siguiente, una promesa: la de que iban a volver. Naturalmente, la certeza de a qué y cuándo estaba muy lejos de vislumbrarse.

La recuperación

Este jueves, después del dictamen de la Segunda Sala del Tribunal de Disciplina, que le restó tres puntos a Melipilla en la temporada 2024 y consagró el retorno de los morados a la Primera B, la sensación en el sur es que, aunque costó mucho tiempo, los lilas vuelven al lugar del que no debieron salir. Más de alguno, recapitulará, también, el intenso y extenso camino recorrido. Pasaron 3.194 días. La cuenta que publicó el club consigna, además, el resto del detalle: 456 semanas, 104 meses y casi nueve años. Buena parte de la ciudad se volcaron a las calles a modo de desahogo. En Santiago, un grupo de fanáticos se congregó en la plaza Baquedano.

Los penquistas tuvieron que partir, literalmente, desde cero. Por lo pronto, el primer paso era desligarse de la concesionaria que había cometido todos los errores posibles para despilfarrar a uno de los clubes más populares de la región del Biobío, un escenario que, por cierto, tampoco resultaba desconocido. Lo único que cambiaban eran los apellidos. El Conce resultaba ser un atractivo imán para empresarios que prometían capitalizar su popularidad, incluso con sueños de grandeza, que alguna vez hasta alcanzaron la construcción de un estadio con estándares alemanes al estilo del Veltins Arena, y que, irremediablemente, terminaban yéndose por la puerta trasera, con el club sumido en la consecuente crisis.

El camino de la reconstrucción incluyó el reflote de una figura jurídica que, por cierto, conservaba la propiedad del único bien que le quedaba la institución: el Club Social y Deportes Concepción, que mantenía a su nombre los campos deportivos Ricardo Keller, el sitio en el que entrena el primer equipo, se preparan las divisiones menores y que, desde ese momento, se transformó en el eje del renacimiento del club. Los propios hinchas pusieron sus manos y materiales para recuperar la dependencia, que se transformó en un centro de eventos que sirvió para generar recursos. La mejora ha sido sostenida en el tiempo.

Deportes Concepción y Deportes Melipilla son los principales candidatos para el ascenso a la Primera B.
Deportes Concepción, ante Melipilla. (Foto: CampeonatoChileno.cl)

El 20 de mayo, la gestión del club fue asumida, concretamente, por los hinchas. Víctor Tornería, quien había sido el líder de Los Lilas, la barra del club, asumió la presidencia. Hubo, además, una multitudinaria marcha y un partido ante Osorno con 18 mil fanáticos en las tribunas. En lo competitivo, en 2017 el club reapareció en un hexagonal regional. Un año después son aceptados en la Tercera B, la quinta categoría en el sistema de ligas a nivel nacional. Volvían, pero desde lo más profundo.

Ascenso sostenido

El camino hacia el retorno comenzó con el pie derecho. En la primera temporada, de la mano de Esteban González, un exjugador del club, lograron el ascenso a Tercera. 2019 está marcado, además, por otro hito: la ANFP, que los había borrado de sus registros, los invita a participar de la Copa Chile. Al final del año, después de haberse clasificado a los playoffs, derrotaban a Limache para dar el siguiente paso: instalarse en Segunda División y, en rigor, retornar al profesionalismo. Con la expectativa que significa y, por cierto, con las dificultades que implica.

De hecho, desde esa campaña, el camino dejó de ser una recta y se transformó en una ruta sinuosa, que incluso pudo mandarle de vuelta al amateurismo en 2021, aunque lo salvó la condena a Vallenar. Las siguientes estuvieron marcadas por la mediocridad en los resultados, aunque, al menos, se mantuvo la categoría.

Este año, la apuesta fue distinta. En principio, porque hubo un cambio en la administración del club, ahora a cargo de Viejo SPA. “Cuando llegamos nos encontramos con el peor escenario posible, con un plantel ya conformado y con poco margen de acción. Era un club con condiciones de trabajo muy precarias, con un funcionamiento amateur”, explicó Aiderson Abreu, el director deportivo, a El Deportivo.

En lo deportivo, también hubo señales. A comienzos de año, llegaron figuras para la categoría, como Fabián Núñez, Sebastián Silva, Brayan Valdivia, Ignacio Mesías, Joaquín Araya y Fabrizio Manzo, aunque hubo que realizar un ajuste decisivo para enrielar la campaña: Felipe Cornejo abandonó la banca para que asumiera Manuel Suárez, cuyo principal antecedente era que había sido ayudante de Juan Antonio Pizzi en la UC y en la Roja que consiguió la Copa América Centenario en 2016. El cambio de mano terminó siendo clave.

Hinchas de Concepción celebraron en la plaza Baquedano, en la capital.
Hinchas de Concepción celebraron en la plaza Baquedano, en la capital.

Sin embargo, al margen del buen rendimiento, los sureños tuvieron que competir con un Melipilla que perseguía el mismo propósito y que, al menos, en la cancha, los superó en la definición en Rancagua. La alfombra tardó poco en moverse: irregularidades en el pago de las cotizaciones previsionales terminaron quitándoles el título a los Potros y poniéndole fin a la larga pesadilla de los penquistas.

Hoy, las proyecciones son ambiciosas. Antes de concretar el ascenso, los penquistas suscribieron un convenio de intercambio con Chacarita Juniors, de Argentina, que puede implicar el traspaso de jugadores entre ambas instituciones. El 10 de diciembre, los clubes se enviaron las listas de jugadores que podrían entrar en el acuerdo. El sueño lila, ahora sí, recién comienza.

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