De Ronaldo y Maradona a Paulao y Rebollo: la lista de sueños y fracasos de Jorge Vergara para reforzar a Colo Colo

Jorge Vergara, en la época en que era dirigente de Colo Colo.
Jorge Vergara, en la época en que era dirigente de Colo Colo.

El fallecido dirigente del Cacique ejerció varias labores en su paso por el club popular. Las contrataciones eran una de las más importantes.



La figura de Jorge Vergara Núñez cruzó todos los aspectos de la gestión de Colo Colo. No por nada, fue uno de los dirigentes más influyentes del Cacique entre mediados de los ochenta y finales de los 90. “Me fui en 1998″, solía recordar para desligarse de la quiebra, que se produjo cuatro años después. Sin embargo, uno de los aspectos más notorios de su participación en el club tuvo que ver con la gestión de los fichajes.

El Guatón se jactaba de sus amplios conocimientos futbolísticos y de su red de contactos. Decía, por ejemplo, que incluso después de su salida del club de Macul y hasta con Blanco y Negro en la administración, recibía consultas acerca de los jugadores que estaban en el radar albo. Y, a la hora de defender su gestión en esa materia, solía mostrar una planilla en la que aparecía detallado cada movimiento que había realizado el club desde 1986 hasta 2010. En el documento, al que accedió El Deportivo, se consignaban los nombres de los jugadores, los entrenadores de turno, el agente involucrado en la operación y, finalmente, el dirigente que había impulsado la operación.

Aciertos, errores y sueños

El ítem fichajes era, por cierto, el favorito del fallecido directivo. De hecho, en esa planilla se atribuye participación exclusiva en 83 llegadas. Hay aciertos consulares, como Marcelo Barticciotto, Rubén Martínez, Patricio Yáñez, Gabriel Mendoza, Marcelo Espina, José Luis Sierra o Claudio Borghi y tropiezos también considerables, como el argentino Sergio Verdirame, los uruguayos Mario Rebollo, Gustavo Badell y Pablo Gaglianone o el brasileño Paulao. Hay más nombres para lado y lado, en los que comparte méritos y responsabilidades con Peter Dragicevic y Eduardo Menichetti, los timoneles con los que convivió en su paso por Cienfuegos 41, donde estaba enclavada la histórica sede del Cacique.

Sin embargo, el casillero más llamativo es el de los sueños. Y ahí aparecen nombres emblemáticos de la historia del fútbol mundial, a quienes varias veces se les relacionó con el equipo albo, sobre todo en las antesalas de la Noche Alba, el evento en que el Cacique presentaba sus refuerzos, que se instauró en 1992, como una réplica de lo que hacían los clubes europeos. El ejemplo está tomado de uno español: el Atlético de Madrid.

Colo Colo
El capitán Marcelo Espina levanta la copa de campeón ante 60 mil personas en el Estadio Monumental. Foto: Archivo Histórico / Cedoc Copesa

En ese plano, uno de los intentos que Vergara reconoció fue el de fichar a Ronaldo. La historia data del verano de 1993. Los albos llegaron a presentarle a Cruzeiro una oferta por el actual dueño del Valladolid. El atacante había sido una de las figuras del Sudamericano Sub 17, en el que la Rojita, que dirigía Leonardo Véliz, clasificó al Mundial de Japón, en el que consiguió el tercer puesto. Ese sitial lo compartió con un chileno: Manuel Neira. La mención no es casual, porque ambos marcaron ocho goles en el certamen y luego pudieron ser parte de una transacción histórica.

Vergara relató en muchas oportunidades esa tratativa. Según sus palabras, le consultó a Cruzeiro por la posibilidad de adquirir a Ronaldo, de quien los conocedores del fútbol juvenil ya hablaban hacía un rato. La respuesta fue contundente: los brasileños pedían a Neira y 100 mil dólares adicionales. La dirigencia alba optó por privilegiar el desarrollo de un elemento que se había formado en su cantera y que en ese momento estaba a la par de quien se convertiría en el mejor centrodelantero de la historia.

Una mano a D10S

La de Ronaldo no fue la única apuesta ambiciosa que jugó Vergara. De hecho, al año siguiente el objetivo sería igual de bombástico: Diego Maradona. El transandino estaba en problemas. Había sido suspendido por el dopaje positivo que arrojó en el Mundial de Estados Unidos en 1994, lo que, visto desde la perspectiva alba, era una oportunidad irrepetible de tentar al mejor jugador de la historia, según dictaminó la FIFA.

Con el tiempo, Maradona, admitió el intento albo. Vergara, por cierto, certificó la movida en múltiples apariciones posteriores. De hecho, se trataba de un esfuerzo conjunto con Universidad de Chile para darle un mayor atractivo al Campeonato Nacional. Los azules irían por Rubén Capria, en la época en que el Mago era uno de los principales jugadores del torneo transandino. ¿De qué dependía todo? De una millonaria transacción con la firma ISL, que fue objetada por las autoridades del fútbol chileno. Hasta ahí llegó la idea.

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