De solución a problema: Segunda División, la categoría envenenada del fútbol profesional chileno
Nació hace casi 10 años como una propuesta que mejoraría diversos aspectos del balompié nacional, pero con el tiempo se transformó en una piedra en el zapato para la ANFP y los clubes de Primera División y Primera B.
Fue en el Centro Deportivo Azul (CDA), allá por septiembre de 2010, donde nació la idea de crear la famosa Segunda División del fútbol chileno. Eran otros tiempos. La Roja estaba dirigida por Marcelo Bielsa y la ANFP era presidida por Harold Mayne-Nicholls; Sergio Jadue era un desconocido dirigente calerano y nadie presagiaba en lo que se transformaría después. El país aún vivía el dolor del terremoto del 27 de febrero, sufrimiento que tuvo algo de alivio entre junio y julio, con la buena participación de Chile en el Mundial de Sudáfrica.
Eran épocas de cambio. Universidad de Chile dejaba atrás el Caracol Azul y quería exhibir su nuevo complejo de entrenamiento ante todo el país. Qué mejor que realizar un Consejo de Presidentes en el búnker de La Cisterna. Felipe Muñoz, timonel de Copiapó en ese entonces y actual mandamás de Rangers, fue uno de los principales impulsores del nacimiento de esta categoría. El empresario recuerda el momento preciso.
“El proyecto de la Segunda División nace en 2010, con el fin de ayudar al desarrollo del fútbol. Lo presenté junto con Miguel Bauzá, en un Consejo que se hizo cuando se inauguró el CDA. Nos dieron unos minutos para hablar. Como venían las elecciones y la idea ya estaba planteada, las candidaturas de Harold y de Jorge Segovia recogieron el proyecto. Ambos tenían en su programa la creación de la Segunda como una buena idea a implementar. Al final, después de todo lo que pasó, Jadue salió electo y también recogió la idea. Entonces, se creó una comisión en 2011 para que el proyecto se aprobara, lo que ocurrió finalmente en agosto o septiembre”, relata.
Han pasado más de nueve años desde su creación y el escenario actual es contrario al imaginado. Hoy, la Segunda es considerada una piedra en el zapato por gran parte de la ANFP, sobre todo, después de su alianza con el Sifup para reclamar un ascenso directo a la Primera B, situación que culminó con una huelga de futbolistas, a solo dos semanas del inicio de la temporada.
¿Qué pasó con la Segunda desde su aprobación, el 22 de noviembre de 2011, hasta la fecha? ¿Por qué una categoría inventada por el profesionalismo terminó volviéndose en contra de sus creadores, al punto de poner en jaque al fútbol chileno? Respuestas hay muchas. Sin embargo, quienes están inmersos en la actividad aseguran que los objetivos de esta división se desvirtuaron con el paso de los años.
Hay varias versiones que explican el origen de la categoría. Una de ellas señala que los clubes profesionales, sobre todo los de la B, estaban aburridos de los cobros de los equipos pertenecientes a la Asociación Nacional de Fútbol Amateur (ANFA), los que, supuestamente, exigían dinero para devolver a los juveniles que habían sido enviados a préstamo, ya que regresaban con rodaje. Muchos de ellos eran mayores de edad y no se les quería hacer contrato profesional.
Entonces, para no tener que pagarles a los equipos amateurs por el retorno de estos jugadores y también para evitar dejarlos libres, surge la necesidad de crear una división profesional intermedia con reglas a la medida. Así lo afirma un ex miembro del directorio de Jadue, que prefiere el anonimato.
Sin embargo, la versión que más se repite entre los presidentes de clubes es que la Segunda División nació con el fin de desarrollar el fútbol joven, a través de una competencia que funcionara como un torneo de reservas, donde pudieran jugar aquellos futbolistas que ya no podían hacerlo en los torneos juveniles de la ANFP y que tampoco tuvieran cabida en sus primeros equipos.
“La idea era tener una categoría Sub 23 con la participación de filiales de equipos de Primera y de la B”, dice Raúl Delgado, presidente de Unión San Felipe. Los aconcagüinos participaron con una filial en el primer torneo de Segunda División, del que se coronaron campeones. Clubes como Colo Colo, Rangers, Unión Española y Audax Italiano también compitieron ese año. Hoy ya no hay filiales en la categoría.
“Se creó para que fuera como en Argentina, con una especie de campeonato Sub 21, que jugara de preliminar. Se buscaba proteger el patrimonio, en especial, a los jugadores que duraban poco. Muchos jóvenes cumplían 18 o 19 años y no eran considerados. Mandarlos a un club amateur, en Tercera, no era lo ideal. Lo mejor era que jugaran en una categoría profesional, para que siguieran desarrollándose”, explica Luis Faúndez, gerente general de Santiago Morning.
Muñoz, uno de los gestores del proyecto, asegura que la Segunda siempre fue concebida para ayudar al desarrollo de la industria. Por ende, descarta que se tratara de una triquiñuela motivada por intereses egoístas. Y así lo expuso, hace más de 10 años, en ese histórico Consejo realizado en el CDA.
“La idea original apuntaba a solucionar varios problemas del fútbol profesional. Lo más importante era crear un espacio donde estuvieran los jugadores que dejaban de ser juveniles y que no tenían cabida en sus equipos. Además, existía una norma en la federación que prohibía el préstamo desde clubes profesionales a amateurs. Otro objetivo era potenciar a los árbitros, porque pasaban de dirigir en la Sub 18 a la Primera B, lo que era un salto muy brusco. Esta categoría solucionaba eso”, argumenta.
“Por otro lado, los clubes de la B que estaban cerca de descender al fútbol amateur dejaban de invertir en juveniles, ya que no podrían competir. La Segunda les daba la oportunidad de seguir en el profesionalismo. Vimos que había ciudades que llevaban mucho tiempo alejadas del fútbol profesional, en las que se podía captar mucho talento joven, como Valdivia y Los Ángeles. Por último, los equipos de la B se veían obligados a competir en el fútbol amateur si tenían una mala campaña. En la práctica, eso significaba quebrar, desaparecer. Antes de que existiera la Segunda, les pasó a todos los que bajaron: Provincial Osorno, Fernández Vial y Melipilla, por ejemplo”, agrega.
La transformación
A casi 10 años de su origen, Muñoz sostiene que la actual Segunda División es una categoría muy distinta a la que él proyectó ese día en el CDA. “Se creó para una cosa y hoy es totalmente diferente, por eso tenemos los problemas que tenemos. Se transformó en una categoría que a cualquier costo quiere entrar a la Primera B. En vez de ser una división de desarrollo, es de competencia, donde se eliminaron los límites de edad, de extranjeros, en acuerdos que hicieron los directorios de Salah y de Moreno con el Sifup, y que terminaron desvirtuando la categoría. Hoy está lleno de representantes que quieren competir y que se quejan de que no tienen recursos del Canal del Fútbol. No van a recibir esos recursos, porque la gente tiene poco interés en verlos. Esta categoría, así como está, no le sirve al fútbol chileno. La única forma de que tenga viabilidad es que retome sus objetivos originales. Si no, se hace inviable”, sentencia.
Guillermo Lee, presidente de San Antonio Unido, piensa distinto al timonel piducano. El abogado sostiene que la Segunda cambió a raíz de los abusos a los que fue sometida. “La Segunda se transformó en una piedra en el zapato para la ANFP debido a que se analizaron ciertas injusticias que se producían. Por ejemplo, ser la única división sin aporte económico y no tener voz ni voto en el Consejo. Hubo una reflexión y una maduración de los dirigentes, que empezaron a exigir sus derechos en la ANFP”, asegura.
Una de esas injusticias, a juicio de Lee, era la millonaria cuota de incorporación que debía pagar el campeón de Segunda para jugar en la B, cifra que llegó a alcanzar las 50 mil UF, es decir, unos 1.500 millones de pesos. Un cobro que fue anulado por la Fiscalía Nacional Económica, el año pasado, entidad que le pidió a la Corte Suprema que le aplicara una multa de casi US$ 4 millones a la ANFP.
“Hemos sido una división muy discriminada, que ha contado con millones de barreras de entrada y que no ha sido valorada respecto al aporte que realiza al fútbol chileno. Creemos que la Segunda División es la división base del fútbol y en base a eso debería tener recursos y ser considerada, en cuanto a voz y voto, en la proporción que deberían tener los estatutos de la ANFP. Sí o sí deberíamos estar considerados en el Consejo y recibir recursos”, sostiene.
Sin embargo, en la B tienen otra idea de lo que ocurre en la tercera categoría profesional. “Se transformó porque hay muchos interesados en comprar un club de Segunda para optar a los dineros del CDF. Se les abrió el apetito y eso desvirtuó todo. Ojalá se puedan aprobar unas bases que devuelvan a la Segunda a sus orígenes. Ojalá no hubiera extranjeros y fuera un semillero de jugadores jóvenes, porque hoy se ve que está lleno de futbolistas casi retirados”, apunta Faúndez.
“Se desvirtuó por completo. Las presiones de los diferentes actores de esta industria generaron cambios profundos y hoy es como otra Primera B, en la que muchos clubes, respaldados por el directorio de la ANFP, participan sin cumplir lo exigido por la Ley de las SADP”, acusa Delgado, en referencia al caso de Lautaro de Buin.
El enojo de la ANFA
Uno de los grandes afectados con la aparición de la Segunda División fue la Tercera amateur, categoría que venía inmediatamente después de la Primera B. El campeón ya no podría ascender al profesionalismo y tampoco tendría derecho a recursos de la televisión. Sin embargo, lo que más molestó a la ANFA fue que la ANFP no le consultara y que, simplemente, creara una nueva categoría.
Así lo expresa Justo Álvarez, presidente del fútbol amateur, quien rechaza las versiones que sindican a su organismo como parte interesada del acuerdo, supuestamente, porque las cuotas de inscripción de la Segunda irían a sus arcas. “Esta división la hicieron a espaldas de la ANFA y el que diga lo contrario está mintiendo. Nosotros le reclamamos a la FIFA por esto. Esta división fue creada para que Copiapó no se fuera a Tercera. Siempre quieren ser los mismos, como la NBA, que nadie suba y que nadie baje, para repartirse la plata los mismos”, dispara.
Efectivamente, el 31 de enero de 2012, la ANFA le envió a la FIFA un reclamo formal de 16 páginas contra la ANFP y el expresidente Jadue, acusando graves vulneraciones a los estatutos de la Federación de Fútbol de Chile (FFCh) y a los estatutos y reglamentos de la FIFA, debido a la creación unilateral de la Segunda División. La Tercera pudo ver el documento.
La respuesta de la FIFA llegó el 16 de febrero de ese año, mediante un fax firmado por el ex secretario general del organismo, Jerome Valcke, quien fue sancionado por corrupción años después: “Tras un análisis exhaustivo de los hechos denunciados en su correspondencia, hemos de informarle de que este parece ser un asunto interno que no entra en competencia de las autoridades de la FIFA. En consecuencia, la FIFA no está en condiciones de intervenir en este asunto”. Aquello dio vía libre a la ANFP para que la idea viera la luz.
Muñoz desestima que la creación de la Segunda haya sido una maniobra de Jadue para ayudar a Copiapó o a otros clubes. “He escuchado mucho que él quería ayudar a algunos equipos de la B. No lo creo. Si hubiese sido así, con las cosas que se han sabido de Jadue, podría haberlos ayudado de otra manera. Además, esta idea es anterior a su mandato, no fue creada por él, y fue aprobada por la unanimidad del Consejo”, remata.
Si bien el viernes la ANFP retrocedió y aprobó el ascenso directo para la Segunda, muchos presidentes votaron a favor solo por temor al paro y no por simpatía. Al contrario, la alianza con el Sifup causó tanto malestar, que algunos ya postulan acabar con dicha categoría apenas se pueda.
“Esa alianza es una demostración clara de que el objetivo para el cual la Segunda División fue creada se desvirtuó completamente. A mí parecer, y creo que es la opinión de muchos, es urgente corregir el rumbo de esa categoría. Y cuando digo urgente, es ahora, este año. No hay más espacio para una Segunda División en la forma en que se está disputando”, advierte Muñoz.
Delgado responsabiliza a los directorios de Quilín: “Lo que hoy ocurre tiene un enorme grado de culpabilidad de la ANFP, que autorizó siempre a participar a clubes que nunca cumplieron los requisitos para actuar en el fútbol profesional. Fue una falta de respeto y de ética para aquellos que cumplieron con lo que establece la Ley”.
La idea imperante en el Consejo es transformar la Segunda División y llevarla a sus orígenes: limitar la edad a 23 años, con un máximo dos extranjeros, a contar de este mismo torneo. Un escenario que no intimida a Jorge Salazar, timonel de Colchagua: “No tengo ningún inconveniente. Esta división fue diseñada y pensada para que los clubes hagan jugar a sus jugadores jóvenes y mostrarlos en el fútbol profesional”.
Lee tampoco se asusta. Es más, el timonel del SAU destaca la buena relación que hoy tienen con el directorio de Pablo Milad, una cuestión que le valió críticas al timonel por parte de los clubes de la B. “En el último tiempo, a pesar del impasse grave que tuvimos con la ANFP, hemos sido escuchados más que nunca. Tenemos llegada en la ANFP, nos contestan los teléfonos y podemos discutir ciertos temas. Siento que la nueva camada de dirigentes de la Segunda División estamos logrando doblarle la mano respecto a la apreciación que tenían de nosotros y de nuestro trabajo. Tanto, que con el Sifup logramos revetir una decisión históricamente incómoda y hoy estamos trabajando para mejorar la división”, afirma.
En los próximos días, tomará forma una comisión compuesta por representantes de Primera y Primera B. Esta tendrá como única labor sentar las nuevas bases del torneo de Segunda 2021, ya que esta división no tiene poder para confeccionar su propio reglamento. Una categoría que nació como una solución a diversos conflictos del profesionalismo, pero que, con los años, sufrió una metamorfosis y se convirtió en un problema para quienes la trajeron al mundo.
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