De sufrir un accidente cerebrovascular a correr un maratón: la historia de Macarena Larraín
En julio de 2019 la deportista chilena sufrió un accidente cerebrovascular que la dejó con el lado izquierdo paralizado. Esta situación no fue obstáculo para continuar con su pasión y consiguió completar en 2022 los 42K del Maratón de Santiago. Ahora, su meta es volver a cumplir la distancia en 2025.
En el mundo del deporte siempre hay historias que sorprenden. Ejemplos de constancia, valor y avanzar a pesar de las complicaciones. Uno de los ejemplos claros de aquello es lo que debió enfrentar la deportista nacional Macarena Larraín (43) quien enfrentó un largo proceso de recuperación de un accidente cerebrovascular (ACV) para retomar los entrenamientos y poder completar los 42 kilómetros del Maratón de Santiago en 2022. Hoy, se ha propuesto la meta de volver a cubrir la distancia en 2025.
El gusto por el deporte para la corredora nacional comenzó a una temprana edad, teniendo un recuerdo positivo con la actividad física desde sus tiempos de escolar en las clases de educación física. “Yo sentía que era buena, porque toleraba bien el esfuerzo físico”, recuerda en diálogo con El Deportivo.
Ya a los 20 años, la relación con el atletismo se intensificó cuando conoció a su pareja quien era seleccionado de Taekwondo, teniendo bien interiorizado el hábito deportivo y con él y su familia salían a correr una vez por semana entre seis y diez kilómetros.
Es entonces donde empieza a nacer el gusto por las carreras, llegando a inscribirse en el 2009 en los 21k del Maratón de Santiago. “Ese fue mi primer medio maratón, donde me sentí bien, cansada, la terminé dignamente, por lo tanto ese fue el comienzo para seguir corriendo los 21 kilómetros hasta 2017, cuando tomo la decisión de saltar a los 42 kilómetros, ya con más experiencia”. Para lograrlo se sometió a un intenso entrenamiento para poder cubrir la distancia.
El gran cambio
Fue en este desarrollo cuando de un momento a otro la situación cambió completamente en medio de un viaje familiar a la costa de la Región de Valparaíso, cuando tuvo un gran dolor de cabeza, cuya causa conocería más tarde de la peor forma.
“El viernes 12 de julio de 2019 viajé con mi hija a Concón para descansar. El sábado temprano salí a correr como lo hacía habitualmente como parte de mi entrenamiento semanal. Al día siguiente, amanecí con un dolor de cabeza que nunca había sentido. Recuerdo que me tiró a la cama”, recuerda de aquel día en el que terminó bajando de intensidad con el pasar de las horas.
Claro que al día siguiente aparecieron las consecuencias. “El 15 me levanto a las 08.30 de la mañana, caigo al piso y le digo a mi hija que me ayude a pararme, porque no podía”. En ese instante todo era confuso, pero con el tiempo entendió la causa. “Tenía todo el lado izquierdo de mi cuerpo paralizado”.
Tras la asistencia de una amiga, una ambulancia llegó al lugar donde se encontraba y allí comenzó el proceso de recuperación por distintos centros asistenciales de Viña del Mar, hasta que decidieron hacer el traslado a Santiago, donde se sometió a una cirugía de descompresión del cerebro. “Me sacaron un pedacito del cráneo para darle espacio al cerebro”, explica.
Así, la principal preocupación era qué secuelas podría haber traído el ACV. Felizmente, en el momento en el que despertó de la anestesia pudo reconocer a sus familiares, lo que fue una buena señal inicial. “Cognitivamente había una buena respuesta. Recordar a las personas, familia, amigos”.
Al mismo tiempo, Larraín da cuenta de lo poco común que fue el accidente cerebrovascular. “Si tenemos en consideración el universo completo de personas que han sufrido un ACV acá en Chile, el 90% de ese universo corresponde a personas que tienen alguna condición de base para sufrirlo. Hipertensión, diabetes, obesidad o antecedentes familiares y en el otro lado está el 10% con causas menos probables, donde entro yo al llevar una vida saludable, que es una infección en la carótida que crea un coágulo y hace que se provoque”.
La rehabilitación
Una vez identificado y tratado el problema, llegó la hora de enfrentar el siguiente paso: la rehabilitación. Un proceso que se extendió por varios meses con el fin de revertir al máximo posible las secuelas que quedaron en el cuerpo en la clínica de neurorrehabilitación Los Coihues, especialista en este tipo de casos.
La idea de aquello es realizar el máximo de ejercicios kinesiológicos y de lo que sea necesario para recuperar las conexiones cerebrales que quedan para poder hacer que las conexiones neuronales se salven o se puedan rescatar de alguna forma.
Ahí se sometió a las terapias correspondientes para tratar aspectos relacionados con el habla, comer nuevamente, controlar el tronco. “Todo eso fue un aprendizaje nuevamente. Es un proceso de volver a descubrirme, como volver a nacer. Agradezco a todas las personas que me ayudaron. También a Mitsubishi Motors y Astara Chile, que me han apoyado mucho en mi recuperación”, remarca.
Y en medio de todo esto, la ligazón con el deporte “fue un aliado perfecto”. “Los ejercicios kinesiológicos tienen relación directa con el esfuerzo físico. Entonces el kinesiólogo me decía ‘hay que hacer 50 sentadillas’, y le decía ‘hagamos 100 mejor’. Yo prefería aumentar el número de sesiones porque sabía que me iba a ayudar”.
“Para mí fue clave recuperar masa muscular mucho más rápido. Para mí era un esfuerzo, pero para mí era entretenido hacer todas estas repeticiones. Salí caminando, aunque no con la seguridad que tengo ahora”, agrega.
Nuevas metas
Afrontando el proceso de recuperación, surge también el retomar el hábito deportivo con el gran objetivo de volver a correr un maratón. “Yo sabía que iba a requerir el doble de esfuerzo que yo había dedicado anteriormente, pero es tanta mi pasión por el trote que decidí volver a correr”, sostiene.
Es entonces cuando apoyada con parte del mismo equipo médico que la trató tras el ACV comienza a preparar esta meta. Todo con el objetivo de poder adquirir una técnica de trote acorde a su situación actual, preparación que se extendió por cerca de un año.
Sobre el momento de la carrera recuerda haber sentido “que el corazón se me salía. Me sentía muy contenta y feliz de haber logrado lo que en algún momento comencé a soñar. Se veía muy lejano en el inicio, pero con trabajo y compromiso logré concluir”.
Tras conseguir terminar el Maratón de Santiago 2022, ahora a corto plazo se plantea correr los 21k del maratón de Viña del Mar, programado para el próximo domingo 6 de octubre y la misma distancia en 2025 para el de Santiago pensando en el primer semestre. Todo con el fin de llegar en las mejores condiciones para lograr el sueño de correr un segundo maratón durante la segunda mitad de 2025.
Por último, consultada por la opción de los chilenos Carlos Díaz y Hugo Catrileo en el maratón de París 2024, Macarena Larraín sostiene que “tengo hartas expectativas de poder ver ahí a los chilenos. Son referentes dentro de lo que es el atletismo. Ahí van a estar mis ojos”.
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