Cuando Paulo Díaz sea anunciado por los altoparlantes del estadio Monumental en la formación de River Plate, probablemente recibirá tímidos aplausos, que provendrán de sus familiares, quienes lo acompañarán en el encuentro y más de algún fanático que quiera reconocer su aporte a la Selección. Pocos, muy pocos, recordarán que hace casi siete años el defensor central, quien se ha convertido en puntal de la defensa del equipo de Marcelo Gallardo, quien más apostó por su llegada, vistió la camiseta de Colo Colo, después de haber realizado una prometedora campaña con Palestino, el club que lo formó y en el que, de la mano de Pablo Guede, se transformó en figura. El futuro lo uniría más tarde con el técnico transandino, en San Lorenzo de Almagro, pero ese encuentro no forma parte de esta historia.
El 25 de mayo de 2015, Díaz firmaba el contrato que lo uniría al Cacique. Esa vez, sonriente, se fotografiaba con el entonces presidente de Blanco y Negro, Aníbal Mosa. Lo hacía con la natural ilusión de quien recién acercándose a los 21 años lograba llegar al equipo más grande del país y con un aval importante: el medio futbolístico hablaba de él con total propiedad. En la temporada anterior, con la camiseta árabe, se había consagrado como uno de los mejores centrales del país. El conocimiento del medio y de la exigencia conducían a pensar que experimentaría una transición rápida a las diferencias que implica defender a los albos. Sin embargo, la experiencia estuvo lejos de ser positiva.
Las razones
“Supongo que Sierra me querrá para conformar la pareja de centrales con (Julio) Barroso”, declaraba Díaz, convencido de que contaría con las oportunidades para destacarse y demostrar las condiciones que había mostrado en el equipo de La Cisterna. Sin embargo, la realidad le pegó de frente. Las lesiones fueron uno de los principales motivos por los que no pudo destacarse en Macul. En julio, cuando se alistaba para debutar e incluso tenía la certeza de que iba a hacerlo frente a Huachipato, un esguince de rodilla lo dejó con las ganas. Pocos meses después, en septiembre, se repetiría el escenario aunque cambiaría la articulación: esguince de tobillo y otra vez a esperar.
En la banca del Cacique estaba José Luis Sierra. En rigor, no había sido el Coto quien se había encandilado con sus condiciones ni quien solicitara su fichaje. La sensación y el trámite correspondían a su antecesor, Héctor Tapia, quien se convenció de que Díaz era un jugador de grandes condiciones y de proyección ilimitada. Fue Tito quien puso sobre la mesa de Blanco y Negro la petición concreta de que el hijo de Ítalo Díaz, alguna vez seleccionado nacional, llegara a engrosar la plantilla.
Con Sierra la relación fue estrictamente profesional. Y las oportunidades, escasas. El recuento consigna que en su paso por los albos, Díaz disputó apenas seis encuentros, dos por el Campeonato Nacional y cuatro por la Copa Chile, y que estuvo en el campo de juego durante apenas 362 minutos, muy lejos de las expectativas que había generado su fichaje.
Alta cotización
Díaz vuelve a Macul como un jugador consolidado. Después de su opaco paso por Colo Colo, saltó a Argentina para transformarse en figura en San Lorenzo, donde volvió a coincidir con Pablo Guede, el técnico que lo había hecho explotar. Ese traspaso no estuvo exento de polémicas, pues generó una disputa posterior que el TAS terminó resolviendo en favor de los transandinos. A esas alturas, ya se trataba de un jugador altamente cotizado, cuyo nombre era ligado a grandes clubes en Europa y con cifras millonarias. Finalmente, terminó recalando en el Al-Ahli, de Arabia Saudita, donde se volvió a encontrar con Guede, aunque lo más trascendente es que su futuro quedó virtualmente asegurado: los asiáticos pagaron US$ 7 millones a San Lorenzo por su ficha y, además, le garantizaron un sueldo millonario y las regalías adicionales que suelen recibir los jugadores que destacan en ese lado del mundo.
En el Al-Ahli, naturalmente, se transformó en pieza clave. Por la liga, por ejemplo, disputó 24 partidos y en 23 de ellos fue titular. También sumó presencias en la copa local y en la Liga de Campeones de la AFC, además de la Liga Árabe de Campeones.
Sin embargo, por su proyección, Díaz necesitaba de un nivel competitivo más alto. Así, por expresa petición de Marcelo Gallardo, River Plate, el defensor chileno se transforma en el único refuerzo de la temporada 2019. Los Millonarios pagaron US$ 4,5 millones por el 70 por ciento de sus derechos económicos y le cumplieron el deseo al Muñeco. La inversión no se ha desvirtuado. Aunque parece poco probable que Díaz deje Núñez en el corto plazo, la tasación de su pase sigue intacta. Como referencia, el sitio Transfermarkt, un parámetro válido a la hora de analizar el mercado futbolístico, fija su tasación en US$ 7.460.000, lo que resume su valoración a nivel internacional.