El 21 de julio, Colo Colo venció a Unión Española en el estadio Monumental. Ese día, también, Brayan Cortés fue expulsado del campo de juego. En el noveno minuto de adición, el arquero iquiqueño recibió la drástica determinación. Lo peor vino después. “Ser culpable de conducta violenta”, consignó el juez Diego Flores, aunque esa consideración podía considerarse genérica. El Tribunal de Disciplina reparó en el detalle. “Golpea con su puño en el rostro del adversario con uso de fuerza excesiva, sin estar el balón en juego”, se leía en el informe que remitió el árbitro.
Con esa información a la vista, la corte deportiva sancionó a Cortés con tres fechas de castigo, aunque hubo quienes pidieron más. Automáticamente, Fernando de Paul comenzó a vivir su propio proceso. Salvo que medie un percance de última hora, será el encargado de custodiar el arco del Cacique en el Superclásico de este sábado, en el Estadio Nacional. Será, ciertamente, un duelo especial: antes de llegar a los albos, aunque con un paso intermedio, el golero jugó en la U.
El bombo
De Paul llegó a ser una figura importante en el equipo laico. Con esa camiseta, disputó 101 partidos, en los que recibió 103 goles. El desafío que tenía no era menor. En la parte final de su estadía, debía reemplazar a una leyenda institucional: Johnny Herrera. Alternó buenas presentaciones con otras discutibles. De lo que en la U nadie dudaba era de su identificación con el club. De hecho, sus hinchas le dedicaron una muestra inequívoca de su aprecio: incluyeron su imagen en uno de los bombos que utilizan para alentar a su escuadra. El privilegio estaba reservado para históricos, como Esteban Valencia y Osvaldo González, y jugadores que se habían ganado el aprecio de los seguidores. Además del golero, estaban Mario Sandoval, Ramón Arias y Joaquín Larrivey, entre los que integraban el plantel universitario en esa temporada.
Naturalmente, esa relación terminó abruptamente cuando De Paul se pasó a la vereda contraria, luego de militar en la escuadra de Viña del Mar. Ahí, derechamente, se transformó en un personaje ingrata. El guardameta ha procurado ser cauto en sus declaraciones, aunque en la intimidad del vestuario albo se le ha visto entonando canciones dirigidas al equipo azul. Igualmente, ha recibido desprecio.
“Mi paso por la U fue estresante y no lo pasamos bien por los resultados... pero eso se valora muchísimo, son aprendizajes”, dijo a Directv, por ejemplo, en noviembre de 2022, cuando se había sumado a los albos. “Valoro mucho lo que viví en el club. Ahora, nunca tuve conversaciones para seguir. No se acercaron, pero me fui tranquilo, ya que di lo mejor”, complementó. Y concluyó: “Jamás hablaré mal de los lugares que me dieron la posibilidad de trabajar (...) hay mucha gente que me tiene mucho cariño en la U. No guardo rencor con nadie”.
El disparo de Johnny Herrera
Este sábado, en el Estadio Nacional, De Paul no recibirá, precisamente, palabras de bienvenida. En las redes sociales, de hecho, hay llamados hacerle sentir la presión. Públicamente, de hecho, su excompañero Johnny Herrera encendió la mecha. “De Paul siempre se pone nervioso en el Nacional. O le duele algo”, disparó el histórico guardameta estudiantil, ahora como comentarista del programa Todos Somos Técnicos, de TNT Sports.
No es primera vez que Herrera se refiere en esos términos al portero nacido en Argentina. En 2011 emitió un juicio similar. “De Paul tuvo muchos problemas para empezar y no termina jugando, producto de los mismos problemas que tuvo. Él sufría cuando le tocaba jugar en la U, terminaba todo acalambrado por la tensión que tenía”, explicaba, en el mismo panel en el que detonó la bomba esta semana.
Los azules, de hecho, no olvidan el desenlace del Superclásico de 2019, en el Monumental. En ese duelo, un balón que el golero despejó en una dubitativa resolución permitió el tiro de esquina que, luego, después de la ejecución de Pablo Mouche, desembocaría en el agónico cabezazo de Julio Barroso. La conversión profundizaba una herida qu recién vino a cicatrizar con el triunfo laico de este año en Macul.