Hay dos elementos que hacen único a Bryson DeChambeau en el circuito. Uno, es su conocida afición por el estudio detallado del juego del golf, que han hecho que lo llamen “El Científico”. El otro es su transformación física, por lo que ha pedido que lo llamen “Hulk”, un cambio que también tiene que ver con la primera obsesión. Ahora se le puede sumar que es el nuevo campeón del US Open, donde Joaquín Niemann también participó.
Han sido años de trabajo, mental y físico, para cerrar este domingo con un triunfo soñado en el US Open. En un campo que permitió que apenas él pudiera terminar los cuatro días bajo el par, el Científico no bajó nunca los brazos en la cuarta ronda, ni siquiera cuando se sabía que la corona era suya, cinco o seis hoyos antes de que terminara el día. Es que las cuentas, mil veces sacadas, estaban claras.
El campeón llegaba a la última ronda dos golpes detrás del líder, Matthew Wolff, pero terminó con seis golpes de ventaja con el segundo.
El estadounidense, que el miércoles pasado cumplió 27 años, fue en 2015 el quinto jugador en la historia en ganar la NCAA y el US Amateur, los dos torneos principales de amateurs en Estados Unidos; en 2016 fue el mejor aficionado en el Masters (21º en la general). Tras hacerse profesional suma seis triunfos en el PGA Tour.
Sobre su afición al estudio, el egresado de Física durante su período en la NCAA intenta aplicar sus conocimientos a mejorar su rendimiento en la cancha. Lo evidente es que hace un swing extraño, sus palos no parecen modernos y lo cierto es que los diseñó él mismo. Ante la variedad de palos que lleva cualquier golfista, un día el californiano se preguntó: ¿Por qué no puedo pegar el mismo swing con todos los hierros de la bolsa? Sería todo más fácil.
Y empezó a probar. Ahora todos sus hierros, del 3 al wedge, tienen la misma longitud, 95,3 centímetros. La idea siempre es que cuanto más cerrado sea el palo, más larga es la varilla. También decidió modificar el ángulo de la vara respecto a la cara del palo. Tampoco dejó tranquilo al grip, la parte del palo por donde se le toma. Son muy anchos, casi parecidos a una raqueta de tenis, con una parte plana. Ese invento se ha popularizado en las marcas más reconocidas.
El cambio físico, en tanto, sorprendió a muchos cuando se reanudó el golf tras la pandemia. El jugador dice consumir tres mil calorías al día, lo que sumado a un evidente trabajo de gimnasio busca pegar más fuerte que nadie.
DeChambeau confiesa haber ganado nueve kilos de musculatura en tres meses. Dice que desayuna cuatro huevos, tocino, varias tostadas y un par de batidos de proteínas. Luego, come dos o tres barritas energéticas, incluso durante rondas de práctica sandwiches, snack que repetía por la tarde, si sale de nuevo a la cancha. ¿Cena? Carne con papas, además de un par de batidos más. “La idea es mantener la proporción 2 a 1 entre carbohidratos y proteínas”, ha declarado. Sus hipótesis fueron confirmadas en Winged Foot.