Pasado la medianoche, se oficializó la determinación, en la que además se manifestó que "se analizará la mejor alternativa para la continuidad profesional del jugador, la cual asegure su desarrollo profesional, con el objetivo de que en un futuro próximo se sume a la institución".
La idea del club es mandarlo a préstamo. Sin embargo, se abrió una nueva arista en el conflicto, ya que se firmó un contrato por cuatro años (US$ 350 mil por el pase), pero este ya no fue registrado en la ANFP, pues pasaron los 10 días para realizar este trámite.
Aunque en Blanco y Negro tenían el finiquito de Cobresal, su último club, faltaba el de Santa Cruz, equipo dueño de su carta y que pertenece a Cristián Ogalde, quien también representa al jugador. El agente se había comprometido a realizar esta diligencia. No obstante, el club de la Sexta Región no ha presentado el finiquito en Quilín y tampoco le ha comunicado a ByN si el volante firmó ese documento.
El contrato de transferencia firmado por ByN quedó en poder de Ogalde, pero nunca llegó a Pedreros ni a Quilín con la firma de Santa Cruz. Así, todo el papeleo realizado quedó sin efecto. E, incluso, el jugador podría negociar tranquilamente con otro club. De cierta forma, sin ese documento firmado por ambos clubes, la operación es inexistente.
Por lo mismo, ByN tampoco ha pagado la cifra acordada con Santa Cruz. Ni un peso, aseguran en Macul. Así, para permanecer en el club deberá firmar un nuevo vínculo, que en la concesionaria confían en que sea en los mismos términos. Y, aseguran, lo más probable es que esto suceda el próximo lunes. El destino final será el préstamo.