Quincy Promes luce una carrera que se la querría cualquier futbolista en el mundo. En Países Bajos, defendió al Twente, al Go Ahead Eagles y al Ajax. Y fuera de las fronteras de su país, al Sevilla y al Spartark de Moscú. Una adecuada administración de sus finanzas le habría permitido vivir en paz y con holgura el resto de sus días. Sin embargo, optó por otro camino. Probablemente, el peor: optó por el narcotráfico.
El jugador, a quien muchos consideraban como uno de los elementos de mayor proyección en el planeta, se enfrenta ahora al peso de la justicia. Y no por algo menor: es procesado por la internación de un cuantioso cargamento de cocaína.
Más de una tonelada
La cantidad de droga que pretendían pasar Promes y sus cómplices era de gran magnitud: 1.300 kilos. Lo harían a través del puerto belga de Amberes donde, para pesar de sus intenciones, fueron interceptados por la policía local. El hecho ocurrió en 2020.
Hoy, el jugador milita en el fútbol ruso. Sin embargo, está apercibido de presentarse a la justicia, por petición del Ministerio Público. Si no lo hace, se expone a que su ausencia se considere como un agravante para su ya complicada situación judicial. En principio, será su abogado, Robert Malevicz, quien comparecerá en su representación ante la fiscalía y el juez.
El antecedente no es el único que vincula a Promes con los tribunales. Antes había sido procesado por apuñalar a un primo durante una celebración familiar. La víctima sufrió una seria lesión a nivel de los tendones de una de las rodillas.
Promes vistió la camiseta de la selección de su país en 50 oportunidades, aunque no era considerado desde 2021. Anotó siete goles con la Oranje. En el Spartak era una de las figuras del equipo. En la última temporada, disputó 32 encuentros y anotó 22 goles. Ahora, su carrera y su proyecto de vida están seriamente amenazados.