Es martes y por las calles de Santiago destacan las motos de reparto y más de un auto con las luces de emergencia encendidas mientras el conductor baja una caja de verduras y las dirige a un edificio. “Al 223, por favor”, dice el repartidor y descansa mientras el comprador baja. Con mascarilla, cuesta identificarlo, pero el jockey da luces: una marca de palos de golf.
Los campos están cerrados desde marzo en Chile, lo que ha complicado a jugadores, caddies y a los profesionales, que no han podido entrenar ni menos ir al extranjero a jugar. Son varias las historias de deportistas de alto nivel que han tenido que reinventarse en esta época de pandemia.
El golfista profesional Juan Cerda, de 26 años, es el mejor ejemplo. El miembro del PGA Tour Latinoamérica aprovecha un par de días a la semana para repartir frutas y verduras “directo desde la feria”, como asegura.
“En vista de que no hay campeonatos y tenemos poco movimiento, me he dedicado a hacer otras cosas. Por ejemplo, se nos ocurrió con mi polola hacer un reparto de frutas y verduras a domicilio y lo estamos haciendo los martes y los viernes. Me he dedicado a eso las últimas tres semanas, en conjunto con el entrenamiento", aclara el deportista.
El reparto lo hace en zonas de La Florida y es fácil contactarlo en su Instagram. La ayuda económica en el caso de los rentados de golf es clave, pues a la actual crisis se suma la que vivió Chile el año pasado. “Hacemos esto para ir llevando la parte económica, ya que el golf se vio súper afectado desde el estallido social y ahora con esto del coronavirus”, relata el jugador.
Antes de las suspensiones, el puentealtino estaba preparando la temporada 2020 del circuito latino, que es una especia de tercera división del prestigioso PGA estadounidense, aquel donde brilla Joaquín Niemann. En la gira, Cerda tiene tenía un status condicional. “Pero tenía chances de entrar a varios torneos y daba justo la coincidencia de que venían varios campeonatos que eran cerca, dos o tres en Argentina y otro acá (el Abierto de Chile), y si no entraba iba a ir igual y jugar la clasificatoria del lunes”, cuenta Cerda.
Que sean cerca es fundamental en los planes del jugador. Buena parte sí, pero no todos los golfistas provienen de familias con recursos como para mantenerse en una carrera cara, que solo con buenos resultados redita buenas ganancias. Cerda, oriundo de la Villa Sargento Menadier 3, es el mejor ejemplo: el padre del campeón del Junior Orrange Bowl 2011 era pelotero en el Club de Polo San Cristóbal, donde muy chico se enamoró del golf, aunque tuviera que levantase a las 5 de la mañana para llegar a un torneo juvenil o se perdiera otros por ser demasiado lejos.
El devenir profesional, calidad que tiene desde 2013, lo tiene este año en el PGA Latinoamérica, y para ese objetivo no descansa. Claro, en el departamento es poco lo que Cerda ha logrado entrenar: “He podido hacer en la casa un poco de approach y putt. Sigo entrenando con el preparador físico online y puedo seguir hablando con mi sicóloga, una hora una vez a la semana", celebra, aunque asegura que no puede esperar el momento en que vuelvan a abrir los clubes.