Ya se realizó el sorteo de la Copa Libertadores y Sudamericana del próximo año y los equipos chilenos conocen a sus respectivos rivales en ambas competencias. Entre quienes enfrentarán a los elencos nacionales hay instituciones de mucha tradición, pero también otros que hacen sus primeras armas. Es el caso de los ecuatorianos de Delfín, que integran el grupo 2 de la Libertadores, junto a Colo Colo, Bolívar y Atlético Nacional de Medellín.
El cuadro ecuatoriano tiene una corta historia. Fundado en febrero de 1989, siempre ha sido uno de los elencos más débiles del balompié de Ecuador. Ha pasado varios años de su historia en el torneo de ascenso y su estadía en la máxima categoría ha sido esporádica e irregular, disputándola sólo en cinco temporadas. Durante 2017, sin embargo, lograron su mejor campaña histórica, ganaron la primera rueda y clasificaron a la final anual, que finalmente perdieron, pero que les valió para quedarse con un inédito subcampeonato y un cupo en el torneo continental de clubes donde, en su edición 2018, harán su estreno internacional.
El club tiene sede en la ciudad de Manta y disputa sus encuentros de local en el Estadio Jocay, de propiedad municipal y con capacidad para 17.800 personas. Tiene como recinto alternativo el Estadio Reales Tamarindos, en la ciudad de Portoviejo, con capacidad para 21 mil espectadores y con mejores instalaciones.
Su entrendor es el uruguayo Guillermo Sanguinetti, quien ya goza de un estatus de privilegio al interior de la institución debido a las buenas actuaciones que ha logrado el equipo durante su conducción. En terreno internacional tendrá, eso sí, su principal y más importante desafío. Las figuras del plantel son el delantero Carlos Garcés, que anotó 19 goles en 35 partidos durante este año, y el volante Jacob Murillo, líder futbolístico del Cetáceo, como apodan a la institución, y máximo asistidor (12) del torneo local.