Lo más importante para Colo Colo, hoy, es ganar. Pero el famoso "ganar como sea" en algún momento pasa la cuenta, si es que el nivel de juego no se consolida. Eso le está faltando al cuadro popular hoy. Afianzarse, convencer de principio a fin, como lo hizo el miércoles en la Copa Libertadores. Por eso terminó sufriendo ayer en el Monumental, ante San Luis, uno de los colistas, que lo entregó literalmente todo, pero no pudo evitar la caída por 3-2 en Macul.
La imagen del Cacique que le ganó a Corinthians a mitad de semana ayudó a que su estadio recibiera a casi 30 mil personas. Hinchas que esperaban una tromba blanca. Es que claro, si el campeón brasileño sucumbió, qué se podía esperar del equipo que se presentó farol del descenso encendido y apretado por el triunfo de Everton, el viernes. En teoría, San Luis no debía ser un rival de peligro para los dueños de casa.
La suposición parecía cumplirse a los siete minutos, después del golazo de Esteban Paredes. Control, gambeta, una tremenda conquista. Esa alegría se disipó de golpe con el empate casi inmediato de Mauro Caballero. Fue el primer susto, el primer aviso, al que nadie le prestó atención, porque a los 15', una combinación notable entre Barrios y Paredes terminó con el segundo tanto del Tanque, el 207 en la carrera del goleador histórico del fútbol chileno.
Otra vez la sensación de carrera corrida. Demasiado tempranera, eso sí. Y es verdad que los albos tuvieron varias ocasiones para anotar el tercero, la mayoría en los pies de un poco fino Barrios. El punto es que poco a poco San Luis fue creciendo y ganando confianza en la cancha del Monumental.
Mucha disputa en el medio, funcionamiento colectivo, el de los quillotanos, contra una sociedad de estrellas, que deslumbraba especialmente cuando la pelota pasaba por los pies de Valdivia y Paredes. Por lo mismo, un cotejo entretenido, con numerosas tapadas de ambos porteros y la tensión de un resultado indefinido.
Los amarillos exigieron mucho a la línea de tres anfitriona, que se mantuvo después del triunfo en la Copa Libertadores. La banda izquierda, custodiada por el juvenil Aguilera, empezó a sufrir y, por lo mismo, la banca ordenó el ingreso de Damián Pérez. El dueño de casa se relajó, justamente lo que nunca hizo ante Corinthians.
La calma llegó recién a los 66', cuando Insaurralde se elevó más que todos y anotó con la cabeza el 3-1. Ahora sí, pese al empeño del cuadro canario, la victoria tenía dueño. El partido, eso sí, no perdió intensidad, principalmente por la porfía de San Luis, que nunca bajó los brazos. Eso quedó demostrado en el epílogo, con el descuento de Gerson Martínez, que abrió un pequeño margen de duda para los minutos del cierre.
No hubo caso ni premio para el esfuerzo de la visita. Colo Colo se quedó con los tres puntos. Con justicia, porque en la suma y resta llegó más al arco contrario, pero con un dejo de preocupación por todo lo que costó.
Está claro, con el nivel de su plantilla, con la calidad individual de sus figuras, a los albos les alcanza en el medio local, incluso bajando uno o dos cambios durante el partido. El Cacique se queda a siete del puntero, Universidad Católica, mientras que San Luis se hunde en el fondo de la tabla. Esa es la síntesis de lo que deja el compromiso en Macul. Aunque Colo Colo debe entender que necesita mejorar mucho para convencer.