Denisse Torres (18) se comunica a través del deporte. Disciplina que existe, ella la practica. El movimiento es su mensaje y las 43 medallas que acumula desde los 10 años, su legado.
Los problemas de comunicación por su Síndrome de Down, que intenta superar con afán en la Escuela Especial Diferencial La Espiga de Puente Alto, los compensa con la energía que le entrega la vida sana.
Y es que Denisse nunca para. Juega a la pelota en la escuela de fútbol de la Universidad de Chile, que realiza Sueño Azul, junto a otros jóvenes con capacidades diferentes. Es allí donde tomó notoriedad, pero no es el único lugar donde destaca.
Además del fútbol, divide su semanas entre los ensayos de animadora y las artes marciales. Este fin de semana disputó una competencia de cheerleaders en Tierra del Fuego, para la que se preparó reluciendo su amor a la animación cada sábado. En cambio, todos los martes y jueves desenvuelve su rol más duro cuando entrena taekwondo.
Cada prueba enciende un aspecto único de su personalidad. Experimenta nuevas sensaciones y descubre vetas que nunca pensó tener. Se conoce y se supera mejor.
En silencio, sin pensar en las primeras planas ni en la fama, solo en el bienestar personal y en aprovechar cada momento, Denisse fue convirtiéndose en una heroína poco a poco. Es un pequeño huracán que quiere arrasar con cuanta actividad se le cruza en el camino. No hay límite para su crecimiento, para su disfrute y sobre todo, para sus ganas de vivir.