No hubo milagro. El K2, la segunda montaña más alta del planeta (8.611 metros sobre el nivel del mar), no se apiadó de Juan Pablo Mohr ni de sus compañeros de expedición en el ataque a la cumbre, el islandés John Snorri y el pakistaní Ali Sadpara, cuyo último contacto con el resto de la humanidad se produjo el viernes 5 de febrero, en momentos que disponían a domar la cima.
El grupo a cargo de la búsqueda de los escaladores, compuesto por autoridades de Pakistán y expertos en alta montaña, anunciaron lo peor. Ya no hay expectativas de éxito. Si alguna vez se encuentra al chileno, será sin vida. Así se les informó también a las familias, que por mínima que era, todavía abrigaban alguna esperanza.
En la conferencia en la que se declaró muertos a los escaladores estuvieron presentes, además de los familiares, el ministro de Turismo de Gilgit-Baltistán, Raja Nasir Ali Khan.
En la instancia, Sajid Sadpara, hijo de Ali, señaló que “el amor y el apoyo abrumadores por el ‘héroe nacional Ali Sadpara’ me ha dado una fuerza inmensa a mí, a mi hermana, a mis hermanos y a mi madre. Mi familia y yo hemos perdido a una persona de buen corazón y la nación paquistaní ha perdido a un individuo valiente y gran aventurero apasionado por la escalada”.
Además, Juan Pablo Diban, uno de los amigos de Mohr, leyó una carta a nombre de las familias de Mohr y Snorri, agradeciendo los esfuerzos de las autoridades para intentar dar con el paradero de los montañistas.
“Los tres eran montañeros fuertes, dispuestos, capaces y con el coraje de hacer historia al pararse en la cima del K2 en condiciones invernales. Según el último contacto conocido por teléfono de John Snorri, estamos seguros de que los tres hombres llegaron a la cima del K2 y algo sucedió en el descenso”, expresó Diban.
“La familia de John Snorri desea agradecer a las autoridades de Pakistán, Chile e Islandia por sus esfuerzos y devoción por encontrar a nuestros seres queridos. No tenemos ninguna duda de que el alcance de la investigación y las tecnologías utilizadas en la búsqueda no tienen precedentes y con suerte, mejorará la seguridad de los futuros montañistas en el camino”, continuó.
“El ejército de Pakistán ha sido un gran apoyo en este momento difícil, compartiendo recursos y mano de obra. A la gran gente del ejército de Pakistán, les damos las gracias por cuidar de Ali, John y Pablo. La amistad entre Ali, John y Pablo es algo que valoraremos”, prosiguió
“Además, como familia de Juan Pablo Mohr, queremos compartir los mismos sentimientos y gratitud por todos los que estuvieron involucrados en esta histórica operación, el gobierno de Pakistán, el gobierno de Gilgit Baltistán y el Ejército de Pakistán y con una mención especial a la familia Sadpara, por todo el apoyo y la amistad y sus amigos y gente de Skardu, cuyo amor por Ali, JP y John está ahora para siempre en nuestros corazones. Continuaremos su legado, juntos”, cerró Diban.
De esta forma, Juan Pablo Mohr se suma a la lista de montañistas nacionales fallecidos, aunque su condición oficial por ahora seguirá siendo desparecido. Es lo que corresponde, por las condiciones en que se perdió el contacto con él. En Pakistán se encuentra su primo, asesor y mejor amigo, Federico Scheuch, quien ya sospechaba lo peor. “Esto es una pesadilla”, comentó una de las personas más cercanas al escalador. “Tenemos que honrar a JP, seguir su legado”, agregó.
Mohr, arquitecto de profesión, deja este mundo a los 34 años (los cumplió el 10 de febrero). Padre de tres hijos (Juan Pablo, Pedro y Elisa), su relación con la montaña se inició a los 17 años. Y en su carrera se consagró con cinco cimas sobre los 8 mil metros: el Annapurna (8.091), el Manaslu (8.163), el Lhotse (8.516), el Everest (8.849) y el Dhaulagiri (8.167). Su marca distintiva, sin embargo, fue que todas estas cumbres las consiguió sin el apoyo de oxígeno suplementario.