Fernández Vial no jugó este fin de semana, pero sufrió uno de los peores dolores de su historia institucional. El legendario club penquista cae a la Tercera División. Es decir, desciende a la cuarta categoría del fútbol chileno y, de paso, abandona el profesionalismo. El sitial es impropio de una institución centenaria y que, por cierto, luce el rótulo de ser una de las más populares de la región del Biobío.

El sentido común torna impensable que una entidad con ese nivel de respaldo se codee permanentemente con las crisis. Sin embargo, el devenir institucional está lleno de esos momentos. Aprietos económicos, decepciones deportivas y hasta la existencia paralela de dos clubes con el mismo nombre que llegaron a enfrentarse alguna vez en la cancha forman parte de un historial que cada cierto rato se actualiza con nuevos yerros. Este año, de hecho, está plagado de esas situaciones.

El festival de errores

Con 21 partidos jugados, los aurinegros lucen apenas siete unidades en la tabla de posiciones. Esa cosecha, sin embargo, no coincide con la producción deportiva del equipo, que tampoco ha sido brillante, pero es algo superior: ha ganado tres partidos, igualado siete y perdido 11. Es decir, debería acumular 19 unidades.

La explicación para la diferencia radica en que el equipo penquista ha perdido 12 de esos puntos por dictámenes del Tribunal de Disciplina, en razón de incumplimientos salariales y administrativos. Sufrieron restas después del triunfo ante Con Con, por un error de inscripción de un miembro cuerpo técnico. Y luego, por retrasos en el pago de remuneraciones.

El plantel vialino, en un entrenamiento. (Foto: Comunicaciones Fernández Vial).

La inoperancia de la mesa directiva que encabeza Martín Iribarne, cuyo rostro prácticamente no se ve en el sur desde la presentación de la sociedad que administra el club desde mediados del año pasado, se traspasó al campo de juego, donde la escuadra que dirige Sebastián Ortiz remató la temporada con una racha nefasta, en la que sumó cuatro derrotas consecutivas: ante Trasandino, Melipilla, Concepción y Real San Joaquín. A su participación en el torneo le quedan apenas cinco partidos, por lo que ni sumando todos los puntos en juego alcanzarían a salvarse.

En abril se había dado una situación que roza lo tragicómica. Una descripción del sitio web institucional daba cuenta de una particular relación con Unión La Calera. “FERNANDEZ VIAL … ¡ABONATE AL CEMENTERO! … ¡Pronto jugaremos un nuevo partido! Estamos a la espera de autorización del próximo partido 2024″, señalaba el portal oficial del club penquista. Iribarne, por cierto, había estado vinculado al club de la región de Valparaíso.

Explicaciones

Ya en marzo, los futbolistas acusaban las irregularidades. “El club presenta deudas por remuneraciones correspondientes a marzo de 2024 con sus jugadores y cuerpo técnico. Parte de este último, además, registra deudas impagas de años anteriores”, declararon, a través de un comunicado que fue publicado en la cuenta del Sifup en la red X.

Se adeudan diversas sumas por atrasos en los pagos de viviendas (arriendos y pensiones), lo que ha generado que a algunos compañeros se les exija el abandono inmediato de su lugar de residencia”, agregaba la misiva.

La situación era tan traumática que se traducía en problemas específicos que afectaban las labores de los jugadores. “Los últimos cuatro meses hemos lidiado con precarias condiciones laborales que no se condicen ni son aptas para el desarrollo de nuestra actividad de manera profesional, como por ejemplo, inadecuados lugares de entrenamiento, viajes, alimentación, indumentaria deportiva, entre otras”, acusaban.

En ese momento, el Sifup anunció que exigiría el respaldo de los ingresos de los jugadores por la vía competente. “Solicitamos a la ANFP que procedan con la retención de la garantía de participación de Fernández Vial por sueldos impagos de marzo. Además, club adeuda finiquitos de dos jugadores y pagaré por operación de accidente laboral a otro futbolista”, manifestó la organización gremial.

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