Desde el escándalo de la Polla Gol al Club del Póker: los líos que han manchado al arbitraje chileno antes del caso Gilabert
La polémica en torno a los audios filtrados del juez del partido entre Huachipato y Copiapó es apenas la última de las controversias que han envuelto al referato nacional. En la historia, hay varios eventos que pusieron a los hombres de negro en entredicho.
El fútbol chileno está convulsionado. El informe del Oficial de Cumplimiento de la ANFP, Miguel Ángel Valdés, respecto de las responsabilidades en los acontecimientos que terminaron por costarle la salida de la Comisión de Árbitros a Javier Castrilli, solo ha profundizado los cuestionamientos respecto de la conducta de los árbitros. El complot daña la imagen de una institución, la del referato, que debería funcionar en sentido contrario, como garante de la justicia deportiva.
El escándalo estremece a la actividad futbolística nacional. Sin embargo, no es la única vez que el balompié chileno se ve golpeado por situaciones que rayan en la corrupción, si es que derechamente no la constituyen. En la historia, hay varios hechos reñidos con la corrección que reflotan a propósito de la controversia actual.
La cartilla ganadora
En agosto de 1986, un reportaje de Informe Especial reveló graves irregularidades que habían ocurrido ocho años antes. El 10 de septiembre de 1978, Ñublense venció a Colo Colo, en un duelo en el que los Diablos Rojos estaban lejos de competirles siquiera a los albos en cuanto al favoritismo. La investigación periodística denunció que, en esa oportunidad, solo hubo una cartilla ganadora de la Polla Gol, el concurso de pronósticos deportivos que dominaba en el país en aquella época. El ganador se había adjudicado diez millones de pesos. Hasta ahí, todo parece normal.
El siguiente detalle sí es relevante: el boleto había sido jugado en una agencia de propiedad del juez Víctor Ojeda, quien, precisamente, había dirigido el compromiso. Después del sorteo, Ojeda se defendió argumentando que no había incompatibilidad entre ambas funciones. Sin embargo, había más razones para poner la situación en tela de juicio. En rigor, no era solo Ojeda quien había realizado la apuesta. En la cartilla aparecía una sigla o un seudónimo que revelaba quienes eran los afortunados: OREMA. O era Ojeda, RE era Adolfo Reginato, entonces presidente de la Comisión Arbitral, y MA era Alberto Martínez, el otro juez involucrado en el arreglo de partidos.
La jerarquía de sus puestos les permitía a los involucrados presionar a sus colegas. El precepto era claro: manejar los resultados de los favoritos, lo que haría caer, necesariamente, millones de cartillas. Y con ello, aumentaban considerablemente las opciones de quedarse con el millonario pozo.
El Club del Póker
En 2012, otra vez el arbitraje nacional se vio envuelto en una polémica de proporciones. En esa oportunidad, se develó la existencia del Club del Póker, un colectivo informal en el que, entre apuestas y alcohol, se resolvían las designaciones de los jueces que dirigirían los respectivos partidos, con el consiguiente beneficio económico para quienes, en su mayoría hasta entonces, percibían remuneraciones sujetas a sus participaciones en los fines de semana,
Las veladas se realizaban en el departamento del ex juez internacional Mario Sánchez, quien estaba a cargo del área de Desarrollo, sin participar en la Comisión de Árbitros. “En el arbitraje, todos sabemos que existe el ‘club del póquer’. Que la gente iba a jugar póquer al departamento de Mario Sánchez”, aseguró, en su momento, Sergio Erices, quien había sido despedido poco antes. “Hay muchas situaciones irregulares. Los árbitros que están dentro lo saben y nadie va a hablar”, añadió Cristián Donaire.
La ANFP adoptó medidas drásticas. En principio, decapitó la Comisión, instalando a Pablo Pozo en lugar de Gastón Castro, en la testera. También despidió a Sánchez y suspendió por ocho meses a Cristián Basso, Carlos Rumiano, Marcelo Barraza y Roberto Tobar, quienes aparecieron mencionados en las indagatorias. Además, les quitó la condición de jueces FIFA a los dos últimos, aunque Tobar la recuperaría después, para convertirse en uno de los jueces más cotizados de Sudamérica. “No debe haber ninguna sombra de duda, por mínima que sea, respecto de la corrección, decencia e idoneidad de nuestros árbitros”, declaró, esa vez, Sergio Jadue, quien encabezaba al fútbol chileno.
La rabia de Osorno
En Osorno, la figura de Patricio Polic sigue siendo objeto de rechazo. El juez dirigió el encuentro entre el local y Universidad Católica. Sus decisiones terminaron perjudicando ostensiblemente al dueño de casa. La UC fue favorecida con el cobro de un penal inexistente cuando el partido expiraba, con la anulación de un gol legítimo de los Toros y con la repetición del cuarto lanzamiento en la serie de penales, que inicialmente había sido atajado por el golero sureño.
El escándalo no tardó en producirse. Polic debió abandonar el Parque Schott en medio de altas medidas de seguridad. Cinco años después, junto con el término de su carrera referil, asumió los errores. “Lamentablemente salió perjudicado un equipo por malas decisiones arbitrales, no solamente mías... hubo situaciones que fueron más allá de lo normal por gente, pero uno lamentablemente las decisiones que toma son en décimas de segundo. Me costó perder la (categoría) FIFA, perdí una carrera que habría sido mayor en el ámbito internacional. Di vuelta la página, pero fue duro y no lo pasamos bien”, diría cinco años después en la radio Bio Bío. “Cuando nos equivocamos, fue por que estuve mal ubicado o tomé malas decisiones. Son muchas las cosas que pasan por la mente de un árbitro, pero nunca de mala forma (...) Mi madre la sufría más que yo. Le decía que no viera televisión ni escuchara radio, porque hay cosas que son y no son”, agregaba, descartando de plano una eventual intencionalidad.
La Conmebol, en todo caso, no atendió las razones que, con seguridad, expuso Polic: lo sancionó con ocho meses de inactividad. Y, efectivamente, perdió el parche que acreditaba que estaba facultado para dirigir encuentros internacionales. Luego, por su buen desempeño, lo recuperó.
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