Desde el Mágico González hasta Cristiano Ronaldo: estas son las pataletas más recordadas del fútbol europeo

La imagen recorrió el mundo: Cristiano Ronaldo se para de la banca del Manchester United y se va caminando directo a los camarines, cuando todavía faltan algunos minutos para que termine el partido ante el Tottenham, en Old Trafford. ¿Un berrinche? Hasta ese momento nadie sabía exactamente qué había pasado.

Horas más tarde, la prensa inglesa revelaría que el portugués se molestó cuando el técnico Erik Ten Hag quiso hacerlo ingresar para que jugara los descuentos ante el equipo de Antonio Conte. Una petición que el astro tomó como una falta de respeto, por lo que no solo se negó a entrar, sino que además se fue a los vestuarios, desautorizando al holandés ante la vista de todos.

Si bien el episodio se zanjó con un leve castigo para el crack luso y con un sentido discurso publicado en Instagram, también sirvió para que los principales medios europeos, como el diario español Marca, festinaran con el episodio y recordaran otras pataletas de grandes jugadores del Viejo Continente.

Por ejemplo, la actitud que tenía Gareth Bale cuando no era convocado para los duelos del Real Madrid: el galés asistía al estadio a ver los partidos, pero siempre se iba antes del pitazo final, lo que era interpretado como una falta de compromiso con sus compañeros.

Eso sí, lo que hizo Bernd Schuster en la final de la Copa de Europa de 1986 (actual Champions) fue más comentado. Por ese entonces, el alemán era la estrella del Barcelona y fue reemplazado en el minuto 85 por un defensa. Algo que no entendió el centrocampista y que provocó su salida inmediata del estadio, para irse en taxi a un hotel. ¿Resultado? El Barça no pudo desnivelar en la prórroga y cayó por penales ante el Steaua de Bucarest.

Lo mismo hizo Samuel Eto’o en la final de la Supercopa 2006, cuando fue sustituido en el descanso. El camerunés tomó sus cosas, se fue del Camp Nou y no apareció en la premiación, pese a que el Barcelona logró quedarse con el trofeo.

Otro que también quiso desaparecer del mapa fue Míchel, talentoso jugador de los merengues. En junio de 1989, aburrido de que la hinchada del Madrid lo pifiara cada vez que tocaba la pelota, se fue a los vestuarios antes de que terminara el primer tiempo ante la mirada atónita de los presentes en el duelo contra el Espanyol. Luego intentaron esconder el arrebato diciendo que el español estaba lesionado, pero lo cierto es que simplemente no quiso seguir jugando.

Quien tampoco quiso quedarse en el recinto deportivo fue Eden Hazard, cuando fue reemplazado -a los 60 minutos- en un compromiso entre su selección, Bélgica, y Turquía. De hecho, el delantero se fue directo a los camarines y luego a comer hamburguesas con su familia. “Cometí una estupidez”, diría más tarde. Fue suspendido por dos encuentros.

Luego vienen las rebeldías de aquellos futbolistas que no se presentaron a entrenar por querer cambiar de club o por exigir más vacaciones, pero sin duda el caso más emblemático lo protagonizó Jorge “Mágico” González. La máxima figura del fútbol salvadoreño no se presentó a entrenar con el Cádiz, a fines de la década de los ochenta, porque escuchó que había una huelga y aseguró que creyó que él también debía sumarse al paro.