El deseo le duró tres días a Ríos

El anuncio de Marcelo Ríos de disputar un torneo profesional casi 15 años después de su retiro, causó revuelo en Chile y en el extranjero. La idea del zurdo era acceder a una invitación para el Challenger de Columbus, que se disputa entre el 7 y el 13 de enero.

"No es para volver, pero me bajó esto, porque me sentía bien, tenía el apoyo de mi señora, que me había dicho que jugara con los veteranos, pero le dije: 'qué lata, no es lo mío'. Le encontré sentido, estoy cerca, me sentía bien. Habíamos visto otro challenger, pero lamentablemente los challengers son de la USTA. Entonces, ellos tienen un contrato en el que dan los wild cards a los americanos y no me lo pueden dar. En Ohio estoy esperando. Y si no se puede, no lo voy a hacer", expresaba el tenista al momento de revelar su intención.

Sin embargo, él mismo se puso plazos para obtener la invitación. El afamado Patricio Apey, manager de Alexander Zverev, estuvo a cargo de las tratativas. Sin embargo, recibió la misma respuesta que obtuvo La Tercera al consultar por la opción de invitar al exnúmero uno del mundo al torneo que reparte un poco más de US$ 54 mil en premios.

"Hay un comité de invitaciones que finalmente decidirá quién recibe un wild card", había expresado en estas páginas Todd Alles, máxima autoridad del certamen, quién también recalcó que "históricamente, el comité informa sobre las invitaciones el día antes de que comience el torneo".

Justamente la posibilidad de tener en vilo a Ríos hasta la primera semana de enero y la fuerte preferencia por los tenistas estadounidenses atentaron contra la intención del chileno. "Le dije a Apey que tenía que saberlo antes de empezar la exhibición, porque tengo que entrenarme un poco más. Tampoco quiero entrenar para que después me digan que no", señalaba el martes.

La idea de Ríos de jugar en Ohio era para aprovechar el ritmo de competencia que adquirió desde que comenzó a preparar la exhibición que disputaba anoche ante el ecuatoriano Nicolás Lapentti, en el Gran Arena Monticello, en San Francisco de Mostazal.

Una vez conocida la noticia, en el entorno del Chino, que el próximo miércoles cumplirá 43 años, reconocieron que el tenista se decepcionó, pues estaba motivado con la posibilidad de jugar por única vez un torneo profesional. Además, aseguran que la poca voluntad que hubo de parte de la organización del evento lo terminó convenciendo de no perseverar.

El sueño de Ríos llega a su fin, aunque con el Chino nunca se sabe.