El despiste que casi remata a la U
Torres y Parra, a punto de no estar ante Melgar por desidia administrativa del club. El técnico de arqueros sí quedó fuera. Kudelka suma enojos: el equipo carece de gol, la dirigencia le niega el fichaje del Mago y se encontró un desastre de camarín.
Frank Kudelka salió indignado de Arequipa. Pero no solo por la derrota. Lo que ocurrió antes, que desató todo un terremoto interno en la U, ya lo tenía subiéndose por las paredes.
Primero supo que Gustavo Flores, su preparador de arqueros, no podía ingresar al campo de juego a realizar el calentamiento con Johnny Herrera. No estaba inscrito en la plantilla. Alguien se olvidó de hacerlo. Tiene un tema pendiente en su contrato que recomendó no incluirlo, explican desde el club. Raúl Armando, ayudante de campo del DT, tuvo que encargarse de esos trabajos.
Pero pudo ser peor. Gabriel Torres y Pablo Parra, dos de las incorporaciones, tampoco habían sido inscritos a tiempo en los despachos de la Conmebol, que no los autorizaba a jugar. Un funcionario de la U llegó a la ANFP pasadas las 13.50 del martes, diez minutos antes del límite fijado por la competición. Y no llegó con toda la documentación digitalizada, sino con un aluvión de papeles que Luis Varas, secretario ejecutivo de la Quilín, tuvo que escanear. Cuando envió las fichas de Torres y Parra eran ya las 14.01, fuera de plazo, y el sistema, por defecto, denegó la inscripción.
Tras muchas discusiones, la mediación personal de Sebastián Moreno y un recurso oficial presentado por la ANFP, la Cámara de Apelaciones de la Conmebol, reunida de urgencia, resolvió confirmar la habilitación de ambos futbolistas. Un visto bueno que llegó muy cerca del partido y ya con Kudelka hecho una furia. Y Heller vuelto loco, amenazando con destituciones.
Aunque Parra fue titular y Torres entró en el complemento, el resultado ante el Melgar (1-0) no tranquilizó los ánimos azules. Y abundó en otro problema evidente que paraliza a la U: la falta de gol. Once remates ante el Melgar y solo dos entre los tres palos. Un penal de Matías Rodríguez y un mano a mano clarísimo de Torres fueron resueltos con disparos a las nubes. Ángelo Henríquez, en tanto, sumó 108 días sin celebrar. La última vez que lo hizo fue en 21 de octubre, en el doblete ante Everton (2-0).
El técnico también echó en falta un volante creativo. Algo así como el Mago Jiménez, por el que tanto había insistido durante la semana. Pese a que contó con él durante la pretemporada, a Kudelka no le llena Oroz. Le falta intensidad y experiencia, sostiene. "Se le ha visto muy bajo. Su fichaje siempre generó dudas", dicen ahora desde la administración. Pero por más que el DT le hizo saber a Sabino Aguad que el equipo necesitaba un diez, no le hicieron caso. El DT llamó personalmente al jugador de Palestino para invitarlo a sumarse al plantel. Lo hizo durante este fin de semana. Había un acuerdo, las ganas de ambas partes estaban, pero finalmente la gerencia optó por desechar el arribo del futbolista. "Pedía mucha plata el futbolista", se defienden desde Azul Azul. Aunque Carlos Heller, el presidente, escenificó el ninguneo al técnico refiriéndose al objetivo del Mago como cosas de la prensa. "Fue raro cómo la U manejó mi situación", dijo el propio Jiménez.
Sin hielo
Para añadir más argumentos a la indignación de Kudelka, cuentan en la U que explotó cuando observó el estado del CDA al reincoporarse de la pretemporada. Fallas que entendió insólitas y tenían que ver con despreocupación y negligencia. "El aire acondicionado estaba malo, había un desagüe que se rebalsó cerca del camarín y estaba pasado a mierda y la máquina de hielo para descontracturar al plantel no estaba funcionado. Los jugadores nos tuvimos que meter a esos baldes con hielo, que son súper peligrosos. Las canchas estaban súper bonitas, pero todas sucias", describe un miembro del plantel como resumen de las incomodidades encontradas.
Kudelka acaba contrato en junio, pero en febrero ya está desesperado. Su equipo no encuentra el fútbol ni los resultados. Y los detalles externos, los de servicio y burocracia, no lo ayudan.
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