Cuando Gonzalo Collao dejó la Universidad de Chile y emprendió viaje a la pequeña comunidad española de Almendralejo, soñaba con una historia muy distinta a la que atraviesa hoy. La ilusión era ganar experiencia y minutos en un país que destaca por estar dentro la élite deportiva. Pero la realidad le ha forzado a lidiar con una de las situaciones más angustiante que puede tener un jugador. Su club, el Extremadura Unión Deportiva, es un polvorín institucional. El portero nacional ha tenido que convivir con malos resultados futbolísticos, pocos minutos, sueldos impagos, amenazas de desaparición y dirigentes endeudados. La travesía del seleccionado chileno es pura incertidumbre. Él sigue intentando mantener al equipo en la tercera división española con sus atajadas, aunque todo parece desmoronarse a su alrededor.
En enero de 2020 su experiencia en Chile se terminó. Collao asumía su nueva etapa con madurez e ilusión, tras años luchando por ganarse un nombre dentro del recambio del fútbol nacional. Criado en la U, entendió que para explotar debía probar suerte en otro equipo. Por lo mismo había recaído durante 2018 en Cobreloa, donde rápidamente recibió la atención del medio. Su juventud (tiene 23 años actualmente) ilusionaba, y Reinaldo Rueda lo puso a prueba. Para una de las giras europeas de ese año, el colombiano escribió su nombre en la citación. El 31 de mayo, debutó con La Roja en la victoria 3-2 ante Rumania.
Después de su préstamo en el norte volvería a la U, club con el cual no renovaría su vinculo. Los laicos le ofrecieron un nuevo contrato, pero el jugador quiso partir. Rodrigo Golberg, director deportivo de los azules, no se tomó bien la noticia. “Negociamos cerca de un mes y aceptamos casi todo; y después nos informó que se iría a Europa. Me da pena que jugadores no quieran jugar en la U. ¿Es mejor irse a jugar a la tercera división en Europa o pelear un puesto en la U?”, fue el análisis de “Polaco” cuando se hizo pública la partida del joven a mediados de 2019.
Otra fuga prematura que golpeaba al fútbol chileno. El Extremadura Unión Deportiva, en ese entonces en segunda división, fue el lugar elegido por Gonzalo. El club, fundado en 2007, le ofreció a Collao la opción de competir en un torneo de nivel, donde el equipo soñaba con ascender a La Liga por primera vez en su historia. Pero pasó todo lo contrario. Recién debutó por el equipo español en la fecha 40, a mediados de julio de 2020, cuando lamentablemente ya estaban descendidos.
En Tercera siguió viendo los partidos desde el banquillo. Casto Espinosa, no solo es el guardameta titular, sino que también el gran referente del club. Collao volvía a vivir la misma situación por la que dejó al club que lo formó. Pero mediante avanzaron las fechas el inconveniente de la suplencia fue su menor preocupación. Los problemas monetarios han provocado que la plantilla no haya podido cobrar sus sueldos durante diez meses. Además algunos jugadores han tenido que pagar de su bolsillos las pruebas medicas, y el club no puede contratar nuevos jugadores ya que la institución cuenta con 17 denuncias por impagos desde la temporada pasada. Un caos que se reveló el primero de marzo gracias a un comunicado escrito por jugadores y cuerpo técnico, el cual fue compartido por la Asociación de Futbolistas Españoles.
La respuesta del presidente fue aún más impactante. Manuel Fraganillo, conversó con Radio Marca tras hacerse pública la denuncia de los futbolistas, y derechamente dijo que el club se iba a disolver. “Tengo el 100% de las acciones y no quiero venderlo. Voy a llevar al club a la liquidación y hacer que desaparezca. Es lo más correcto”, fueron las palabras que provocaron un terremoto en la pequeña Almendralejo. Los hinchas del club repudiaron el accionar en redes sociales. La situación fue tan extrema que el empresario español tuvo que echar paso atrás a su contra amenaza.
Tras su ataque de furia recapacitó y se mostró comprometido a arreglar la situación. Algo que no genera confianza, ya que no es la primera vez que promete recular las deudas. Han sido más de diez las reuniones que han tenido durante los últimos meses dirigentes y plantilla para solucionar la crisis, pero hasta ahora no ha salido humo blanco.
Actualmente el Extremadura Unión Deportiva marcha cuarto en su grupo de la Segunda División B Española, una liga que se define como “semiprofesional”. En ella participan 102 clubes, divididos en cinco zonas geográficas que cuentan con 20 equipos. De ahí los cuatro mejores de cada grupo juegan unos playoffs para buscar el ascenso. A eso se aferra Collao y sus compañeros. La vuelta al profesionalismo puede ser la luz al final de túnel.
El ex Universidad de Chile, sigue entrenando y aprendiendo. Le tocó conocer la cara más oscura del fútbol. La de deudas, amenazas y malos ratos. Experiencias que lo marcarán, pero que también le enseñarán a luchar. El portero del futuro sigue intentando sobreponerse y solo se remite a la pelota. Eso es lo que vale, aunque muchos intenten mancharla.