España sigue en alerta. Ya le negó el ingreso a Maxi Mazzaro, barrabrava de Boca Juniors que intentó llegar a Madrid para la final ante River, pero hay otro nombre que genera inquietud: Rafael Di Zeo, el líder de La 12, el grupo de hinchas xeneizes más temido. Tanto que Darío Benedetto, delantero xeneize, no se anima a cuestionar su eventual presencia. "Es hincha y si lo han podido habilitar, por algo será. Para nosotros, bienvenido sea, porque es un líder histórico de la barra", dice el Pipa.
La justicia argentina permitió su salida, lo que no le garantiza ingresar al país europeo. En España, destacan el peligro que representa la presencia de Di Zeo, quien ya estuvo ahí para el amistoso entre Barcelona y Boca. "Están poniendo un primer ladrillo poco esperanzador de cara al partido del Bernabéu, como es permitir que los capos de Boca y River viajen sin problemas a Madrid", plantea Marca. El País profundiza en la relación entre los barristas, los clubes y las autoridades.
"No me gustó ver a Di Zeo organizando la salida de Boca. Me preocupa que la gente los siga", declaró Guillermo Madero, director de Seguridad en Espectáculos Futbolísticos al programa No Todo Pasa. Madero apoya en la prevención a las autoridades españolas. Di Zeo está en la lista de 3.500 individuos con prohibición de entrar a los estadios argentinos, lo que se extiende a la final de la Libertadores en el Bernabéu, aunque en su caso todas las reglas pueden romperse.
Di Zeo lideró la caravana del bus de Boca y le abrió paso al vehículo entre una multitud. Su liderazgo es tan fuerte como su prontuario y los contactos y 'soldados' que lo protegen.
El núcleo duro ronda los 800 seguidores. Un ejército que se abastece gracias a negocios de la barra, que incluyen reventa de entradas, comercialización de paquetes turísticos que consisten en vivir la experiencia que implica ingresar por la puerta de la Bombonera que le da el nombre al grupo y ser parte de ellos, y la adminisitración de los estacionamientos. También la venta de drogas.
Rafa encabeza a La 12 desde 1996. Con un intervalo entre 2007 y 2012, el período que pasó en la cárcel acusado por una golpiza a hinchas de Chacarita y por asociación ilícita, cargo del que fue absuelto. Ese período fue particularmente caótico. Se recuerdan balaceras con la facción que lideraba Mauro Martin. Un pacto dio paso a un cogobierno de esos bandos. La justicia trasandina lo procesó como instigador del delito de homicidio agravado. Y vinculó a altos funcionarios del gobierno de Cristina Fernández con el barrista.