Pablo Guede perdió la paciencia. Se siente traicionado. Considera que en su grupo de trabajo alguien lo está exponiendo a la prensa. O, más bien, está entregando en detalle cada uno de los pasos que da por el Monumental.

Guede no entiende cómo La Tercera se enteró de su intención de leer una carta en la conferencia de prensa de este jueves, en la que buscaba dejar en claro todas las veces que se ha sentido perjudicado por el arbitraje. Sólo la rápida intervención del propio club, y sobre todo del presidente de Blanco y Negro, Aníbal Mosa, frenaron sus intenciones. O, más bien, lo obligaron a hacerlo.

En ese momento comenzó el quiebre que hoy tiene al Cacique sumergido en una guerra interna. Al técnico no le gustó nada que el timonel no lo apoyara en su reclamo. Quería desahogarse y evidenciar cómo los albos son medidos con otra vara, según él. A su juicio, Colo Colo es la institución más grande de Chile, por lo que tiene que sacar la voz cuando corresponde. Y de manera contundente. Pese a eso, hizo caso al jefe.

Su molestia se acrecentó este viernes tras la filtración que reveló la "bomba atómica" que tenía preparada el técnico y que finalmente no pudo ejecutar. En su mente, sin embargo, sigue la idea de leer la carta en el tribunal de disciplina, al que fue citado la semana pasada, si es que llega a asistir este martes. El DT deslizó no tener ganas de presentarse en Quilín, pese a que en ByN creen que será vital su defensa para evitar un castigo que lo pueda sacar del resto del Transición.

Las filtraciones lo sacaron de sus casillas. Este viernes, el técnico reunió a los funcionarios de la institución para reprenderlos. No lo hizo en su llegada a Macul, sino que esperó a realizar la práctica matutina para no alterar el ambiente del elenco que lucha por la punta del Transición.

Una vez que finalizó la sesión con los jugadores, Guede levantó la voz ante sus colaboradores. Golpeó la mesa y pidió explicaciones. No entiende cómo se dio a conocer su plan inicial. "El profe estaba furioso, estaba fuera de sí. Los gritos se escucharon por todos lados. Está vuelto loco", comenta un testigo de la escena.

La furia del DT lo hizo romper una puerta. Se le vio visiblemente afectado, extremadamente irritable. Siente que no puede confiar en nadie y que, al parecer, sus enemigos no sólo son los árbitros, según él mismo se ha encargado de hacerlo ver.

Desde la misma concesionaria avisan que Aníbal Mosa está cansado de los berrinches del DT. Más aún con su actitud desafiante. El comportamiento del argentino terminó de agotar la paciencia del puertomontino.

De esta forma, lo que no habían podido conseguir los fracasos deportivos, parece haberlo logrado el último arrebato del entrenador: fracturar por primera vez la relación idílica entre Mosa y Guede.

El estratega busca vencer a Unión Española y terminar así una de sus semanas más complicadas en Macul. Está cansado y se siente traicionado. Incluso, no se descarta que un traspié hoy gatille su salida del club.