Pareciera que en la Champions League no hay cómo darle a este Real Madrid. De una u otra forma, ya sea con fortuna, fondo futbolístico o pura categoría, el equipo de Zinedine Zidane siempre se las arregla para ganar. Volvió a ocurrir en Kiev, donde los merengues se quedaron con un nuevo título merced a los errores de Kairus, la lesión de Salah, la pegada de Bale y esa vieja costumbre de imponerse cuando de definiciones se trata.
El Madrid no sólo ganó su décimotercera Champions League. Además, se impuso por séptima vez consecutiva en una final, un dato demoledor que habla de la categoría del cuadro merengue a la hora de las definiciones.
Tercer título consecutivo y cuarto en cinco años, un registro que sirve para marcar una era. Lo de Zidane es enorme: dos años y medio como DT profesional y ya suma tres orejonas consecutivas. ¿Qué pasaría si esa marca la consiguiera Guardiola? Nadie dudaría de que se trata del mejor técnico del mundo. Sin estridencias, con un estilo pausado y tranquilo, el francés se ha ganado a un camarín plagado de estrellas que lo respeta y sigue. Ayer volvió a acertar con el cambio de Bale y no titubeó en su idea en los minutos iniciales, cuando el Madrid lo pasó mal con el ímpetu del Liverpool.
En lo individual, Cristiano Ronaldo no apareció en la final, pero igual fue el goleador del torneo por quinto año consecutivo. Tras el partido, al portugués se lo volvió a comer su ego y en vez de celebrar con el resto de sus compañeros, decidió tirar la bomba de su posible partida del club. Cuesta imaginarse a Cristiano lejos de Chamartín, Veremos la capacidad de convencimiento que tienen los millones de Florentino Pérez.
Así como tiene millones de seguidores en el mundo, el Real Madrid también tiene detractores que lo detestan. Y que habrán maldecido la actuación del arquero alemán y la fortuna. No hay cómo darle a este Real Madrid en Europa, amo y señor del continente en el último lustro.