Shaquille O’Neal es una marca registrada del básquetbol mundial. Su irrupción, de hecho, revolucionó a la NBA. La envergadura del astro, quien emergió en los Orlando Magic y tardó poco en transformarse en un icono de la principal competencia basquetbolística a nivel mundial, lo transformó en una pesadilla para las defensas rivales y, también, para los tableros. Varios de ellos, de hecho, sufrieron las consecuencias de soportar tu tamaño. Hay, de hecho, una estadística: destruyo más de 20 producto de sus volcadas, precisamente una de las acciones que lo transformó en un personaje de culto.
Shaq es inconfundible. Razones sobran. Por su juego, por sus 2,16 metros de estatura y por los 145 kilos que pesa. También porque calza 57 y sus zapatillas estaban en las vitrinas de las tiendas en que la marca que lo auspiciaba las comercializaban. O porque ganó cinco anillos de la NBA (cuatro con Los Ángeles Lakers y uno con los Miami Heats), un oro olímpico en Atlanta 1996 con el Dream Team y un campeonato mundial dos años antes. Lo es, también, porque se transformó en comentarista televisivo y su figura hasta aparece en videojuegos en sus dos roles.
Para todos, menos...
The Diesel es, también, cercano. Una muestra de esa condición es la que termina transformándose en una de las mejores anécdotas que ha protagonizado en su vida.
El emblemático jugador repartía pizzas a un grupo de niños cuando recibió una pregunta que puede catalogarse como insólita, por la magnitud de su figura a nivel mundial, y hasta como una daga a la autoestima propia de una figura que, literalmente, estuvo sobre el mundo.
“Disculpe. ¿Usted es Michael Jordan?”, le pregunta uno de los niños al verlo. “No, soy mejor que Michael Jordan, mi nombre es Shaq O’Neal y estoy dando pizza gratis”, le contesta el mítico poste.
La escena la completa la incrédula intervención de una abuela, quien también obtuvo una respuesta de O’Neal. “¿Así que usted no es Michael Jordan?”, preguntó la anciana. “No, soy mucho mejor que Jordan”, respondió el ahora multifacético Shaq, quien ha incursionado también como actor, rapero y empresario.
La última faceta es, de hecho, la que explica la intervención. O’Neal es uno de los dueños de la marca Papa John’s, cuya presencia se extiende por todo el mundo. Además, es uno de los deportistas que mejor ha invertido sus millonarias ganancias. Se estima que su patrimonio alcanza los US$ 400 millones los que, además de los millonarios ingresos que provienen de su glorioso paso por el parqué obedecen a las atinadas decisiones que adoptó cuando dejó de jugar.