El extraordinario cometido realizado hasta el momento por la delegación del Team Chile en Cochabamba parece haber alterado los cálculos y mudado los pronósticos. Porque con los objetivos iniciales fijados por el COCh (los 27 oros de Santiago) situados ya en el horizonte más inmediato, florecen nuevas metas. Ni las proyecciones más halagüeñas habrían podido vaticinar una cosecha de 26 preseas doradas a estas alturas. La pregunta ha dejado de ser cuántas para convertirse en cuándo.
Y es que ni en el día aparentemente más hostil para las aspiraciones nacionales en términos de preseas terminó de apagarse del todo el brillo de las medallas. Fueron sólo dos, es cierto, pero forjadas a pulso y de nobles metales. Llegaron ambas desde Tarata, desde la Escuela Militar de Sargentos del Ejército de Cochabamba, y tuvieron como protagonistas a dos tiradores, anónimos para muchos, que terminaron por salvar la jornada.
Una jornada que había amanecido nublada y con lluvia en la capital de la provincia de Cercado, y que tras la debacle del ciclismo de ruta terminó por iluminar la experimentada Pamela Salman (53) con sus disparos. Aconteció en la prueba individual femenina de Trap de tiro al vuelo, al filo de las dos de la tarde, y la artífice de la gesta fue nada menos que una deportista que había decidido guardar la escopeta en un cajón durante más de dos años. "En Toronto (Panamericanos 2015) no disparé muy bien, quedé mal, luego fallecieron mis dos papás y decidí no disparar más. Guardé la escopeta y fue por mi hijo, que tiene 13 años, que decidí volver de a poquito para entretenerme. Y con el apoyo de mis colegas del trap pude volver a entrenar fuerte hasta que la Federación volvió a considerarme de nuevo", rememora ahora la atleta, con la presea de oro colgándole del cuello, tragando saliva para no emocionarse.
Pamela, madre de dos hijos, oncóloga de profesión y tiradora de raza, retomó los entrenamientos hace apenas ocho meses y sin entrenador, pero con los objetivos bien claros, se plantó en Cochabamba. "La primera ronda la sentí un poco dura porque me faltaba competencia, pero con gran esfuerzo y tenacidad pude lograrlo. Fue un esfuerzo personal brutal porque no tenemos entrenador y no hemos podido viajar a ninguna competencia. No tenemos porque el presidente de la Federación y el Comité Olímpico están apoyando al Skeet con un entrenador solo en esa modalidad, así que nosotros somos, como digo yo, un poco autodidactas. Esperemos que después de esto nos apoyen con un entrenador. Con la Federación, en cualquier caso, no hay ningún problema, los recursos son escasos y se reparten entre los que tienen más futuro. Y yo, como tengo más años, como que no era una candidata para invertir", reconoce Salman, clasificada de forma directa a los Panamericanos de Lima, antes de dedicar la medalla de oro a sus padres: "Yo vine por el oro, no vine por otra cosa. Si volví al tiro fue para ganar".
La otra presea de la jornada para el Team Chile, esta vez plateada, llevó la rúbrica de Ányelo Parada (28), un militar con apenas seis años de experiencia en el tiro al blanco que terminó siendo el segundo mejor de 18 participantes en rifle de aire 10 metros. "Me encanta la lluvia y cuando llegué al polígono dije: Éste es mi día. Ya entré ganador con la lluvia y al final pude lograr una medalla, que es el resultado del esfuerzo. Poder entrenar, competir, representar a Chile y al Ejército y además entregarles una medalla, es algo muy lindo", manifestó el medallista.
Con 26 oros en el bolsillo, la delegación nacional podría igualar e incluso superar hoy mismo la cosecha de los Juegos de Santiago. Los 29 conquistados en Cuenca (1998) o los 31 de La Paz (1978) asoman ya como los nuevos objetivos.