Djokovic está de vuelta. El tenista serbio se adjudicó el título en Roma y avisó que dejó atrás los problemas del comienzo de año. Su primer trofeo del año que consiguió tras vencer al griego Stefanos Tsitsipas, quinto del orbe, por parciales de 6-0 y 7-6(5).
Un triunfo sólido que le permitió escalar a su título número 38 en Masters 1000 y en 88 en toda su carrera, en una semana brillante en la que también pudo entrar al selecto grupo de los jugadores que han ganado más de 1000 partidos en el tenis.
Así, luego de vencer al noruego Casper Ruud (8°) en las semifinales de Roma, Djokovic se instaló junto a Rafael Nadal (1051), Ivan Lendl (1068), Roger Federer (1251) y Jimmy Connors (1274).
Pero la temporada para el tenista serbio no había partido bien. En lo absoluto. En enero Nole viajó a disputar el primer Grand Slam del año, el Abierto de Australia. Ahí, el serbio iba con toda la expectación de conseguir un nuevo título de esas magnitudes para su carrera.
Sin embargo, comenzó una teleserie de larga data que derivó en la deportación del tenista y su imposibilidad de jugar el torneo. De hecho, Nole tenía la esperanza de seguir extendiendo su supremacía en el país oceánico y defender, también, su título logrado en 2021. Pero nada de eso ocurrió.
Polémica en Australia
Y es que el episodio en Australia se terminó coronando como uno de los momentos más polémicos en la carrera del tenista. Una vez que pisó tierra australiana el escenario se le puso complejo. Fue el jueves 14 de enero cuando el deportista recibió la noticia de que su visa de entrada a Australia había sido revocada y se encontraba detenido en Melbourne.
A pesar de haber llevado una exención médica válida para el ingreso de visitantes internacionales, el serbio topó con la ausencia de un elemento clave: la falta de la pauta completa de la vacuna contra el Covid-19 que exige el gobierno de la nación insular.
Desde ahí, el dolor de cabeza para el serbio recién había comenzado, puesto que su caso empezó a crecer y el gobierno de aquel país empezó a intervenir. En medio de unas elecciones federales, políticos vieron en el caso del tenista una oportunidad para posicionarse de cara a la ciudadanía.
Sin embargo, en un choque de poderes, por aquellas semanas el juez Anthony Kelly, del Tribunal del Circuito Federal de Melbourne, ordenó al gobierno australiano otra cosa: implementar su liberación, entregarle su pasaporte y sus efectos personales, además de pagar las costas legales.
Con esta decisión, todo parecía haber sido resuelto. Incluso, Nole llegó entrenar en el Rod Laver Arena. Pero nada de eso. Ahí apareció Alex Hawke, ministro de Inmigración, quien utilizó su facultad especial para, personalmente, cancelarle el visado. “La decisión se ha adoptado por motivos de salud, seguridad y mantenimiento del orden, sobre la base de que era de interés público”, fue la explicación de la autoridad australiana por aquel entonces.
La medida, como era de esperarse, no sentó bien para Nole, intentó anular en una apelación. No obstante, no fue fructífera y los tres jueces destinados para el procedimiento votaron a favor de mantener la medida. Así, a la postre, Djokovic no pudo revalidar su título en Melbourne.
“Me incomoda que el foco de las últimas semanas haya estado en mí y espero que ahora todos podamos concentrarnos en el juego y el torneo que amo”, sostuvo el tenista una vez que conoció aquel fallo en el que de manera unánime se mantuvo la decisión de cancelarle su visa.
Su no a las vacunas
Una vez deportado, el número se mantuvo firme en su decisión de no vacunarse. Una decisión que por momentos causó extrañeza para el mundo del tenis luego de que, días después de irse del país oceánico, se reveló una acción que, para muchos, fue sorpresiva: compró el 80% de las acciones de una farmacéutica danesa QuantBioRes que busca un tratamiento contra el Covid-19.
El CEO de la farmacéutica, Ivan Loncarevic, comentó en ese periodo que la adquisición del por parte de Djokovic se produjo en junio de 2020, y no quiso revelar el monto de la operación que convirtió a la raqueta europea en el máximo accionista.
Un movimiento que muchos consideraron como extraño a causa de la negación por vacunarse. Una vacuna que el tenista dijo que no se pondría, tal como reveló en febrero en un diálogo con la BBC.
“No estoy en contra de la vacunación, pero mi cuerpo es más importante que cualquier título. Es el precio que estoy dispuesto a pagar. Yo defiendo la libertad de ponerme lo que quiera en mi cuerpo”, indicó en la entrevista, manifestando que estaba dispuesto a sacrificar otras competencias si es que uno de los requisitos solicitados es estar vacunado.
“Yo defiendo la libertad de ponerme lo que quiera en mi cuerpo”, indicó en la entrevista.
La razón esgrimida por Djokovic es “porque los principios en lo que a mi cuerpo se refiere son más importantes que cualquier título o cualquier otra cosa”.
Sin embargo, quiso descartarse de la etiqueta de “antivacuna” o de apoyar dicho movimiento. “Nunca estuve en contra de la vacunación. Entiendo que, a nivel mundial, todos están tratando de hacer un gran esfuerzo para manejar este virus y ver, con suerte, un final pronto para este virus”.
Finalmente, cerró el diálogo con aquel medio explicando que su deportación de Australia no fue por el incumplimiento de algún reglamento, sino que a causa del poder del ministro de Inmigración del país oceánico. “La razón por la que fui deportado de Australia fue porque el Ministro de Inmigración usó su discreción para cancelar mi visa debido a su percepción de que podría crear un sentimiento antivacunas en el país o en la ciudad, con lo que no estoy de acuerdo”.
De ceder su reinado a ganar Roma
Al estar envuelto en polémicas, Djokovic, entró en una curva descendente. Así, llegó a perder su liderato del ranking ATP en febrero tras caer en Dubai, y que llevaba 79 semanas consecutivas como número uno del orbe. Así, le entregó ese puesto al ruso Daniil Medvedev, hoy segundo.
No eran los mejores momentos de Nole, quien, además de ceder la cima del ATP, veía cómo no podía entrar a Estados Unidos, lo que provocó que se perdiera Indian Wells y el Miami Open. A pesar de que aparecía anotado en el primer Masters 1.000 del año, su decisión de no vacunarse le impidió participar y decidió restarse del certamen. Lugar que en definitiva tomó el búlgaro Grigor Dimitrov (20°).
Pero en marzo las cosas empezaron a mejorar. Tras confirmarse por parte de Francia que iba a retirar la exigencia del pasaporte COVID, y que podría jugar Roland Garros, se le sumó la sorpresiva caída de Medvedev en la tercera ronda de Indian Wells. Así, en menos de dos semanas Nole volvía a sonreír, pues otra vez ocupaba la cima del ATP e iba a pedir defender su título en Paris.
Como un bálsamo de energía, el serbio volvió a enfocarse en lo que más sabe hacer, y, en la arcilla de Roma, logró hacerse con el primer trofeo del para él de este 2022. Un título que cobra una relevancia importante porque da cuenta de que Nole ya está de vuelta en el circuito y que su hambre por seguir acrecentando su nombre en el tenis no para.
“He estado moldeando mi estilo durante estas últimas semanas y sabía que mi mejor forma en arcilla suele ser en torno a Roma, por lo que no podría ser mejor que llegar a Roland Garros con un título”, dijo una vez que concluyó Roma, mostrando que llega encendido a defender su corona en tierras francesas.
Ahora, Roland Garros es el desafío que tiene al frente. Sacudido de las polémicas de principios de año, Djokovic va por todo.