Novak Djokovic debió luchar con todo para poder imponerse en la final del ATP de Adelaida I. El serbio derrotó por 6(8)-7, 7-6(3) y 6-4 al estadounidense Sebastian Korda. Claro que una de las situaciones que llamaron la atención ocurrió en el final del primer parcial.

Una vez terminado el tie break, Djokovic se fue hacia su silla apuntando con el dedo hacia un sector de las tribunas, haciendo claros gestos para que alguien se retirara. Al no encontrar la respuesta esperada, insistió ahora hablando en italiano. “¡Fuori! ¡Vai fuori!”. Algo así como “fuera, vete”.

Al final fue su hermano Marko quien terminó parándose para abandonar el recinto, tal como lo captaron las cámaras de la transmisión oficial.

Encuentro complicado

El duelo para Dokovic se puso cuesta arriba desde el noveno juego del primer set. Allí, Korda se las arregló para quebrarle el servicio y llegó a tener un triple punto de partido en el game siguiente, que el serbio alcanzó a salvar llevando todo al desempate.

Aquí llegó otro momento frustrante para Nole, pues estuvo 7-6 arriba, apunto de llevarse el set. Sin embargo, no logró concretar y terminó cayendo en el tie break por 10-8.

En el segundo set ocurrió algo similar. Korda dio el primer golpe en el tercer juego para pasar 2-1 arriba y en el 12° juego Djokovic forzó el desempate. Claro que en esta oportunidad triunfó de forma clara por 7-3.

Ya en el parcial definitivo, Djokovic aprovechó la primera debilidad del estadounidense en el décimo juego para cerrar el encuentro y conseguir su título 92.

“Nadie es invencible. Hemos visto a los grandes tenistas de la historia perder grandes partidos. He perdido muchos donde iba ganando o estuve muy cerca”, manifestó Djokovic tras el encuentro. “A veces caen de tu lado y otras no. Por suerte, he ganado más de ellos, por lo que obviamente estoy feliz”, añadió.

“Hay quien se siente más cómodo sacando y voleando, cuando está con punto de partido en contra, otros se sienten más cómodos jugando de forma más conservadora desde el fondo. Es una cuestión del momento, contra quién juegas y cómo te sientes”, prosiguió el tenista antes de apuntar que “está claro que miles de cosas se te pasan por la cabeza en ese momento. Sientes la presión, sin duda. Es solo cómo manejarla, cómo adaptarla y cómo vuelves al presente e intentas sacarle el mayor rendimiento”.

Además, planteó que mientras más victorias ajustadas gana, mayor es el impacto en los rivales. “Creo que llega más a la cabeza de tus rivales también. Eso es lo que quiero. Quiero que sepan, que independientemente del marcador, siempre estoy ahí, siempre peleando hasta el último punto y puedo darle la vuelta”, advirtió.

“Tenía todo bajo control. Yo no estaba jugando mi mejor tenis, pero encontré la manera de ganar”, confesó Djokovic. “Creo que en los días duros, cuando no estás pegando a la bola, no sientes tu mejor versión en la pista y ganas el partido, sobre todo si es en las últimas rondas como la final, te da más confianza y satisfacción por haberlo conseguido”, cerró.

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