"Siempre digo que, para mí, el que juega singles es el bueno y los que juegan dobles son singlistas fracasados". Tras la victoria del sábado de Hans Podlipnik y Nicolás Jarry en el ATP 250 de Quito, la frase, factura de Marcelo Ríos, retumba con fuerza una vez más.
Y es que para muchos, el dobles es la modalidad resistida en el tenis, por lo que dedicarse a ésta representa un desgaste muchas veces innecesario. Y aunque es la especialidad reina en clubes, en el profesionalismo, con el paso del tiempo, los singlistas que disputan los primeros puestos del ranking ATP dejaron de jugarlo. Por algo no hay un Top 20 inserto en él: rendir en single durante todo el año es dar mucha ventaja física y mental.
Bien lo sabe Jaime Fillol, ganador de 15 títulos en dobles y finalista de Roland Garros en 1972 y el Abierto de Estados Unidos en 1974, los dos con el Patricio Cornejo. "El tenista, obviamente, siempre piensa en ser mejor singlista, no doblista. Por eso es que a veces el doble se desarrolla y mira en menos", dice el histórico, abuelo además de Nicolás Jarry.
"Hoy las cosas se ven de otra manera, distinto a como era antes. Por ejemplo, los premios que se entregan a los ganadores de dobles son un tercio de lo que gana el campeón en single", agrega Fillol. Basta con mirar las cifras. En Quito, por ejemplo, el premio que se llevó el español Roberto Corbellés fue de $75.000 dólares. Para Podlipnik y Jarry, en cambio, fue de sólo $27.170.
Los jugadores que realmente se destacaron en las dos especialidades fueron el estadounidense John McEnroe y la checa Martina Navratilova. Y, por supuesto, las hermanas Serena y Venus Williams, que durante las pocas veces que se han juntado para algún Grand Slam, lo hicieron cosechando excelentes resultados.
En Chile, el juego en duplas también ha estado presente con fuerza entre los tenistas. Reconocido es el oro olímpico de Nicolás Massú y Fernando González, en Atenas 2004, uno de los mayores logros en la historia del deporte chileno, por lo que no resulta extraño que, además de copas Davis o Juegos Olímpicos, hayan dos jugando algún torneo. "La concepción de mirar bien a una pareja de dobles va porque así se potencia el equipo de Copa Davis. Y ahora, con el cambio de reglas que se espera implementar, será mejor para una buena dupla", profundiza Fillol.
Desde hace dos años que Hans Podlipnik decidió dedicarse de lleno al circuito de dobles, donde marcha 50º en el ránking. Su pareja actual es el eslovaco Andrej Martin, con quien participa constantemente. "Sentía que no tenía las suficientes herramientas, ni tampoco el capital para dedicarme cien por ciento y cumplir mi sueño, que es ser Top 100. Para mí, lo que ahora vivo es un sueño, poder jugar los Grand Slam sin pasar por las clasficaciones y medirme con los mejores del mundo. Además me apasiona y divierte mucho más el dobles", confiesa H-Pod. Julio Peralta es otro que se dedica completamente a la especialidad.
En el caso de Jarry, su idea aún es mantenerse como singlista. Si bien ha conseguido celebrar en dobles triunfos valiosos y significativos, sus aspiraciones se mantienen individuales. "Cada uno elige su camino. A Nico lo incentivo para que juegue el dobles, pero es una decisión que cada tenista debe tomar personalmente", explica Martín Rodríguez, ex número 15 del mundo en la especialidad y actual entrenador de Jarry.
"El dobles también es tenis, por lo que jugarlo también sirve. Yo jugaba todo. En general, el jugador de single también es un buen jugador de doble", profundiza Rodríguez, quien ganó el ATP de Valencia junto a Fernando González en 2005. "Puede que haya más especialistas en el single, pero es por un tema del tenis. Todos quieren ser singlistas, pero a veces descubres que juegas mucho mejor con otro", recalca.
Aunque ganen considerablemente menos, todos concuerdan en que el dobles puede traer otra clase de satisfacciones. "El dobles es otra forma de realizarse como profesional dentro de este deporte, porque sigue siendo tenis", remata Fillol.