Dos hermanos con el caballo en la sangre

MAX MARIO SILVA POLO
Foto: Mario Tellez

Max y Mario Silva preparan su participación en la Triple Corona, que parte pasado mañana con el Hándicap de Chile. El campeón de la Copa de Naciones y el autor del gol de oro que le dio un título mundial a Chile miran a la cría como su mayor desafío.



Mario Silva (19 años) y su hermano Max (24) se juntan en el Club de Polo San Cristóbal. No es su casa; la familia tiene un campo propio, donde tiene sus caballos y canchas de práctica. Pero en los campos de Vitacura suma historia. En sus canchas, principales y secundarias, jugarán en los próximos días y ahí también uno de ellos le dio un título mundial a Chile.

Los hermanos tienen grandes recuerdos de su paso por las selecciones nacionales. Y los seguidores del polo, su mayor agradecimiento. Max fue el autor del gol de oro que le dio a la Roja el título del Mundial de Santiago 2015. El segundo, formó parte de la selección que ganó, en Argentina, la Copa de Naciones, un año después, venciendo a los poderosos locales.

Mario dice que no se queda en los recuerdos: "Mi carrera ha ido bien. Lo del Mundial fue increíble, pero uno siempre lo deja pasar y trata de seguir superándose a medida que pasa el tiempo. De hecho, nos pegamos un bajón hace poco, pero estamos saliendo, ganamos una copa aquí en el Club hace poco, habíamos cometido errores".

¿Exceso de confianza? "Por lo del Mundial, no", responde con seguridad Mario Silva. Y complementa: "Al otro día del Mundial yo ya estaba tratando de seguir montando y cosas así. Eso no influyó en nada".

Para Maximiliano, su propio logro es inolvidable. "Ganar la Copa de las Naciones en Argentina, allá, es poco pensando. Claro, uno va con la intención de ganar, pero también es cierto que uno va a jugar a Palermo contra Argentina, ellos con sus caballos. Cuesta, y creo que hicimos un gran trabajo. Llevamos algunos caballos de Chile, fue buenísimo. Son pocas las veces que uno la puede contar, así que cuando se puede, es un orgullo tremendo", relata.

No ha vuelto Max a las nóminas, pero no tiene resentimientos. "Siempre hay entrenadores (nacionales) y uno tiene que respetar sus decisiones. No porque uno sea mejor o peor jugador va a quedar o no seleccionado, sino que muchas veces las combinaciones hacen que el equipo funcione mejor o peor. Es respetable, somos todos los jugadores amigos y estoy seguro de que ni los entrenadores ni los jugadores quieren echar abajo a nadie. Por eso uno se queda tranquilo".

Pero ninguno de los dos hermanos se queda en los recuerdos con la camiseta nacional. Miran al frente, a largo y corto plazo.

En lo inmediato, este miércoles se inicia el Hándicap de Chile, el primer torneo de la Triple Corona del polo nacional. Ambos defenderán a Casa Silva, junto a Matías Vial y el argentino Guillermo Terrera.

¿Sus expectativas en los campeonatos? Mario dice: "Uno trata de ganar todos los partidos y ojalá quedarse con la Triple Corona, venimos bien motivados, bien preparados, con una buena caballada y siempre la enfrentamos tratando de ganar todo".

Max complementa: "Las expectativas de los campeonatos son siempre, primero, pasarlo bien, que es lo más importante. Si no, para qué jugamos. Y después, obviamente ganar, dentro de la buena onda que hay entre los jugadores chilenos, todo el esfuerzo que uno hace es para ganar, tener resultados y satisfacción propia".

El equipo ha jugado finales. Ha perdido y ganado en los años anteriores, pero como sea, la vara es alta. Así lo reconoce el mayor de los hermanos: "La gracia es superar esa valla cada año".

En el Abierto de Chile, Tomás Beresford jugará en lugar de Mario Silva, pues se juega a cinco goles más.

Los Silva se hacen cargo del aporte que significa la llegada de los polistas argentinos a la temporada de alto hándicap nacional. Terrera viene con ocho goles de valorización, mientras que incluso habrá un 10 goles de hándicap en Miele: Pablo Mac Donough.

Para Max Silva, el aporte de los transandinos es fundamental. "Para mejorar hay que jugar buen polo y como todos saben, los argentinos tienen los mejores jugadores a nivel mundial. Entonces, que vengan ellos... aparte que tienen una buena onda, que además de pasarlo bien, el polo sube de manera impresionante".

El polista agrega: "A nosotros nos ayuda a salirnos de la costumbre de jugar todo el año un polo a 14, 16 o 12 goles. Y cuando llegan estos argentinos que están jugando a otro ritmo, a uno se le prende le ampolleta de que tiene que empezar a mejorar".

Las enseñanzas se ven en cada partido y también en las prácticas previas. "Este deporte se juega muy en equipo, hay que apoyarse. Si hago una jugada mal, los compañeros lo van a decir. Los argentinos vienen y enseñan y uno trata de aprender lo que más puede. Ellos enseñan mucho", agrega Maximiliano Silva.

Mario dio la PSU hace unos días y tiene decidido estudiar Agronomía, misma carrera que su hermano ya está terminando. La viña familiar condiciona el futuro de los Silva, un porvenir en el que el polo no es, necesariamente, fundamental. Al menos jugarlo.

"Entro el próximo año a la universidad, siempre uno tiene que tratar de estudiar, porque el polo es nuestro hobby al final. Uno trata de hacer las dos cosas", señala Mario.

Tampoco se ve, por ejemplo, jugando en el extranjero en el futuro Max Silva. "Primero quiero sacar mi título (a mediados de 2018), cuando lo tenga se verá qué se hace. Uno siempre tiene el bichito de querer probar otras cosas, pero en su minuto se verá", asegura.

La gran pasión de ambos, lo que de verdad los mueve, es la cría de caballos. Todos los animales son propios de Cría la Viña, el nombre que tomó el criadero cuando se comenzaron a traer desde Argentina ejemplares que hoy son la base de uno de los mejores corrales del país.

Es que los caballos son un tema en la familia. Las primas de los Silva hacen equitación, un tío y el abuelo son fanáticos del rodeo y Mario Pablo y sus hijos, Max, Mario y Clemente (15), del polo.

Mario dice: "Yo creo que esto de los caballos no va a terminar nunca. No sé si voy a ser profesional, porque a mí me gusta más el tema de la crianza, ver cómo los caballos crecen, poder jugarlos después".

Para Max, "la cría es el corazón de todo esto". "Criamos hace mucho tiempo, pero criando de calidad excepcional llevamos unos siete años. Y tenemos hartos, para mi papá y los tres hermanos. Es lo que más me emociona: ir al sur, taquear, ver los caballos nuevos, qué potro va con qué yegua, es apasionante", cierra.

Dicen que Clemente ya está pensando en ser profesional en el futuro. Pero ese será un asunto para más adelante. Para ese largo plazo que todos los Silva tiene claro que llegará.

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