Dragicevic: "Encaré a Yuraszeck por decir que el Monumental es el estadio de Pinochet"
El ex presidente del Cacique dialoga con La Tercera para recordar cómo se construyó el coliseo de Macul.
Peter Dragicevic (69) recibe a La Tercera en el Estadio Croata. La elección no es casual. Además de su condición de vicepresidente del recinto que agrupa a la colectividad balcánica, el expresidente de Colo Colo dice que en esas dependencias comenzó a gestarse el modelo económico que permitió el cumplimiento del sueño más ambicioso de los albos. Muestra el hito específico: el gimnasio. "Aquí fue", remarca.
El 30 de septiembre de 1989, cuatro años después de haber asumido la testera del club popular, el dirigente, acompañado por la Miss Universo Cecilia Bolocco, cortaba la cinta tricolor. El rito daba por inaugurado el estadio Monumental. En rigor, se trataba de la segunda apertura del reducto de Macul, después de la que se realizó en 1975.
"Se usó el mismo principio: los recursos para financiar el Monumental provinieron de la empresa privada. Tendrían exclusividad para vender sus productos durante cinco años, si mal no recuerdo. Con eso logramos el 80 por ciento. Pelearon Coca Cola con la Pepsi, Carozzi con Luchetti, Adidas con Puma. Además, la gente contribuyó a través de un bono en la Colotón. Nos cooperaron Cecilia Bolocco y César Antonio Santis y generamos los recursos, 180 millones. El estadio partió financiado", dice el exdirigente, en el primer intento por derribar para siempre el mito de que el gobierno de Augusto Pinochet ayudó para la concreción de la obra.
¿No se terminó por la venta de Hugo Rubio, entonces?
Hay una confusión ahí. La venta de Hugo Rubio nos permitió hacer Rapa Nui. Nosotros teníamos considerado el estadio sin esa tribuna. En 1985, en una nota que me hace La Cuarta, hablé de los tres objetivos que tenía para mi gestión: lograr la independencia de la Asociación Central, otro era terminar el Monumental y, finalmente, ganar un torneo internacional. Al final terminaría cumpliéndose todo eso. Nos separamos de la Central, se creó la ANFP, terminamos el estadio y ganamos la Libertadores en el mismo estadio.
¿Colaboró Pinochet con el término del Monumental?
Los famosos 300 millones. Eso nunca sucedió, pero sí estuvo el ofrecimiento. Fue un poco antes del plebiscito. A Eduardo Menichetti, que tenía más vinculaciones con la familia Pinochet, lo contactan y le dicen que el Presidente quería tener una reunión con nosotros. Nos invita a La Moneda. Nos dice que quiere cooperar, que cómo lo puede hacer como gobierno. Nosotros teníamos financiado el estadio. Entonces yo, también consciente de la eventual utilización que podría haber significado, de que al final no íbamos a ser nosotros los que termináramos el estadio, sino el gobierno, le dije que no tenía ninguna posibilidad, que el estadio estaba financiado, pero que si él quería cooperar, que no le íbamos a prohibir eso. Que hiciera una sede para los socios, una piscina en los mismos terrenos del estadio ¿Cuánto costaba eso? Alrededor de $ 300 millones. Es ahí cuando hace llamar a Carlos Ojeda, el director de Deportes, y le da la instrucción de que genere los fondos. El general Ojeda le dice que no, que no los tiene y, al final, no lo hizo.
¿Intentaron cobrarle la palabra a Pinochet?
Antes del plebiscito, hablo con el secretario general de Gobierno y le digo que el ofrecimiento de Pinochet no se ha cumplido. Había pasado como un año. También le dije que me vería en la obligación de decir públicamente que no íbamos a recibir esos recursos, que si tenía alguna novedad. Él me dice que no lo puede hacer ahora, porque viene el plebiscito. Le digo que el problema era que históricamente iba a quedar establecido que el ofrecimiento, con el que en un momento determinado estábamos de acuerdo, no se hizo.
Más allá de su versión, el estigma quedó.
Lo instalaron los rivales, pero, bueno, es parte del chaqueteo del chileno, que es una institución nacional, así que no me extraña. Me topé una vez con Yuraszeck (José, expresidente de Azul Azul) en un matrimonio. Ni quería hablar con él. Se me acercó y lo increpé. Le dije que por qué había dicho que el estadio nuestro se hizo con los aportes de Pinochet. "Si tú sabes, porque estabas en el gobierno", le manifesté. Me dijo 'no te preocupís, si eso es política, se olvida rápido". En lo cierto, en la contabilidad porque no podía haber un aporte que no quedara registrado, no hubo ningún aporte de gobierno, de ningún régimen. Y a mucho honor de los colocolinos, que hicimos nuestro estadio con nuestros recursos.
De la gloria a la quiebra
Se fastidia Dragicevic cuando se asocia la obra a la figura de Pinochet, quien además fue presidente honorario del club popular. "Me río cuando hablan del estadio de Pinochet", remarca. Y enfrenta las versiones del exalcalde de Ñuñoa Pedro Sabat y del nieto del exgobernante, Augusto Pinochet Molina, quienes aseguran que sí hubo alguna contribución. "Ninguna. Nada. Si Pedro Sabat tiene los antecedentes, seriamente los debería poner a disposición de la mesa, porque al final, ¿sabes qué pasa?, que Pedro Sabat es de la Chile, lo que le quita toda validez cuando hay un criterio partidista. 'Yo no tengo estadio porque a mí no me ayudó el gobierno, tú lo hiciste porque a ti te ayudaron'. El problema de la U por no tener estadio es un problema de su propia ineficiencia, ¿qué tenemos que ver nosotros con eso? El del nieto de Pinochet es lo mismo. Me imagino que está reivindicando la imagen de su abuelo. De nuevo, parte interesada".
Sabat habló de obras civiles que se realizaron con aportes estatales.
Por lo menos, en lo que a mí respecta, y lo puedo decir con total franqueza y firmeza, jamás hubo un aporte del gobierno para terminar el estadio Monumental. Hubo sí, antes de mi presidencia, acuerdos entre el PEM y el POJH, con Alejandro Ascuí para cerrar el perímetro del estadio. Eso es otra cosa. No tiene nada que ver, porque a cambio del cierre del estadio, Colo Colo tuvo que ceder parte del terreno. Entonces, pagó con terrenos. No fue un regalo.
Pinochet fue presidente honorario de Colo Colo.
Todos los presidentes de Chile fueron elegidos presidentes honorarios y siguieron la misma regla. A mí no me tocó nombrar ningún presidente honorario en el club. Nunca estuvo en ningún evento conmigo. Esto es fútbol. Fui muy cuidadoso como dirigente, sobre todo por la transversalidad del club. Muy, muy delicado en manifestar mi tendencia política y, de hecho, creo que nadie la sabe.
¿Qué le parece la idea de remodelar el Monumental?
Ese es un tema del que se ha contado el 50 por ciento de la verdad y el 50 por ciento no se ha contado. El 50 por ciento es que están tratando de vender el nombre del estadio y de ahí vendría el financiamiento.
El naming right se ocupa en el mundo.
Bueno, pero en Chile, cuando nosotros levantamos la idea en un momento, nos dijeron que por ningún motivo. Si Colo Colo estuviera hoy reflejando realmente el sentir de la gente, se podría hacer con la gente de Colo Colo, a través de campañas de socios, de afiliaciones, de convenios con empresas para generar los recursos. No necesariamente todo tiene que venir de una vez por todas cambiándole la identidad un poco más de lo que la tiene perdida hoy con esto. Es un sino de los tiempos.
En su mandato, Colo Colo terminó quebrando. ¿Sigue insistiendo en que no fue así?
Esa es una ficción, como la de los autos Lada que traje a Chile o como las platas de Pinochet. Colo Colo nunca quebró. En su historia pasó por muchas apreturas. Estuvo intervenido por la propia Asociación Central, pero eso no significaba que quebrara. Tenía patrimonio suficiente para responder por todas sus acreencias y con facilidad, pero buscaron la fórmula, bastante, diría yo, espuria, para apropiarse del fútbol y es así como quebraron todos los clubes profesionales chilenos de un día para otro. Salvo Católica, que llegó a un acuerdo con el Servicios de Impuestos Internos, el fútbol chileno pasó a deber 28 mil millones de pesos, a pito de que el SII interpretó una norma y la aplicó. Eso hizo caer a los clubes en la insolvencia y que la única forma en que pudieran salir de ella era que se transformaran en sociedades anónimas y pudieran pagar a plazo o seguían como corporaciones pagando al contado. Adivina buen adivinador. Ninguna posibilidad.
¿Hace cuánto que no va a un partido en el Monumental?
Unos diez años.
O sea, después de la quiebra, fue.
Sí, a un par de partidos.
¿Cómo lo recibieron?
Bien, muy bien. Con el tiempo he percibido que la gente me ha dado el puesto que corresponde por todo lo que les entregué. Hoy, por ellos, aparezco como una opción para volver y arreglar el club.
¿Cómo cree que, promediando todos los factores, lo recuerda el hincha colocolino?
La verdad es que, muy honestamente, no estoy tan preocupado de ese tema. Voy a escribir un libro ahora, que parto en dos a tres meses más, en donde voy a contar mi verdadera historia. Y objetivamente. Y ahí van a tener que salir varios al baile. No puedes tirar la piedra y esconder la mano. Tienes que hacerte cargo. Y todos los que han tirado una opinión y han creado tendencia o todos los que han sido malulos van a tener que quedar en evidencia. Ya llegué a un acuerdo con la persona que lo va a escribir, que no voy a decir quién es. Ya estamos en el temario, con un régimen de trabajo, en que tengo que reunirme por lo menos dos veces a la semana con él, cosa que no me gusta mucho, pero creo que es como una necesidad.
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