Peter Dragicevic recuerda la incidencia con exactitud. Tanta como respecto de cada paso que dio junto a la dirigencia de Colo Colo que encabezaba para conseguir los recursos que faltaban para completar su principal realización como dirigente deportivo: la construcción del estadio Monumental.
Han pasado varios años desde el encontrón que tuvo con el ex timonel de Azul Azul José Yuraszeck, a quien encaró por sugerir que el gobierno de Augusto Pinochet había aportado decisivamente para la culminación de la obra, pero para el empresario de origen croata no es impedimento para recordar la situación con El Deportivo, incluso con más detalle que en 2019, cuando la dio a conocer en una entrevista con este mismo medio. “Me golpeó mucho lo que dijo Yuraszeck, porque estaba en la U y manifestó que ellos no tenían estadio porque el gobierno no los había apoyado, como si a nosotros sí”, manifiesta, solo a modo de introducción.
En un matrimonio
El relato toma intensidad, nuevamente. “En las cuentas públicas o a través de la Digeder no podía quedar más claro que no hubo peso alguno para el estadio Monumental. Crear ciencia ficción me parece muy penca, pero sobre todo es chaqueteo. No tengo estadio porque no pude hacerlo; entonces, ensucio. Eso fue lo que me molestó y lo que le hice saber”, sostiene. “El Monumental fue puro mérito nuestro. Durante 20 años, el estadio fue prácticamente un basurero y tuvimos el ingenio para terminarlo. Por eso lo defiendo”, añade.
Luego, repasa la situación específica. “Fue en un matrimonio, en uno de los salones del Sheraton. Saliendo al baño me encontré con él y lo encaré. Me pareció muy poco noble de su parte lo que dijo. Entre la gente del deporte siempre hay fair play, respeto por el otro. Todos somos, en alguna medida, futbolistas frustrados, sanos en la competencia. A mí me molestó la falta de valor, de principios, de hacer algo feo en cualquier forma”, explica, en una versión reposada, pero igualmente enérgica.
¿Qué respondió Yuraszeck? “Me contestó que no me preocupara , que era pura política, que se olvida rápido. Pero para mí era un tema bastante sensible, porque era un logro mayor de una gestión que encabecé”, refuerza Dragicevic.
Explicar un fracaso
El ex mandamás albo no vacila en fijar su postura. “Un peso que hubiera entrado y habría sido hecho por el gobierno. Y no, no fue así. El Monumental se construyó por el aporte de las empresas y de los colocolinos”, agrega. Sí admite que la promesa de Pinochet existió, pero no se materializó. “Recuerdo, incluso, que fui donde un señor, García, si mal no recuerdo, a decirle que si los recursos, que iban a ser destinados a otra etapa del estadio, no llegaban, tendría que comunicarlo públicamente. Y fue lo que hice. Cité a una conferencia. Tiene que haber registros de eso, pero nadie se ha dado el trabajo de buscarlos”, manifiesta.
De paso, descarta de plano la visión que entregó Pedro Sabat, ex alcalde de Ñuñoa, quien también se animó a sugerir aportes estatales, aunque a través de la vía de trabajadores financiados por programas como el POJH. “Durante la gestión de Alejandro Ascuí, Colo Colo cedió terrenos del estadio a la municipalidad a cambio de los cierres y del trabajo que se hizo ahí, pero no fue regalado. Fue una permuta de trabajo y cierre por metro de calzada. Entonces, lo de Sabat tampoco tiene sentido”, remarca.
En esa perspectiva, no teme en afrontar las aprensiones que surgen desde la vereda contraria, cuando ya han pasado 35 años desde la reinauguración del coliseo enclavado en Macul. “Para la U es una buena forma de explicar un fracaso, porque han tenido varios intentos que han resultado infructuosos, como el mecano que quedó en Iquique, por ejemplo”, profundiza. Por el escenario actual, dice, acometer una inversión en el mismo sentido no resultaría aconsejable. “Hoy no tendría sentido que destinaran plata a un estadio. Tendrían que invertir en las inferiores, para sacar jugadores y conseguir objetivos deportivos. El Estadio Nacional es un recinto espectacular y la U, como el segundo club de Chile, tiene todo para ocuparlo. Pero yo respeto los intereses de cada uno. Yo, en el caso de ellos, no lo haría. Pero hablo desde la perspectiva de quien ya lo hizo”, precisa, otra vez valorando su gestión.
Incluso acota que, a pesar de la trascendencia de una realización de esa magnitud, el recuerdo puede perder brillo en poco tiempo. “En el caso de Colo Colo, la obra fue opacada por la obtención de la Libertadores, por ejemplo”, explica.