No son días fáciles para Natalia Duco. Tras su audiencia ante el Tribunal de Expertos en Dopaje (TED), el pasado 24 de octubre, en el que enfrenta su acusación por dopaje, la lanzadora se ha refugiado y evita aparecer demasiado en eventos deportivos o sociales. Pero de a poco comienza a salir de su cueva.
A través su cuenta de Instagram, mediante la aplicación de preguntas realizada por sus propios seguidores, la lanzadora de bala se encargó todo el domingo de comentar parte de su nueva rutina, alejada del alto rendimiento y, ahora, mucho más apegada a su faceta académica, dedicada a sus estudios de Sicología en la Gabriela Mistral.
"¿Cómo ha sido este período de suspensión?", consulta un anónimo admirador. "Muy difícil, pero siempre tratando de aplicar todo lo que he aprendido en mi vida para salir adelante", asegura la sanfelipeña. Así, fue más de una treintena de consultas, todas livianas y positivas, en las que Duco entrega algunos detalles de los que han sido, según sus propias palabras, los meses más duros de su carrera.
Elogios, saludos, preguntas por tips de entrenamiento y alimentación, mensajes motivacionales e incluso peticiones de matrimonio... En más de 30 interacciones, Natalia se dio tiempo para el desahogo. Para desvelar que admira a Jesús, a Buda y, como pintor, a Dalí. O que gracias a la sanción está, por primera vez en su vida, disfruta de compañeros de curso en la U, "todos buena onda".
También revela que durante este proceso se dedica a la pintura, otra de sus pasiones. "Por todo lo que está pasando, he tenido tiempode pintar, de explorar otras áreas en mí que me ha potenciado mi alma y corazón", confiesa en otra.
Natalia Duco vive así sus días de exilio, aquejada desde mediados de julio por un positivo que aún mantiene en vilo su carrera. No habla mucho sobre ese episodio; sí de lo mal que lo pasa y de cómo ha salido adelante. Por ahora, la universidad y las redes sociales iluminan esa cueva oscura. Afuera, aún hay muchas otras preguntas.