Rafael Dudamel está molesto. Se le nota en la forma en que responde cada pregunta en la conferencia que ofrece desde el CDA. Sabe que es el centro de las críticas azules y, aunque las asume como parte de su rol, también se esfuerza en aclarar que comparte las inquietudes, sobre todo de los hinchas. “Claro que sí. Hay una autocrítica que realizamos permanentemente después de cada jornada. Comenzamos queriendo darle una buena solidez al equipo en la parte defensa y estamos lográndolo. Nos costaba generar ocasiones de gol. Cuando sentimos que la parte defensiva estaba teniendo una estabilidad, seguimos con la parte ofensiva, tratando de sumarle a esas transiciones rápidas más volumen ofensivo. Nos ha costado mucho poder jugar más en campo contrario y, por ende, tener más opciones para nuestros atacantes. Seguimos insistiendo, buscando nuevas estrategias. No conozco otra manera que las repeticiones, los entrenamientos, sumándoles las características de cada rival. Estamos en dar tranquilidad, confianza y en trabajar. No conozco otra manera para poder trabajar”, analiza respecto de su gestión.

En una materia es especialmente enfático: su continuidad en la banca estudiantil. “Cada partido nos presenta una historia distinta, nos da una oportunidad de poder cambiar, de mejorar. Más fácil sería cerrar la puerta y declinar. Esa opción cobarde no es la nuestra. Nosotros elegimos la valentía para enfrentar la realidad en la que estamos inmersos. Esa es nuestra opción”, dice. De paso, descarta quiebres. “No comparto lo del camarín quebrado cuando veo entre ellos un respeto, camaradería. Cada uno sabe la particular circunstancia que estamos enfrentando. El grupo está fuerte, unido, trabajando para sacar adelante esta apremiante situación”, sostiene.

Más adelante añadiría que mantiene una comunicación normal con la dirigencia, evitando categorizarla. “Nosotros, cada vez que nos sentamos a conversar, hablamos con total profundidad de lo que esté planteado en el momento, del partido reciente, de los jugadores. Ellos están totalmente involucrados en la búsqueda de soluciones. Decirte me siento respaldado o cuestionado puede dar para la continua producción de especulaciones. Yo me dedico a trabajar. No tenemos hoy el mejor rendimiento o porcentaje en los números, es cierto, no nos vamos a esconder de ello. No me escondo de las responsabilidades, porque cuando ganamos soy el primero en salir a disfrutar del triunfo”.

El estratega llanero también aborda los exabruptos que protagonizó en el duelo ante Iquique, especialmente el insulto al delantero iquiqueño Matías Donoso, a quien llamó ‘comemierda’. “Lo que pasa es que desde el traje, la corbata y el micrófono es mucho más sencillo que para mí. Fue un intercambio entre hombres de fútbol y allí se queda. Cuando terminó el partido, con el entrenador rival y el jugador nos cruzamos. Ofrezco mi más sinceras disculpas por no haber utilizado un lenguaje correcto, pero todos los que jugamos al fútbol sabemos cómo se maneja bajo la adrenalina y las revoluciones del juego. Son cosas de partido”, sentencia.

El técnico venezolano dice que prefiere poner su foco en el trabajo. “La única manera de revertirlo es ganando. Quedan cuatro partidos trascendentales, finales, de suma importancia. Esperamos ganar la mayoría, ojalá todos. Después, que el porcentaje aumente para que estés más tranquilo, responde respecto de una consulta relacionada con el rendimiento de los laicos.

Dudamel comparte culpas por el mal momento azul. “Hay algo bastante interesante: responsabilidades compartidas. Y de eso hablamos permanentemente con los jugadores. Me parece natural que las críticas vayan enfocadas hacia el líder del grupo, hacia el técnico, pero nosotros sabemos que las responsabilidades son compartidas. De todo el club. Nadie puede sacarle el cuerpo a sus responsabilidades. Tenemos una autocrítica bastante fuerte, profunda, que nos lleva a estar cada semana exigiéndonos para poder trabajar y mejorar”, enfatiza.

Y también se refiere a una cuestión clave para explicar la baja en el rendimiento azul: el bajo nivel de Walter Montillo. “Con Montillo hemos conversado en infinidad de oportunidades de la parte mental, emocional y futbolística y no he podido encontrar ni acercarme a esa versión que estaba en la gestión anterior. El que puede responder es el jugador. Nosotros hemos hecho todo lo posible por conectarlo con nuestras formas, no ha sido posible. Y no quiero decir que no trabaja bien. Es un gran profesional. Por consecuencia, Larrivey ha caído en su cuota goleadora. Montillo y Larrivey eran una dupla muy importante. No había pelota de Montillo que no fuera direccionada hacia Larrivey. Hemos trabajado con Martínez, con Brandon. Ha sido bastante complejo dar con la mejor forma ofensiva”, reconoce.

El técnico dice entender la inquietud de los hinchas estudiantiles. “Lo pasan mal los hinchas y lo pasamos mal nosotros. Nosotros no dormimos tranquilos. Estamos diariamente conviviendo con esta situación. Los hinchas deben saber que estamos compenetrados con ese sentimiento. ¿Qué nos queda? Trabajar. Hoy más que nunca el futbolista, por encima de su calidad individual, tiene que sacar el carácter por el compromiso con la institución”, afirma.

Dudamel también explica por qué detuvo la práctica del miércoles, molesto por el nivel que mostraban sus jugadores. “Nos quedan cuatro partidos por delante. Mi mente, mi enfoque, mi concentración está en poder preparar y ganar cada partido. Parar la práctica el día miércoles, sí, fue cierto. Sentí que los niveles de ejecución no estaban siendo óptimos, que ya había sido suficiente y que no tenía sentido continuarla con imprecisiones. Las prácticas del jueves y del viernes fueron fantásticas. No soy el único entrenador que para una práctica porque siente que no se estaba haciendo bien un ejercicio. Y no será la última vez. Con cada una de las preguntas se genera mayor incertidumbre. No van a alcanzar un drama donde no lo hay. No veo cuál es el misterio en que un entrenador culmine una práctica. Esto no es de robot, de máquinas. Esto es de seres humanos”, sostiene.

Finalmente, se refiere al encuentro frente a Coquimbo, para el que no contará con Reinaldo Lenis y tiene en duda a Pablo Aránguiz. “Hoy estamos a 48 horas del último partido disputado. Desde el primer momento empezamos a analizar a nuestro rival del viernes. Es un equipo bastante interesante, que viene de disputar instancias importantes a nivel internacional. No son muchas opciones las que tenemos para el reemplazo de Lenis o Aránguiz. Disfrutamos que venga emergiendo la figura de Simón Contreras, se pueden abrir opciones para Cristián Barros. Vamos a analizarlo bien. No contar con Aránguiz significa una baja sensible. No lo descartamos para el viernes, pero no vamos a forzar su salud por un partido”, concluye.