Eduardo Lobos: "Mi familia lo pasa mal; lee y ve las noticias, hay mucha injusticia"
Señalado desde la grada por sus actuaciones, atacado con sorna por su físico voluminoso, elogiado por sus compañeros y también por sus jefes. El meta ruletero acostumbraba a sortear con el silencio el murmullo que continuamente le acompaña. Al fin decide hablar. De su pasado, su presente y su futuro. Y lo hace en La Tercera antes de enfrascarse en un partido de tenis.
Es domingo, pasado el mediodía, y el arquero titular de Everton desde 2016, Eduardo Lobos (36), luego de entrenar en el complejo deportivo de su club, se prepara para jugar un amistoso de tenis. Han pasado 24 horas desde que jugó la tercera fecha del campeonato contra la UC (0-1) y el portero no para. Dos años en Viña expuesto a duras críticas de la hinchada que ahora al fin decide enfrentar para dar a conocer su punto de vista. Sólo pone una condición: que no se hagan fotos.
Siete equipos chilenos (Colo Colo, Audax, Unión, Wanderers, San Marcos, Cobresal y Everton) y uno en el extranjero (Krylia),
¿Qué club que recuerda con más cariño?
Si hay uno que me identifica es el de Rusia, Krylia Sovetov, donde estuve seis años. Jugamos la Europa League y fue donde me pude consolidar a nivel internacional. Gran parte de mi desarrollo profesional lo realicé allá. Acá en Chile, de todos guardo un tremendo cariño y respeto por darme la posibilidad de hacer lo que más me gusta, fútbol. Me habría encantado seguir en Rusia. Me ofrecieron renovar, me respetaban, me querían. Pero muchas veces hay que tomar decisiones pensando en la familia. Y cuando me fui, en 2010, opté por la mía.
¿Cómo define su carrera?
He tenido de todo un poco. Me formé en Colo Colo, logramos debutar y salir campeones estando el club en quiebra. Venía en ascenso, de los arqueros con más proyección del fútbol chileno. Lamentablemente, a comienzos de la Libertadores, en 2003, se me salió el hombro y estuve seis meses fuera. Después de eso, me costó muchísimo volver. Por todo, por lo físico, lo futbolístico y lo psicológico. En ese proceso, Claudio Bravo empezó a jugar y tomó un nivel que le permitió consolidarse. He tenido una carrera de muchas cosas buenas. He podido hacer lo que quiero, en los lugares que quiero, decidir dónde jugar. Si bien estoy en la etapa final de mi carrera, he sido muy estable en cuanto a rendimiento.
¿Fue esa lesión lo más duro?
Sí, venía muy bien. Habíamos salido campeones y estábamos jugando la Libertadores. Me costó mucho asimilar una lesión así.
¿Se pregunta qué habría pasado con su carrera sin esa lesión?
No, nunca me cuestiono esas cosas. Mi carrera se dio así y creo que ha sido buenísima. No pongo en duda qué hubiese pasado o qué podría haber conseguido. Admiro mi carrera tal como la he conseguido. Mis 18 años en el fútbol profesional han sido buenos.
¿Por qué dura tan poco en los clubes? Cobresal, un año y se va.
Pero jugué todos los partidos como titular. No fue un tema de rendimiento, sino por diferencias de criterio con Giovagnoli. Por eso decidimos poner término al contrato anticipadamente, por el bien de todos.
¿Qué es lo que más le gusta de su puesto?
Es muy difícil decidirse por ser arquero, por todo lo que conlleva, por las responsabilidades. Eres el último hombre y, si te pasan, es gol. Si te equivocas, el equipo pierde. Pero pese a ello, me encanta, me encanta entrenarlo, porque es individual y te da la posibilidad de desarrollar la parte psicológica, ya que estás obligado a ser extremadamente fuerte y saber mantener un equilibrio. Cuando uno tiene buenos resultados, es fácil que te aplaudan. Pero a la primera que te equivoques, te van a matar, te van a hacer pedazos. Hay que estar fuerte en lo mental.
¿Es feliz en Everton?
Me pasan cosas distintas. En el club llevo un año y medio, prácticamente he jugado todos los partidos, no me he lesionado nunca, ha sido de mucha regularidad. Éste es un juego de aciertos y errores, sé que me he equivocado en algunos partidos, como con Colo Colo. Mucha gente piensa que yo me dejo hacer los goles para beneficiarlos. Y claro está que eso a mí no me trae ningún beneficio, todo lo contrario. Mi familia lo pasa mal. Leen y ven las noticias, hay mucha injusticia. Lamentablemente la gente se queda con eso, con el error. En el partido en el que perdimos el título con Colo Colo en Viña, desde mi punto de vista, hice un partido buenísimo, exceptuando el gol de Jaime Valdés. Pero la gente no ve todo lo bueno que uno hace, no ve todo lo que uno puede ayudar o aportar al grupo en todo sentido. Los que me conocen saben cómo yo soy, cómo actúo, cómo entreno. Ha sido raro. He sido uno de los jugadores con mayor regularidad, pero a la vez, soy el más resistido por la hinchada. Estoy tranquilo, sé cómo entreno, sé cómo juego. Soy muy autocrítico. En eso me quedo tranquilo, en lo que piensa el club, el cuerpo técnico y mis compañeros. Saben que yo estoy con ellos a muerte, más allá de los errores.
Tras ese partido con Colo Colo los hinchas desplegaron un lienzo pidiendo su salida, ¿Cómo le repercutió?
Una de mis características es que me puedo abstraer de todo eso, no leo, no veo, no escucho noticias. Esto es un plus, ya que me permite concentrarme en el juego y en mantener el rendimiento. No me repercute absolutamente en nada. Mis compañeros se dan cuenta. Yo sigo entrenando e intento superarme a diario, entreno como un cabro chico de 20. Tengo esa capacidad de abstraerme, incluso en partidos en que todo el estadio me ha cantado que me vaya del club, como fue en Antofagasta. Esto es cosa de gustos, lo que pueda decir la gente, lo que puedan opinar o creer, es cosa de ellos.
¿Cómo enfrenta las críticas por el sobrepeso?
También hago caso omiso. Al estadio que voy, me dicen lo mismo. Al final ya me río. Soy un tipo que siempre se ha preparado. Sé que en algún momento de mi carrera he pasado por momentos de sobrepeso evidentes. Y eso lo sabe todo el mundo, no tengo nada que esconder. En su momento lo pasé mal, porque no podía entrenar como yo quería. Estando en Colo Colo me desgarré seis veces seguidas por el tema del peso y del cuidado, pero hoy en día no me ha pasado. Y eso se ve demostrado en que llevo jugando un año y medio con rendimiento regular.
Esta pretemporada se puso a régimen.
Me cuido, entreno, privilegio el descanso y la alimentación, me sigo preparando, continúo yendo al gimnasio dos o tres veces a la semana por mi cuenta, fuera de los entrenamientos del club. Sigo intentando mejorar ese aspecto para alargar mi carrera. Yo estoy súper consciente. Hoy en día me siento bien. Siempre estamos con la nutricionista y el preparador físico del club.
¿Cómo se ves de aquí a cinco años?
Por lo inmediato tengo contrato hasta diciembre de 2019. Cuando tenía 20 años dije que me quería retirar a los 30. Cuando llegué a los 30, quise a los 35 y ahora, que estoy a punto de cumplir los 37, me gustaría seguir hasta los 40. Pero vamos a ver cómo se da todo. Hoy me siento bien físicamente, no tengo lesiones, todavía me encanta levantarme e ir a entrenar, disfruto mucho de esto. Cuando termine mi contrato, veré cómo estoy, qué es lo que quiere el club, si estoy con ganas de seguir jugando, y si no, buscar otro horizonte.
¿Le gustaría volver a Colo Colo para el retiro?
No, estoy muy agradecido de Colo Colo, me entregó muchas herramientas, fue la base de mi carrera. Me fui y luego volví, ya pasé por ahí. Me encantaría seguir en Everton, es un club que me ha recibido muy bien, pese a las críticas de los hinchas. Es una buena plaza, pero ya iremos viendo.
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