Eduardo Morante, el fichaje más caro de Sampaoli en la U, lo acusa de hacerlo jugar lesionado: “Tenía la presión de la gente y la de Jorge”

Eduardo Morante llegó a Universidad de Chile en 2012 como gran figura. Había cumplido una gran campaña en el Emelec y esa referencia llevó a los azules a realizar una fuerte inversión por ficharlo. Los laicos pusieron US$ 2 millones sobre la mesa para quedarse con su ficha, la cifra más alta en el período del casildense, pero nunca lograron rentabilizar la inversión. El defensor jugó poco y nada: en el Apertura de ese año alcanzó a disputar un solo partido. En la segunda mitad del año, sumó tres más. En noviembre, ya estaba de vuelta en Ecuador: Liga Deportiva Universitaria lo recibió en préstamo.

Deportivo Cuenca, El Nacional y Mushuc Runa anteceden a Fuerza Amarilla, el club al que defiende en la actualidad, en el derrotero en que se transformó su carrera, al menos en cuanto a las expectativas que se tenían sobre él. Morante, hoy de 35 años, y, por ende, en la recta final de su trayectoria no se olvida de su fracaso en los azules y, principalmente, de un nombre: Jorge Sampaoli.

“El problema que tuve con la lesión de la U fue en un momento donde me dejé meter presión. Tenía la presión de Jorge (Sampaoli) y la gente. Entonces me desgarro; un desagarrito chiquito. Me dijeron ‘en 21 días estás listo’. En 17 días me meten a entrenar y me rompo más”, reconoció en una entrevista en el programa Leyendas.

Cuando recuperó su condición física, ya no tenía espacio en los estudiantiles. “Cuando me recuperé era como volver a empezar a jugar, y ya Jorge (Sampaoli) tenía su equipo encaminado”, sintetiza.

En su momento, el defensor reconoció haber mantenido un cruce de palabras con el entrenador.

Morante realizó, también, una fuerte autocrítica, aunque ya no específicamente vinculada a su paso por los estudiantiles. En ella incluyó un análisis del comportamiento que ha tenido como futbolista, una variable que, a su juicio, conspiró en contra de un mejor desarrollo de su carrera.

“No me cuidaba mucho, lo juro. Me gustaba mucho la noche, el alcohol, las mujeres, y eso me apartó mucho del fútbol”, reconoce.

En el intento por recuperar parte del tiempo perdido, Morante volvió a encontrarse con el aspecto físico como principal obstáculo. “Traté de sentar cabeza cuando fui a Mushuc Runa. Ahí las piernas no me respondían”, sentenció.