Egan Bernal, primer sudamericano en ganar el Tour: "Me siento orgulloso de dar esperanza"
Tiene solo 22 años y ya es un héroe en Colombia y un referente del ciclismo mundial. El corredor que ha protagonizado toda una revolución sobre la bicicleta.
Sin la camiseta amarilla que le acredita como el ganador del Tour de Francia, Egan Bernal luce como una persona normal. Con su físico ectomorfo (1,75 m y 60 kg) y su rostro juvenil, propio de sus 22 años de edad, no llama la atención. Y en medio de sus paisanos de Zipaquirá actúa como uno más; sin embargo, se trata de un deportista único, el último gran conquistador del continente, un derriba barreras, el primer sudamericano en conquistar la ronda gala en 117 años de historia. El más joven en hacerlo. Al habla con uno de los ciclistas más reconocidos del planeta, llamado a liderar los recorridos montañosos en los próximos años.
Tras ser recibido como un héroe en su pueblo, ¿ya es consciente de lo que significó ganar el Tour?
Me siento muy orgulloso de traer esta camiseta a Colombia y, en especial, a Zipaquirá, pero creo que aún no he asimilado que gané. Quería reunirme con las personas de mi pueblo, que me sintieran cercano, mostrarles que sigo siendo el mismo Egan de siempre y que no por haber ganado el Tour iba a estar en otro nivel. Apenas estoy entendiendo al llegar a Colombia lo que significó para la gente. Estando en casa, tranquilo, he empezado a darme cuenta de que el triunfo les ha dado esperanza a tantas personas, a tantos niños, y me siento orgulloso de darles esperanza. Mi sueño era ganar el Tour de Francia y ya lo hice.
¿En qué momento se sintió campeón?
Empecé a creerlo cuando cogí la camiseta amarilla. Sí estaba el sueño, pero era algo muy lejano. Antes de la etapa que se suspendió (Col de l'Iseran), había seis corredores en un minuto de diferencia, pero cuando me dijeron que había alcanzado la punta me dije que iban a tener que matarme para quitármela. No creí que había ganado el Tour hasta pasé la meta en París.
Y entonces, ¿qué sintió?
Fue súper emocionante llegar a París. El paseo de la victoria, recorrer esas calles, es una experiencia increíble. No sabía si quería que se acabara rápido la etapa para ser campeón o que durara todo el día para seguir disfrutando de esos paisajes tan bonitos.
Usted llegó al Tour como segundo de Geraint Thomas y acabó mandando, ¿cómo se produjo ese viraje?
Sí, me llevaron como gregario de Thomas y la gente me decía que podía ganar el Tour. Yo tenía claro cuál era mi trabajo dentro del equipo. Lo más importante era que ganara Team Ineos. Después de haber cogido el liderato, ya solo quedaba la etapa 20, entonces Geraint me dijo: "Usted, tranquilo, mañana yo trabajo para usted y ganará el Tour de Francia". Para mí fue un honor que un campeón del Tour ayudara a un pelado colombiano de 22 años a ganar.
¿Cómo vislumbra el futuro dentro del equipo con tres líderes? Froome, Thomas y usted.
Seguiré preparándome con la misma ilusión y entrega y ya veremos qué pasa. Si llegara a ser el líder, sería un honor tener a Froome y Thomas ayudándome, así como también sería un honor ayudarles a ellos a ganar el Tour. No pienso en el futuro, solo quiero disfrutar el aquí y el ahora. Ya llegará el tiempo de pensar en el futuro. El liderato es algo que se decidirá cuando llegue el momento, la carretera pone a cada uno en su sitio.
¿Conversó con Froome durante el recorrido?
Sí, hablé bastante. Lo respeto muchísimo. Me dio muchos consejos, sobre todo en las etapas en las que no me sentía bien o perdía tiempo. Me decía que era una carrera de tres semanas, en las que se tienen días malos y días buenos. Me aconsejaba que me enfocara en llegar a la última semana estando bien de fuerza, cuidar la alimentación y la hidratación, además del descanso. Por ejemplo, que dormir una hora más cada día durante las tres semanas que dura el Tour implica casi un día más de descanso al final de la carrera.
¿Se ve como el nuevo líder del ciclismo mundial?
Yo no estoy seguro si podré ganar otro Tour. De lo que sí estoy seguro es que quiero seguir disfrutando de montar en bicicleta, porque es lo que me gusta. Para mí no es un trabajo salir a hacer seis o siete horas. Quiero seguir disfrutando y dando ejemplo; los triunfos no son tan relevantes para mí. Si puedo marcar una era, sería genial, pero me importan más las cosas básicas de la vida: la familia, los amigos, levantarme por la mañana y disfrutar una arepa y un café. Trato de seguir siendo el mismo niño que jugaba a montar en bicicleta con los amigos.
¿Cuán importante es la familia para usted?
Creo que todo empieza desde la familia. Los padres deben apoyar a los hijos y darles buen ejemplo. Yo tuve suerte porque siempre tuve un gran ejemplo en mis papás y creo que todo nace desde ahí, desde la educación que hay en la familia. Los niños sueñan. Es bonito cuando los pequeños me dicen: "yo quiero ganar un Tour de Francia, yo quiero ser como usted". Y yo les digo: "no, tienen que ser mejores que yo". Obviamente, después tiene que haber apoyo, pero lo más importante es que los niños crean, que sean felices y que hagan lo que más les guste.
¿Dónde surgió su amor por la bicicleta?
Cuando mi papá era joven fue ciclista. No fue tan bueno, pero me regaló los genes. Me acuerdo que los fines de semana me sacaba a montar en bicicleta, me inculcaba tenerla limpia y lista para salir a correr. Veíamos juntos las etapas del Tour, del Giro y de la Vuelta, y entonces era un sueño tan solo participar en una de estas pruebas. Gracias a él estoy acá. También, mi mamá me cuenta que ella no veía la hora de que yo creciera para salir a rodar conmigo. La bicicleta siempre ha estado presente en la familia. Se convirtió en una excusa para compartir todos juntos.
Le comparan con Miguel Indurain, ¿se ve capaz de ganar cinco Tour?
Ya ganar un Tour ha sido bastante difícil, no me imagino lo que sería ganar cinco. Quiero tener los pies en la tierra y seguir trabajando como lo he venido haciendo. Si algún día llego a ganar el segundo, entonces iré por el tercero, y luego el cuarto, y luego el quinto. Esto es como una droga, uno gana y siempre quiere más.
El propio Indurain y Contador le han elogiado por su reciente conquista.
Para mí es un gran honor. Son ciclistas que hace unos años veía por televisión y soñaba ser como ellos. Y hoy, poco a poco, me he convertido en uno de ellos; sin embargo, reitero que no me he dado cuenta dónde he llegado. Me enorgullecen los elogios, pero yo quiero marcar mi propio camino. Quiero ser Egan y ya, seguir disfrutando de la bicicleta.
¿Cómo hace para no perder la cabeza con 22 años y estar ya en la cúspide del ciclismo mundial?
Solo quiero vivir este momento. Antes de venir a Colombia, hablaba con mi entrenador (Xabier Artexte) y ya estaba pensando en el plan del año próximo: si hacer Giro y Tour o Tour y Vuelta, y él me dijo que estuviese tranquilo, que viniera y disfrutara con mi gente y luego pensara en el futuro. No sé qué va a pasar después de haber ganado el Tour. Espero seguir compitiendo y disfrutar como lo he venido hasta el momento. No quiero que un Tour cambie lo que soy, un corredor que va a cada prueba y entrega el 110% aunque sepa que tal vez no pueda ganar.
¿Cómo encaja las críticas?
No es fácil porque como ciclista uno se prepara de la mejor forma posible y es el más interesado en ganar, pero a veces no se puede alcanzar la plena forma. A veces hay comentarios que duelen, por ejemplo, de por qué no atacó en una etapa. Y yo respondo: "No ataqué porque ya iba a tope". Yo me quedo con que siempre hay más mensajes bonitos que destructivos, y siempre trato de tener cerca a mi familia, que jamás me va a criticar porque saben el esfuerzo que hago en cada carrera.
¿Cómo se recuperó tras la lesión que le apartó del Giro de Italia de este año?
Me había preparado muy bien para el Giro, pero justo una semana antes, entrenando en Europa, me caí y me fracturé la clavícula. En ese momento sentí mucha tristeza porque había sacrificado todo por llegar en la mejor forma, pero en un segundo todo se perdió en una rotonda donde me caí. Mi familia siempre me dice que Dios sabe cómo hace sus cosas, las cosas pasan por algo. Si hubiese ido al Giro no sé si lo hubiese ganado, pero seguramente si hubiese ido al Giro no habría ganado el Tour.
¿Vio peligrar la temporada en ese momento?
En ese momento veníamos bajando hacia el hospital en Andorra, sentía un dolor terrible, y vi a mi entrenador casi llorando. Le pregunté cuánto tiempo teníamos hasta el Tour, y él me respondió que no me preocupara por eso. Y yo le insistí que calculara cuántos días exactos quedaban para el Tour. Entonces, pese al dolor insoportable, yo solo pensaba cuándo iba a poder volver a estar encima de la bicicleta.
Es una lección que trasciende el deporte.
Sí, yo lo aplico en el deporte, pero cada persona debería aplicarlo en la vida cotidiana: a veces las cosas no salen como queremos, tenemos dificultades, pero hay que sacar el lado positivo a cada cosa. Y si nos caemos, levantarnos con más ganas, con más rabia. Me caí, no pude ir al Giro, entonces fui con más ganas al Tour.
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