Era 2003 y en el Mundial de Gimnasia de Anaheim un joven gimnasta chileno llamado Tomás González causaba sensación. De 17 años, el santiaguino intentaba, con éxito, un ejercicio que agregaba medio giro a las tres vueltas que los especialistas de suelo de la época ya hacían.

Orgulloso, González pensó que tal vez esa ocurrencia algún día llevaría su nombre, como pasa con frecuencia en su deporte. Pero no pasó. A principios de siglo era norma que agregar medio giro a un ejercicio no ameritaba tal honor.

Entonces, simplemente, dejó de hacerlo, hasta mucho tiempo después. "En principio fue un poco triste, porque no le dieron mi nombre. Lo dejé de usar. Antes lo usé en un campeonato juvenil el año 2000, pero ahí no lo completé, y en Anaheim, pero después opté por otras combinaciones", reconoce ahora el deportista.

Pero las normas cambiaron hace un par de años. González, también presidente de la Federación Chilena, lo supo e iniciaron los trámites con el Comité Técnico de la Federación Internacional para el reconocimiento. Tras 15 años, la Federación Internacional de Gimnasia (FIG) le dio los créditos.

De ahora en adelante, quien lo ejecute inscribirá su rutina con el apellido del chileno si es que planifica hacer ese movimiento.

Y sin técnico

Pero la historia del salto mortal atrás extendido con tres giros y medio tenía otro trasfondo. En esa época González ni técnico tenía, estuvo cinco años entrenando solo. ¿Se le ocurrió solo y lo entrenó solo? "Sí", contesta el gimnasta.

En Anaheim lo guiaba un DT encargado, pero él estaba solo, el ejercicio se le ocurrió y lo desarrolló solo, como recuerda ahora. "Esto es fruto de muchísimo trabajo, de esfuerzo. Yo ni cumplía los 18 años, no tenía entrenador. Hoy en día existen mejores condiciones para desarrollarse en el alto rendimiento. Obviamente, nos falta seguir mejorando, pero hoy en día contamos con mejor infraestructura, mejores técnicos y mejores oportunidades para poder dedicarnos", agrega González.

La dificultad del ejercicio es E, en una escala ascendente de A a G, por lo que da medio punto como valor agregado a la rutina.

Sobre el honor conferido por la FIG, el nacional agrega: "Que se haya registrado mi apellido dentro del código de puntuación me enorgullece muchísimo y espero que a todos los chilenos también, porque ya va a quedar para siempre. Estoy contento de que se empiece a llamar el González".

El especialista hizo ayer una demostración ante la prensa del ejercicio, aunque no completó los tres giros y medio, pues se requiere una fuerte preparación.

"Hoy en día se realiza bastante, se comenzó a utilizar desde 2012 ó 2013 más o menos. Yo lo estoy retomando, pero también es un ejercicio que es muy difícil de ejecutar. Lo entreno poco, pero ahí está, a ver si en alguna competencia lo uso el próximo año, en combinación con otros ejercicios. También entreno el cuádruple giro, pero nunca lo competí", confiesa.

El gimnasta fue homenajeado por este reconocimiento ayer por la tarde por la ministra del Deporte, Pauline Kantor: "Es un orgullo para todos los chilenos y es una oportunidad para agradecerle todo lo que ha hecho por el deporte. A una corta edad se puso esta meta, que era difícil, y marcó un antes y un después a la gimnasia".

Desde ayer, un chileno le pone su nombre a un ejercicio. Desde ayer, González traspasó fronteras y entró a la historia del deporte mundial. Desde ayer, el finalista olímpico agregó otra página a su prontuario. Desde ayer, el mortal hacia atrás con tres giros y medio se conoce en todo el orbe como el "González". Y desde ayer el gimnasta y presidente de la federación va por su próxima meta: "Clasificar a los Juegos Olímpicos". Así de claro.